TAILANDIA: Agricultores defienden famosa variedad de arroz

Los cultivadores de arroz de la región nororiental de Tailandia tomaron las calles para proteger la suerte de su cultivo más valioso, la variedad jazmín de grano largo, del que dependen cinco millones de familias.

Las protestas en ciudades provinciales y en la capital estallaron tras el anuncio de los científicos Chris Deren y Neil Rutger, del Centro de Investigación y Educación Everglades de la Universidad estadounidense de Florida, de una investigación para crear una variedad del arroz tailandés adaptada a las condiciones climáticas de Estados Unidos.

Organizaciones conservacionistas y de la sociedad civil se sumaron el lunes a los campesinos en la septentrional provincia Roi Et para protestar contra el intento estadounidense.

Deren informó a fines de septiembre que, mediante la exposición con rayos gamma sobre semillas de arroz jazmín, obtuvo una planta de menor porte y crecimiento más rápido, adaptada a las condiciones climáticas de Estados Unidos y apta para ser cosechada por métodos mecánicos.

Deren aseguró que la segunda generación de plantas crecía manteniendo las características de tamaño, sabor y aroma de la variedad tailandesa original.

«La preocupación es legítima, pues los estadounidenses pueden crear una variedad de arroz jazmín y utilizarla con fines comerciales», dijo Witoon Lianchamroon, director de la organización ambientalista BioThai, con sede en Bangkok.

«No se debe subestimar las consecuencias. Muchos agricultores y comunidades campesinas podrían terminar en la pobreza. El arroz jazmín pertenece a los cultivadores tailandeses, que han mejorado su calidad durante generaciones», afirmó Lianchamroon.

Tailandia produce tres millones de toneladas de arroz jazmín al año, y exporta 1,2 millones de toneladas a Estados Unidos, Canadá, Australia y a China y otros países asiáticos, generando ingresos de 1.000 millones de dólares.

En las últimas semanas, el movimiento despertó el apoyo de otros sectores sociales, preocupados por el peso económico de esta producción, y de organizaciones ecologistas internacionales y organismos multilaterales.

«Los campesinos y la economía de Tailandia están amenazados» por este intento, advirtió la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA) en un comunicado de respaldo a la movilización de los cultivadores.

«El arroz jazmín fue plantado y mejorado por los tailandeses y su mercado es esencial para el bienestar de muchas comunidades agrícolas. Si logra éxito comercial, el arroz estadounidense podría suplantar gran parte de las exportaciones tailandesas», señaló la EFTA.

«La realidad indica que esta investigación puede destruir un mercado exportador vital para los agricultores pobres de Asia», sostuvo la canadiense Fundación Internacional para el Avance Rural (RAFI).

Las variedades autóctonas del país están amparadas, desde 1999, por la Ley de Protección de Variedades de Plantas, que exige a quien desee plantas o semillas un permiso del Departamento (ministerio) de Agricultura y la firma de un contrato para compartir con el gobierno los eventuales beneficios comerciales.

Pero Deren y Rutger obtuvieron las semillas en diciembre de 1995 del banco genético del Instituto Internacional de Investigación Arrocera (IRRI), con sede en Filipinas, «sin la firma del Acuerdo de Transferencia de Material que obliga al destinatario a no patentar ni monopolizar las semillas donadas», sostuvo RAFI.

«El Departamento de Agricultura de Estados Unidos recibió en forma indebida las muestras de semillas del famoso arroz aromático tailandés», agregó RAFI.

El episodio minó la credibilidad del IRRI, creado en 1961 como un reservorio fitogenético de variedades de arroz de todo el mundo. El IRRI almacena en grandes cámaras frías material genético aislado del medio ecológico de origen.

Los agricultores «reclaman al gobierno que revise sus relaciones con el IRRI e inclusive que se retire del mismo», dijo Witoon.

Pero Bangkok no considera de momento una acción semejante. De hecho, el IRRI aseguró a funcionarios del Departamento de Agricultura que Deren y Rutger firmaron finalmente un contrato en el que se comprometen a no patentar su variedad de arroz.

«La preocupación de los agricultores es comprensible, pero creo que el Departamento de Agricultura les ha dado una respuesta», sostuvo Joseph Yun, consejero de asuntos económicos de la embajada estadounidense en Tailandia.

Sin embargo, los campesinos no se consideran satisfechos, por lo cual efectuarán este viernes una movilización frente a la sede de la embajada.

EL IRRI «debe disponer de procedimientos que respeten los derechos de los agricultores», estimó R. B. Singh, representante para la región de Asia-Pacífico de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

«Debemos permitir que la ciencia se desarrolle y promover formas científicas para mejorar la agricultura, pero no a expensas de los agricultores, que deben recibir los beneficios del trabajo que han cumplido durante años», agregó.

Pero para Witton hay pocas razones para el optimismo. El activista recordó una disputa de 1998 sobre el arroz jazmín con Estados Unidos.

La compañía RiceTec, con sede en Texas, registró en 1993 la marca «Jasmati» para un tipo de arroz que describía como una «copia del arroz jazmín tailandés».

Tailandia llevó el caso a la Organización Mundial de Comercio, pero como el origen genético del arroz Jasmati no tenía ningún vínculo con la variedad tailandesa ni con el arroz basmati de India, el reclamo fue desestimado por el organismo que regula el sistema multilateral de comercio.

También preocupa la postura adoptada por Estados Unidos acerca de las patentes de los recursos fitogenéticos (germoplasma). Washington informó en septiembre a la FAO que «no está listo para compartir con los países de donde proceden las semillas, los beneficios financieros obtenidos a través del libre flujo de germoplasma», sostiene el comunicado de RAFI.

Más aún, Estados Unidos aspira al derecho de «patentar cualquier germoplasma que reciba tan pronto como se realice el proceso básico de purificación y aislamiento del material», concluyó. (FIN/IPS/tra-eng/mmm/ral/dc/dv/01

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