México pierde cada año 1,1 millones de hectáreas de bosques, casi el doble de lo estimado por el gobierno y los expertos hasta ahora, según un estudio difundido esta semana.
Portavoces del gobierno de Vicente Fox advirtieron que la pérdida de zonas arboladas creció hasta niveles alarmantes, tras estudiar la situación a través de la comparación de fotografías satelitales tomadas en 1993 con otras de este año.
Las áreas boscosas, que en la actualidad cubren casi 55 millones de hectáreas, una cuarta parte del territorio mexicano, desaparecerán dentro de 58 años si el ritmo de destrucción continúa como hasta hoy, señaló el secretario (ministro) de Medio Ambiente, Víctor Lichtinger.
La mayoría de los expertos que estudiaban la situación, tomando como base el cruce de informaciones de distintas áreas, suponían que la pérdida de la cubierta vegetal era de unas 600.000 hectáreas anuales, cifra ya catalogada de crítica.
Las últimas investigaciones señalaron que el ritmo anual de destrucción de bosques equivale a casi ocho veces la superficie de la capital mexicana, al punto de que se había perdido casi ocho millones de hectáreas arboladas en los últimos siete años.
Los gobiernos antecesores de Fox, quien asumió el cargo en diciembre de 2000, tildaban a los grupos ambientalistas de exagerados cuando advertían que las 600.000 hectáreas de deforestación era una estimación demasiado conservadora.
Fox es el primer presidente de México que no pertenece al Partido Revolucionario Institucional en los últimos 71 años.
«Esto (nuevas cifras) nos agarró por sorpresa, no lo esperábamos. Es una situación alarmante, pues es el doble de grave de lo que suponíamos», dijo Lichtinger.
El nuevo estudio desnudó la gravedad de la destrucción de los bosques, pero además desautorizó decenas de estudios y programas oficiales que partieron de un cálculo errado.
El ritmo de la destrucción de la cubierta boscosa de México es de tal magnitud que en 10 años más podría desaparecer la selva Lacandona, en el meridional estado de Chiapas, señaló Lichtinger.
En Lacandona, que hace un siglo abarcaba 1,5 millones de hectáreas y hoy ocupa menos de la tercera parte, se encuentran la mayoría de los árboles tropicales del país, 33 por ciento de los reptiles, 80 por ciento de las especies de mariposas y 32 por ciento de las aves.
Para frenar la destrucción de los bosques, el gobierno busca reforzar sus estrategias forestales y, en especial, cambiar la política agrícola, ya que la transformación de zonas arboladas en lugares de cultivo y pastoreo de animales es la principal causa del fenómeno.
La deforestación también es provocada, aunque en segundo orden, por la tala indiscriminada, los incendios, las plagas y enfermedades.
Un estudio del no gubernamental Centro de Estudios del Sector Privado para el Desarrollo Sustentable indica que 82 por ciento de las áreas que se deforestan en México son para realizar cultivos y criar ganado.
La destrucción de bosques se aceleró a partir de la década del 30, cuando los gobiernos de esa época pusieron en marcha políticas agrarias agresivas.
Los problemas se multiplicaron con el paso de los años, pues las autoridades instauraron programas mediante los cuales entregaban dinero a los campesinos por la cantidad de tierra cultivada.
«Ese fue un incentivo tremendo para deforestar», dijo el secretario de Medio Ambiente.
El objetivo del gobierno de Fox es cambiar esas normas y buscar que los campesinos aprendan a manejar los bosques de forma sustentable, lo cual, según indicó, les daría más beneficios.
Además, Fox ofrece ejercer un control policial estricto contra la tala y quema ilegal de bosques.
Sin embargo, Los ambientalistas advirtieron que la tardanza en aplicarse las nuevas políticas de forma completa permitirá que la deforestación siga a ritmo acelerado, pese a que el gobierno elevó el asunto a categoría de «problema de seguridad nacional». (FIN/IPS/dc/dm/en/01