Las insurgentes FARC atacaron este lunes un batallón del central departamento colombiano de Huila, donde murieron al menos 10 militares y otros 20 resultadon heridos, informaron fuentes del ejército.
La guarnición constrinsurgente de la localidad de Pitalito, segunda ciudad más importante de Huila, fue blanco de una bomba fabricada con cilindros de gas, lanzada desde una zona cercana por las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).
El alcalde de Pitalito, Germán Calderón, dijo a la radio Caracol que los militares fueron atacados en la madrugada de este lunes.
Este nuevo ataque forma parte de una escalada de violencia de las FARC, que intensificó su lucha contra puestos de policía y batallones militares para mostrar una posición de fuerza en la mesa de negociaciones con el gobierno, luego de que se lograra reactivarlas el 22 de enero, según algunos analistas.
El gobierno de Andrés Pastrana y los altos mandos militares se reunieron luego de conocerse el ataque para estudiar nuevas medidas con el fin de hacer frente a la escalada guerrillera, entre las que se cuentan severas restricciones para la venta de explosivos.
El ejército colombiano es el único autorizado para fabricar y comercializar los químicos necesarios para la producción de explosivos, con fines de uso en la minería y otras actividades industriales, pero muchas veces llegan por vía del contrabando hasta la guerrilla.
El ataque de este lunes es el segundo de gran intensidad que sufre el ejército, tras la emboscada concretada por la guerrilla a una patrulla militar en el departamento de Meta, ubicado al sur de Bogotá, que dejó un saldo de 20 soldados muertos.
La acción de las FARC coincidió con la publicación de partes de un informe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), de Estados Unidos, al Congreso de ese país, que ubica a esta guerrilla colombiana como posible blanco de su guerra antiterrorista, junto con otros grupos de Líbano y Turquía.
El diario estadounidese Washington Post publicó el domingo una nota, reproducida este lunes por el colombiano El Tiempo, en la cual se señala que Estados Unidos por primera vez desde que comenzó la guerra antiterrorista habla de posibles acciones contra grupos que no tienen nexo con Al Qaeda, organización liderada por el saudita Osama bin Laden.
También indicó Washington Post que el director de la CIA, George Tenet, señaló ante el Comité de Inteligencia del Senado que «las FARC plantean una seria amenaza contra los intereses de Estados Unidos en América Latina, porque nos asocian con el gobierno contra el cual combaten»
Algunos analistas colombianos indicaron que la afirmación es preocupante.
Si bien las FARC, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y los paramilitares de derecha han sido ubicados por Washington entre las 30 organizaciones más peligrosas para la seguridad mundial, hasta ahora no habían sido señaladas directamente como posible blanco antiterrorista.
Así mismo, el canal privado de televisión colombiano RCN dijo este lunes en Washington que las FARC causan «preocupación en el gobierno de Bush (George W.), pues dicen poseer información de inteligencia» sobre las verdaderas intenciones de las FARC en el proceso de negociación.
La corresponsal de RCN en Washington se refirió, además, a otra nota del diario Washington Time de este lunes, en la que se afirma que, mientras las FARC «queman tiempo en un improductivo diálogo de paz, planea ataques y amplía su lucrativo negocio de (comercio) con cocaína».
Según esta nota del diario estadounidense, el gobierno de Bush quiere nuevas reglas y más flexibilidad para combatir la droga y el terrorismo en Colombia, pero tendrá que dar una dura batalla en el Congreso para conseguir que la ayuda antinarcóticos pedida se extienda a batallones que combaten a los grupos guerrilleros.
Bush incluyó en su presupuesto para este año, que debe ser aprobado por el Congreso, una ayuda de 400 millones de dólares para Colombia.
Pastrana ha recibido de Washington casi 1.700 millones de dólares en los últimos cuatro años en ayuda para la lucha antinarcóticos, que se lleva a cabo en zonas con alta presencia guerrillera.
Estos aportes han sido criticados por organizaciones no gubernamentales, que los consideran un incentivo para la guerra. (FIN/IPS/yf/dm/ip/02
