India volvió a rechazar este lunes el diálogo con Pakistán para frenar la escalada militar en la frontera y lanzó una ofensiva diplomática para aislar a Islamabad, basada en acusaciones de apoyo a los insurgentes musulmanes en la disputada región de Cachemira.
«¿Qué sentido tendría dialogar (con Pakistán) mientras no cambie su actitud ante el terrorismo?», dijo el ministro de Relaciones Exteriores indio, Jaswant Singh, tras una reunión de la Comisión de Seguridad del Gabinete (CCS, por sus siglas en inglés), presidida por el primer ministro Atal Bihari Vajpayee.
Singh acusó a Islamabad de aplicar «doble criterio» en la materia, y enfatizó que «no se puede tener una actitud ante Occidente y otra ante el resto del mundo».
Nueva Delhi afirma que el ingreso de Islamabad a la coalición antiterrorista impulsada por Estados Unidos no se acompañó del cese de su apoyo a insurgentes separatistas en Cachemira, un territorio dividido entre India y Pakistán y que hace más de medio siglo es causa de enfrentamiento entre los dos países.
La reunión de este lunes de la CCS fue la primera tras el regreso de Vajpayee y Singh de la XI cumbre de la Asociación de Asia Meridional para la Cooperación Regional (SAARC, por sus siglas en inglés), realizada el fin de semana en Katmandú, en la cual participó el gobernante militar pakistaní, Pervez Musharraf.
Se esperaba que la cumbre contribuyera a frenar la escalada del conflicto entre ambos países, pero en cambio pareció exacerbar las tensiones.
Un diario indio, por ejemplo, calificó de «SAARCasmo» que Musharraf haya tenido la iniciativa de estrechar la mano de Vajpayee durante la reunión.
Vajpayee asignó poca importancia a ese gesto, y dijo que su recompensa por haber invitado a Musharraf a una cumbre realizada en julio en la septentrional ciudad india de Agra fueron los ataques terroristas realizados en octubre en el parlamento de Srinagar, capital de la parte india de Cachemira, y en diciembre contra el parlamento nacional del país.
Tras la cumbre, el primer ministro británico, Tony Blair, viajó a la región para iniciar una mediación, con visitas a Nueva Delhi el domingo y a Islamabad este lunes, en las cuales pidió a ambos países que comenzaran un diálogo.
Blair y Vajpayee firmaron el domingo la Declaración de Nueva Delhi, en la cual condenaron a «todos quienes apoyan al terrorismo, lo financian, lo entrenan o lo respaldan de otras formas».
«Rechazamos los argumentos de quienes tratan de justificar el terrorismo, el cual debe ser condenado y erradicado en todas sus formas, dondequiera que exista», añadieron, y analistas indios interpretaron que la declaración fue una advertencia a Islamabad.
Los esfuerzos de Nueva Delhi para lograr el mayor apoyo internacional posible contra Pakistán incluyen la discusión de asuntos de seguridad y experiencias de combate al terrorismo con el ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Shimon Peres, quien comenzó este lunes una visita de tres días al país.
El primer ministro pakistaní está bajo presión interna de sectores que no desean verlo ceder ante India, pero anunció que en los próximos días adoptará «decisiones finales» en relación con organizaciones independentistas cachemiras.
Musharraf ordenó a los servicios de Inteligencia de Pakistán que cesaran su apoyo a grupos islámicos que combaten en Cachemira y tienen vínculos con la organización Al Qaeda (La Base), del saudita Osama bin Laden, según altos funcionarios pakistaníes citados la semana pasada por el diario estadounidense The New York Times.
El gobierno estadounidense considera a Bin Laden responsable de los ataques terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington.
El informe periodístico añadió que el primer ministro pakistaní había dispuesto que se mantuviera el apoyo a otras organizaciones insurgentes con base en Cachemira y sin tales vínculos.
Musharraf aseguró en Islamabad, tras la cumbre, que rechazaba «todas las formas» de terrorismo, y que en la actualidad lleva adelante medidas para «lograr cierto grado de normalidad, equilibrio y tolerancia en la sociedad», que incluyen «la revisión de todas las formas de militancia».
Funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores indio citaron el informe estadounidense como prueba de sus reiteradas acusaciones a Islamabad de apoyar actividades terroristas en Cachemira.
Pakistán ha rechazado esas acusaciones, y anunció que no entregará a ninguna de las 20 personas cuya extradición le pidió India, bajo acusaciones de terrorismo, como requisito para comenzar un diálogo. Islamabad indicó que puede juzgar a esas perosnas en territorio pakistaní.
India y Pakistán «deben comprender, en tiempos muy difíciles, que es necesario derrotar al terrorismo y resolver las diferencias mediante el diálogo y la cooperación», sostuvo Blair.
Hay indicios de que India se propone aumentar su presión diplomática sobre Pakitán mediante la anulación de un tratado que estableció el uso compartido de las aguas del río Indus, y de la condición comercial de país más favorecido que otorgó a ese país en forma unilateral.
Peres dijo a periodistas que «en la actualidad el mundo se divide entre quienes albergan al terror y quienes cobaten al terror».
«Israel e India tienen mucho en común, en particular en el terreno del antiterrorismo», dijo un integrante de la delegación de Peres.
Tanto el primer ministro británico como el canciller israelí respaldan el reclamo indio de ocupar un lugar en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas. En opinión de Peres, India debería ingresar así mismo a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), debido a su postura frente al terrorismo.
Peres se reunió con el derechista ministro del Interior, Lal Krishna Advani, quien partirá este martes a una visita de una semana a Estados Unidos, en busca de respaldo diplomático y político.
Tras el encuentro, Advani dijo a la prensa que su objetivo es lograr que «las dos mayores democracias del mundo» (su país y Estados Unidos) cooperen más estrechamente en el combate al terrorismo, del cual India es una gran víctima.
«Los dignatarios visitantes (Peres y Blair) me preguntaron si habrá guerra entre India y Pakistán y pidieron contención. Mi respuesta fue que ya estamos en una guerra, de diferente tipo, una guerra por poder», afirmó Advani.
«Luego del atentado del 13 de diciembre contra el parlamento, el primer ministro Vajpayee afirmó que es tiempo de librar una batalla decisiva contra el terrorismo. Debemos decidir si continuamos manejando la cuestión como hasta ahora o si damos pasos para ponerle fin», subrayó.
«Hemos adoptado medidas diplomáticas para presionar a Pakistán. Líderes mundiales nos han dicho que Pakistán está intentando terminar con el terrorismo. Si eso pasa, sería bueno. Pero, lamentablemente, no hay cambios en la actitud pakistaní», agregó Advani.
A la visita de Advani a Washington, le seguirá el 15 de este mes otra del ministro de Defensa, George Fernandes, al frente de una importante delegación militar.
Fernandes discutirá con el secretario (ministro) de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, la cuestión del terrorismo y una mayor cooperación militar. (FIN/IPS/tra-eng/rdr-js/js/mp-dc/ip/02