FRANCIA: Escándalo libanés involucra a Chirac

La campaña por la reelección del presidente de Francia, Jacques Chirac, está afectada por un nuevo escándalo, relacionado con la negociación por rehenes franceses en Beirut en los años 80.

Un alto funcionario francés participante en negociaciones por esos rehenes afirmó que el derechista partido Unión por la República de Chirac acordó con los captores, del grupo islámico chiíta Hizbolá (Partido de Dios), postergar la fecha de la liberación, con la intención de obtener beneficios electorales.

El actual presidente llegó a ser primer ministro en 1986, tras cinco años en los cuales la izquierda, liderada por el presidente socialista François Mitterrand (1981-1995), había ocupado las jefaturas de Estado y de gobierno. En 1988 Chirac compitió sin éxito por la presidencia con Mitterrand, quien fue reelegido.

Según testimonios, el partido de Chirac inició negociaciones con Hizbolá antes de ganar las elecciones legislativas de 1986, y las continuó en forma oficial tras asumir el gobierno el 20 de marzo de ese año, pero postergó la liberación de rehenes antes de 1998, para que influyera en las elecciones presidenciales.

Eric Rouleau, ex embajador de Francia en Túnez y designado en 1986 por Mitterrand como asistente en la negociación por los rehenes, sostuvo la semana pasada que Chirac influyó en forma directa en la decisión de la fecha de su liberación.

Rouleau discutió la cuestión de los rehenes con el régimen islámico iraní, considerado en aquel momento la verdadera dirección de Hizbolá.

«Cuando llegué a Irán para negociar, me reuní con Abou Iyad, un oficial del servicio de Inteligencia palestino», quien se rió de mí y me dijo: 'Querido amigo, llega demasiado tarde. Su propio gobierno derechista ya hizo ofertas muy tentadoras. Si pretende negociar ahora, perderá el tiempo'», afirmó el ex embajador.

«Podríamos haber logrado la liberación en 1986, pero el gobierno (de Chirac) obstruyó nuestras negociaciones», aseguró.

Algunos de los rehenes fueron liberados pocos días antes de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas de mayo de 1988. En todo caso, el plan no habría tenido éxito, porque Mitterrand triunfó en esos comicios, y poco después la izquierda recuperó la jefatura del gobierno en elecciones legislativas.

Las acusaciones de Rouleau han sido ratificadas en otros testimonios.

«Hasta hoy no sabemos qué ofreció el gobierno de Chirac a los secuestradores, a cambio de que liberaran a los rehenes tres días antes de las elecciones presidenciales», comentó Pierre Joxe, ministro del Interior del gobierno socialista formado en 1988.

El ex presidente iraní Hachemi Rafsanjani (1989-1997) declaró en 1987, cuando ya ocupaba importantes responsabilidades en su país, que el gobierno de Chirac había prometido en secreto normalizar las relaciones diplomáticas de París con Teherán, si los rehenes eran liberados en un momento que le conviniera.

Por otra parte, uno de los servicios de Inteligencia de Francia, la Dirección de Vigilancia del Territorio (DST, por sus siglas en francés), afirmó en un informe a la fiscalía de París que el gobierno de Chirac pagó en 1998 un rescate por los rehenes, aunque hasta hoy los responsables niegan haberlo hecho.

El DST adoptó el inusual procedimiento de enviar una carta sin firma a las oficinas del fiscal parisino para realizar esa afirmación y acusar a Marie-Danielle Faure y Jean-Charles Marchiani, asesores en aquel momento del Ministerio del Interior, de haberse quedado con gran parte del dinero del rescate.

Faure y Marchiani fueron durante muchos años asistentes del ministro del Interior, Charles Pasqua, y ambos niegan haber cometido ese delito.

La carta del DST fue fechada el 19 de enero de 2001 pero su existencia se reveló la semana pasada. En ella se aportan pruebas sobre transferencias mensuales de dinero a las cuentas bancarias de Faure y Marchiani a fines de los años 80, desde otras en Suiza a nombre del hombre de negocios franco-libanés Iskandar Safa.

Safa intervino en las negociaciones entre Francia, Irán y Hizbolá por la liberación de los rehenes, y Marchiani fue designado en 1986 por Chirac como jefe de los negociadores franceses en ese asunto.

El DST calculó que las transferencias recibidas por Fauré y Marchiani, de unos 90.000 dólares mensuales, sumaron varios millones de dólares.

Safa y Marchiani arguyen que todas las transferencias de dinero entre París y Teherán en aquellos años se realizaron para pagar una deuda de Francia con Irán.

En 1974, el régimen iraní de Reza Pahlevi adelantó a París unos 1.000 millones de dólares por la proyectada construcción de una planta nuclear para enriquecer uranio, con la probable intención de producir bombas atómicas.

Tras la revolución islámica iraní que derrocó a Pahlevi en 1979, Teherán no quiso continuar ese proyecto, pero Francia se negó a devolver el dinero con sus intereses.

La cuestión no terminó de resolverse hasta 1991, cuando París aceptó pagar unos 1.800 millones de dólares a Irán.

Analistas políticos opinaron que el escándalo libanés afectará la imagen de Chirac, quien ocupa la presidencia desde 1995 y buscará la reelección en abril, y que ha sido acusado en otros casos de usar el poder estatal para sus propósitos personales.

«El caso de los rehenes vuelve a enfrentar a Chirac con sus propias mentiras, y reactiva anteriores acusaciones de corrupción», escribió Gilles Bresson en el diario Libération.

Fiscales de París acusaron al actual presidente de ser responsable directo de la apropiación indebida de cientos de millones de dólares, destinados a la construcción de viviendas para personas con escasos recursos y desviados a su partido.

Los procedimientos judiciales fueron suspendidos por la Corte de Casación, que invocó la inmunidad de Chirac como jefe de Estado, y se reanudarán apenas deje de ocupar la presidencia, lo cual podría ocurrir en abril.

Eric Halphen, principal fiscal parisino en asuntos de corrupción durante los últimos siete años, y uno de los responsables de la investigación que involucró a Chirac, renunció el lunes para expresar su protesta contra ese fallo.

«Los pequeños ladrones reciben severas sanciones, pero los grandes, que roban millones del tesoro público mientras proclaman servir a la sociedad, permanecen impunes», afirmó.

Sólo 11 por ciento de los consultados en una encuesta del semanario Paris Match publicada el jueves opinaron que Chirac es «honesto», y 25 por ciento lo consideraron «un hipócrita y demagogo, que cambia con frecuencia de opinión».

Esos fueron los peores resultados para Chirac en una encuesta de opinión sobre su imagen desde que fue elegido presidente.

La gran mayoría de los consultados en la misma encuesta expresó su intención de votar en abril al actual primer ministro socialista, Lionel Jospin.

El sondeo de opinión, primero en más de un año que indica desventaja para el actual presidente en la campaña electoral, tiene especial importancia porque Paris Match es considerada entusiasta partidaria de Unión por la República en general y de Chirac en particular. (FIN/IPS/tra-eng/jg/sm/mp/ip/02

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