(Arte y Cultura) CINE-VENEZUELA: La mirada política de Chalbaud

Las películas de Román Chalbaud han palpitado por más de cuatro décadas junto a la historia de Venezuela y esa estrecha relación entre arte y realidad es recogida ahora en un libro, que destaca lo mejor del realizador más fecundo del país.

El publicista y crítico Alfonso Molina escribió «Cine, democracia y melodrama. El cine de Román Chalbaud», tras una pormenorizada investigación documental y varias entrevistas con Chalbaud, de 70 años y cuyo primer estreno, «Caín adolescente», data de 1959.

Esa película llegó a las pantallas apenas un año después de la caída de la última dictadura militar venezolana, de Marcos Pérez Jiménez (1952-1958), mientras que su último filme, «Pandemónium», se estrenó en 1997, un año antes del triunfo electoral de Hugo Chávez, que sacudió el sistema político local.

«De muchas maneras, Chalbaud ha sido testigo de excepción de los cambios que se han operado en la sociedad venezolana», comentó Molina.

El escritor apuntó que, si alguien desea entender la cultura socio-política de este país, tiene que ver los 17 largometrajes del realizador.

Sin embargo, Molina admite que la prolífica obra de Chalbaud no ha gozado de gran popularidad.

«La gente aún no es capaz de reconocer que en su obra está la Venezuela del siglo XX. El es un hombre muy apreciado, pero su dimensión popular aún falta por establecerse», comentó.

Molina agregó que «a muchos países, incluyendo el nuestro, les cuesta mucho mirarse en el espejo, sobre todo cuando la realidad es dura».

«El cineasta mexicano Jaime Humberto Hermosillo me dijo una vez que a la clase media de su país le parece que su cine es feo porque habla de una realidad fea desde el punto de vista estético», contó.

Según el crítico Juan Antonio González, entre la historia venezolana de la segunda mitad del siglo XX y las películas de Chalbaud «existen múltiples puntos de coincidencia».

En esa relación, «a veces el país invita al otro a que hable de asuntos impostergables y de realidades que no se pueden ignorar, pero a veces el artista, visionario, se adelanta a los procesos y sus consecuencias», explicó.

El libro, con prólogo del también crítico Rodolfo Izaguirre, ex presidente de la Cinemateca Nacional, fue coeditado por el Ateneo de Caracas, Fundación la Previsora y el grupo editorial Planeta.

Molina se internó en archivos documentales de diverso tipo, volvió a ver las películas de Chalbaud y entrevistó en tres oportunidades al realizador, durante varias horas.

Algunos cronistas ven en el libro una especie de epílogo, pues Chalbaud no estrena películas desde hace cuatro años. Sin embargo, el propio director divulgó en esas entrevistas que trabaja calladamente en dos proyectos, posiblemente para ser presentados este año.

El estudio publicado por Molina recorre la cinematografía de Chalbaud. Los filmes «La quema de Judas», de 1974, y «Sagrado y obsceno», de 1976, muestran el fortalecimiento de la democracia venezolana, con una lectura de la lucha guerrillera de la década del 60.

En «El pez que fuma», de 1977, Chalbaud aborda la etapa de ostentación y de los «nuevos ricos» de la etapa de bonanza petrolera de la década del 70. Esta película es la más popular de las obras del realizador y ha sido una de las películas venezolanas más vista por el público.

En tanto, los filmes «Cangrejo I», de 1982, y «Cangrejo II», de 1986, tratan la corrupción policial.

Esas dos realizaciones, que a juicio de Molina forman parte de la narrativa policial venezolana, se basaron en el libro «Cuatro crímenes, cuatro poderes», del ex comisario Fermín Mármol León.

Molina apuntó que en el filme «La oveja negra», de 1987, Chalbaud asumió «la defensa del ofendido», con una mirada sobre grupos marginados de la sociedad.

Finalmente, «Pandemónium» tuvo carácter premonitorio sobre los cambios que afrontaría el país por el desgaste del sistema político, que dio paso hace tres años al gobierno de Chávez, una figura que saltó a la palestra pública por el intento de golpe de Estado de 1992.

Según Molina, el enfoque central de su libro es «ubicar a un creador dentro de su contexto, social, político, económico y cultural que, como en el caso de Chalbaud, esta vía es muy firme». (FIN/IPS/ac/dm/cr/02

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