Las propuestas de la Unión Europea (UE) para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Financiación para el Desarrollo, que se realizará en México del 18 al 22 de marzo, son «insuficientes y tardías», según activistas europeos.
Una coalición de 40 organizaciones no gubernamentales (ONG) aprobó por consenso el lunes un documento de respuesta a las iniciativas en la materia dadas a conocer la semana pasada por la Comisión Europea, organismo ejecutivo de la UE.
El debate de la conferencia, que se prevé llevar a cabo en la nororiental ciudad mexicana de Monterrey, se centrará en la meta de que los países donantes destinen 0,7 por ciento de su producto interno bruto (PIB) a cooperación para el desarrollo, planteada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La Comisión Europea propuso que los Estados miembros de la UE cuya asistencia al desarrollo es en la actualidad menor que el promedio del bloque, 0,33 por ciento del PIB, lleguen en 2006 a ese porcentaje, lo cual llevaría el promedio a 0,39 por ciento del PIB, si las demás naciones mantienen su nivel actual.
Esa iniciativa se planteó como meta intermedia en el camino hacia el 0,7 por ciento del PIB propuesto por la ONU, y la UE enfatizó que el esfuerzo para aumentar la financiación para el desarrollo debe ser compartido por la comunidad internacional.
«Los desafíos son mundiales: extrema pobreza, degradación del ambiente, expansión de enfermedades contagiosas, crimen organizado internacional y terrorismo. Nuestra respuesta debe ser multilateral para ser eficaz», dijo el comisario de la UE responsable de Desarrollo, Poul Neilson.
«El esfuerzo debe ser concertado y compartido», enfatizó.
Marta Arias, de la filial española de la ONG de apoyo al desarrollo Oxfam, expresó sin embargo su preocupación por el papel de la UE en los preparativos de la conferencia de Monterrey.
La Comisión Europea realizó algunas propuestas «interesantes», entre ellas la de un cronograma para alcanzar metas de asistencia al desarrollo, pero el conjunto de sus iniciativas carece de ambición, afirmó.
«Ni siquiera sabemos si todos los Estados miembros estarán de acuerdo» con esas iniciativas, apuntó.
Oxfam teme en especial que España, que ocupa en la actualidad por seis meses la presidencia rotativa de la UE, no tenga voluntad política de aprobar las propuestas de la Comisión.
Además, «cualquier acuerdo alcanzado por la UE no será parte de los compromisos colectivos oficiales de Monterrey, lo cual es en sí mismo un fracaso», comentó Arias.
La coalición de ONG que criticó esas propuestas sostuvo que los gobernantes que participarán en la conferencia de Monterrey van camino de alcanzar un consenso «sin dinero, sin compromisos y sin ideas».
La UE debe «avanzar y establecer compromisos firmes, aunque sea mediante decisiones unilaterales», sostuvo la activista Jane Finnerup Johnson, de la filial danesa de la Asociación de las Naciones Unidas, una ONG dedicada a cuestiones relacionadas con la actividad de la ONU.
Las ONG de Dinamarca presionan al gobierno de ese país, que asumirá en julio la presidencia de la UE, para que promueva el logro de «resultados concretos», con participación de la sociedad civil, antes de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable que la ONU prevé realizar en septiembre en Johannesburgo.
Los activistas europeos por el desarrollo están muy decepcionados por la resistencia de la UE a la creación de la llamada Tasa Tobin, un impuesto a las transacciones internacionales de dinero con fines especulativos, cuya recaudación se destinaría a asistencia al desarrollo.
Ese impuesto fue propuesto por primera vez en 1978 por el economista estadounidense James Tobin, Premio Nobel de Economía.
La Comisión Europea planteó argumentos técnicos contra la Tasa Tobin, pero «no se trata de una decisión técnica, sino política», sostuvo el activista francés Bruno Jetin, de ATTAC, una coalición de ONG que trabaja por la implementación mundial de ese impuesto.
La Comisión arguyó que la aplicación de la Tasa Tobin reduciría el actual volumen del flujo internacional de dinero, y por lo tanto la disponibilidad de dinero en los mercados, lo cual aumentaría la volatilidad de las tasas de interés en vez de estabilizarlas como pretenden los promotores de la iniciativa.
Jetin comentó que esa reducción de las transacciones «es el objetivo» de aplicar el impuesto.
«No es constructivo empantanarnos en la discusión de la Tasa Tobin, cuando lo principal es discutir cómo aumentar la asistencia al desarrollo», sostuvo Neilson en una conferencia de prensa realizada el 13 de este mes.
El francés Harlem Dúsir, integrante del Parlamento Europeo, alegó en cambio que es preciso implementar la Tasa Tobin para afrontar la emergencia mundial de la pobreza.
«La comunidad internacional tiene la pesada responsabilidad de asegurar que los países pobres puedan satisfacer necesidades básicas humanas, como las de salud y agua potable, y esa responsabilidad corresponde en especial a las naciones industrializadas», enfatizó.
«Es necesario contar con un nuevo instrumento para alcanzar la meta del 0,7 por ciento» del PIB destinado a asistencia al desarrollo, y los fondos recaudados mediante la aplicación de la Tasa Tobin no deben reemplazar el actual aporte de los gobiernos en la materia, opinó.
La recaudación internacional de ese impuesto puede ser de 50.000 a 200.000 millones de dólares, calculó.
Las metas fijadas por la comunidad internacional «no son una utopía, y es posible alcanzarlas con voluntad política. La UE no debe ir a Monterrey con las manos vacías», añadió. (FIN/IPS/tra- eng/gh/raj/mp/dv/02