(Arte y Cultura) INDIA-PAKISTAN: La primera baja son las telenovelas

El gobierno de Pakistán, ante la creciente tensión política con India, bloqueó la señal de canales satelitales indios «por emitir material nocivo para la seguridad del país».

Naubahar Asim, una ama de casa pakistaní, ahora no tiene otra opción que recurrir a su reproductor de vídeo para poder ver las películas indias.

La casa de Naubahar es una de las miles que recibían una docena de canales indios a través de los operadores de cable locales, lo que demuestra que el interés de los pakistaníes por el cine indio supera la rivalidad política entre los dos países.

Pero después de la prohibición de las emisiones procedentes de India, el 29 de diciembre, los televidentes se quedaron sólo con algunos canales locales controlados por el gobierno.

También hay algunos canales de noticias, deportes y cine en inglés, pero no tienen mucha audencia debido a que la mayoría de la población no entiende ese idioma. El lenguaje de la televisión india es el hindi, muy similar al urdu pakistaní.

Muchas personas afirman que la televisión se volvió aburrida desde la prohibición gubernamental. «Mis noches son más sombrías ahora, por lo que me dedico a navegar más en Internet», dijo Suleman Siddiqi, un afgano que reside en Islamabad desde 1988.

Siddiqi es admirador de la actriz india Sushmita Sen, y se queja de que ahora no puede verla.

Fehmida Majeed, de 50 años, se lamenta de que la tensión entre ambos países la priva de las telenovales indias, como «Kahani Ghar Ghar Ki» (La historia de cada familia) y «Saas Bhi Kabhi Bahu Thee» (La suegra también fue una vez nuera), que se transmitían todas las noches de lunes a jueves.

El presidente de la Autoridad de Telecomunicaciones de Pakistán, Maj Gen Shahzada Alam Malik, responsable de regular la televisión por cable, explicó que la prohibición fue dictada en respuesta a una decisión india de bloquear programas de televisión pakistaníes.

India acabó con muchos contactos con Pakistán en las semanas siguientes al atentado terrorista del 13 de diciembre contra el parlamento.

El gobierno indio responsabilizó del ataque al parlamento a milicianos musulmanes con bases en Pakistán que luchan por la autodeterminación del sector de Cachemira incorporado a India, y exige que el gobierno militar pakistaní les retire todo apoyo y los neutralice.

Las autoridades indias cerraron el paso a ómnibus, trenes y aviones de Pakistán, y redujeron a la mitad el personal diplomático en Islamabad.

Pakistán respondió con medidas similares, incluyendo el bloqueo de señales de televisión. Mientras, los dos países aceleraban los preparativos de guerra en la frontera.

India ya había restringido en otras ocasiones el ingreso de emisiones de televisión de Pakistán. Pero el gobierno pakistaní no estaba entonces en condiciones de responder con igual decisión, ya que no existían redes de cable y los televidentes captaban las señales con antenas de fabricación casera.

Islamabad dio licencias a los operadores de cable en junio de 2000, a condición de que respetaran «la soberanía y la integridad nacional» y promovieran «los valores sociales, culturales y políticos del pueblo de Pakistán».

En India hay unos 826 operadores de televisión por cable registrados, con dos millones de abonados, según datos oficiales. La realidad presenta números mucho más altos, pues varios operadores trabajan fuera del control gubernamental.

India y Pakistán acordaron en varias ocasiones, como en junio de 1997, trabajar de común acuerdo para evitar el cruce de propaganda hostil y provocadora.

En julio de 1989, ambos países acordaron intercambiar programas de televisión y de radio, y se comprometieron a facilitar el intercambio de periódicos y permitir festivales de cine conjuntos.

Pero todavía los acuerdos no han sido aplicados y el intercambio de publicaciones está en manos de contrabandistas. Una revista de noticias india que se vende a 20 centavos de dólar en Nueva Delhi cuesta cuatro dólares en Islamabad.

El director de la no gubernamental Comisión de Derechos del Consumidor de Pakistán, Salman Hummayun, lamentó que ambos gobiernos recurran a medidas extremas sin definir qué es propaganda política y si ésta aumenta en situaciones explosivas como la actual.

El intercambio de información no mejorará a menos que los dos países utilicen técnicas modernas de análisis de propaganda y examinen mensajes y contenidos. En este tipo de estudios, agregó Hummayun, la propaganda puede ser cuantificada.

La prohibición no alcanza a todos los televidentes, comentó Zafarullah Khan, un investigador pakistaní de medios de comunicación, aunque es seguro que alcanza a las grandes mayorías.

En efecto, «las elites pueden recibir las señalaes de todos los canales, mediante decodificadores, y cada vez compran más», advirtió Khan. (FIN/IPS/tra-en/ni/js/rp-ff/cr ip/02

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