El año que finaliza será recordado en Serbia como el momento en que la población olvidó al ex presidente Slobodan Milosevic, a quien juzga un tribunal internacional por los crímenes de su régimen en las guerras de secesión de la ex Yugoslavia.
«Todos los canales de televisión trasmitieron, en julio y en octubre, las dos primeras comparecencias de Milosevic ante el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, pero la última, el 11 de diciembre, sólo fue emitida por un canal», dijo a IPS el analista Vladimir Goati.
En esa última audiencia el Tribunal acusó al ex presidente de crímenes cometidos en la guerra de secesión de Bosnia-Herzegovina, entre 1992 y 95, pero aún restan los cargos por los conflictos de Croacia y de la meridional provincia serbia de Kosovo, en 1999.
Milosevic, presidente de Serbia desde 1989 y de Yugoslavia entre 1997 y octubre de 2000, enfrenta una acusación de genocidio, el crimen más grave por el cual puede condenar el Tribunal establecido en 1993 por el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
El 12 de febrero se conocerán los cargos en su contra por la represión contra la población de Kosovo. Se estima que 250.000 personas murieron durante las guerras de los años 90 en la antigua Yugoslavia.
El ex líder fue detenido el 1 de abril por las nuevas autoridades de la República de Yugoslavia (conformada por Serbia y Montenegro), y extraditado a una prisión de La Haya el 28 de junio.
En las primeras audiencias, Milosevic consideró los cargos como «un absurdo», se negó a nombrar una defensa legal y calificó de «falso» al tribunal, pues no fue designado por la Asamblea General de la ONU.
Pero muchos dudan que la población serbia se interese por el juicio cuando éste comience.
«Es natural que Milosevic haya dejado de ser el tema más importante. Cuando uno no está presente en la política, es olvidado. Para mucha gente ya pertenece al pasado», sostuvo Goati.
«Luego de un decenio de guerras y sanciones internacionales, la atención de la población se ha vuelto a su vida cotidiana. Los serbios abandonaron el encierro donde los puso Milosevic, y no tienen intención de volver a ser sus rehenes», estimó el analista Srbobran Brankovic.
Milosevic y su Partido Socialista de Serbia (SPS) no superan 14 por ciento de la intención de voto en las encuestas, sostuvo Brankovic.
«Las posibilidades de retorno al poder de Milosevic o del SPS son iguales a las de Tito», líder de la antigua Yugoslavia desde 1945 hasta su muerte en 1980, opinó Brankovic.
Serbia se encuentra en una etapa de transición, intentando restaurar sus vínculos con la comunidad internacional y con los países vecinos.
El producto interno bruto, que se contrajo en dos tercios durante el régimen de Milosevic, creció cuatro por ciento este año, y el salario medio mensual se elevó de 40 dólares en los años 90, a 110 en noviembre, cuando en la década del 80 llegó a 750 dólares, el más elevado de Europa oriental.
En 2001 se redujeron en 16 por ciento los precios de los alimentos, permitiendo que una parte importante de la población accediera a alimentación básica, tras años de privaciones.
«Cuando se piensa en él aparece el 'Milosevic nunca más'. La gente recuperó la sobriedad», opinó la maestra Mirjana Stojanovic, de Belgrado.
Al igual que muchos compatriotas, Stojanovic cree que el ex presidente nunca será perdonado por la gente común, pues su desafiante política en Kosovo provocó tres meses de bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
«No le importó poner en peligro a todos y permitir la destrucción de lo que construyeron las generaciones anteriores. Eso es imperdonable», sostuvo Stojanovic.
Sin embargo, los dirigentes del SPS tienen otra opinión. «El periodo de los 90 ejercerá su influencia en varias generaciones», dijo a IPS el dirigente socialista Zoran Nikolic.
«No hay razón para que esta nación olvide a sus líderes. Deberíamos ver lo bueno y lo malo y aprender las lecciones de esa etapa. Aún no es tiempo para eso», estimó.
Aunque el encarcelado dirigente todavía encabeza su partido, la coyuntura política obliga a cambios en el seno del SPS.
«Estamos aprendiendo a funcionar ahora que Milosevic se ha ido. El partido necesita modernización y reformas que le permitan actuar de manera apropiada», dijo Ivica Dacic, considerado el futuro sucesor político de Milosevic.
El SPS «no debería ser nunca más un partido comunista al viejo estilo, lo cual significaría que no aprendimos nada del 5 de octubre de 2000», día de la caída de Milosevic, agregó Dacic.
«Sólo las próximas elecciones o las posteriores permitirán conocer el verdadero rostro de Serbia y definir el legado de Milosevic», estimó el asesor del presidente Vojislav Kostunica, Aleksandar Tijanic.
Por ahora, «Milosevic está políticamente muerto. Desapareció dos veces de la vida política: en octubre de 2000 como político, y en junio de 2001 (cuando fue extraditado) como persona. Los serbios le dieron lo que merecía», concluyó Tijanic. (FIN/IPS/tra- eng/vpz/raj/dc/ip/01