Hay 45 millones de personas ciegas en el mundo y dos tercios de ellas son mujeres, indicó un nuevo estudio realizado por investigadores de India, que destaca la relación entre pobreza y ceguera adquirida.
Los autores revisaron publicaciones científicas sobre la ceguera de los últimos 10 años, y comprobaron que cuestiones de género, educación, origen étnico e ingresos se asocian en forma significativa con la pérdida de la vista.
En Africa subsahariana, por ejemplo, las probabilidades de perder la vista son 40 por ciento mayores para las mujeres que para los varones, indicaron Rakhi y Lalit Dandona, del Centro Internacional para el Avance del Cuidado de la Vista en Areas Rurales, de la centromeridional ciudad india de Hyderabad.
Los resultados de la investigación de los Dandona fueron publicados en la edición correspondiente a diciembre de la Revista Británica de Oftalmología.
El mayor riesgo para las mujeres se vincula con sus desventajas sociales, su menor acceso a cirugía correctiva y su mayor contacto con la infancia, que es la principal fuente de contagio de infecciones oculares como el tracoma.
La incidencia de la ceguera en el mundo reproduce las desigualdades económicas y sanitarias entre países ricos y pobres, poblaciones urbanas y rurales, grupos étnicos y segmentos sociales con distinto nivel de educación formal.
Las personas que no han asistido a la escuela tienen tres veces más probabilidades de quedar ciegas que las que cuentan con algún nivel de educación formal, según estudios realizados en China, India y Nepal, indicaron los autores del informe.
Casi 80 por ciento de los actuales casos de ceguera fueron evitables, pero la prevención exige jerarquizar la educación y el tratamiento de las poblaciones vulnerables, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
«Se ha calculado que el costo económico directo de la ceguera en el mundo asciende a unos 25.000 millones de dólares, y esa suma aumenta si se tienen en cuenta los costos indirectos», dijo a IPS Rakhi Dandona.
«El lado bueno de esos estudios es que el costo relativamente bajo del repertorio de procedimientos disponibles para prevenir la ceguera subraya que el gasto público en esa materia vale la pena», añadió.
La principal causa de ceguera evitable es el tracoma, una infección viral de los ojos cuya incidencia se asocia con la pobreza, el hacinamiento, la falta de acceso a agua limpia y la higiene inadecuada.
Cerca de 10 por ciento de la población mundial está en peligro de ser afectada por el tracoma, que ha causado ceguera a casi seis millones de personas, en la mayor parte de los casos por contagio durante la infancia, según Iniciativa Internacional contra el Tracoma, una institución con sede en Nueva York.
El director ejecutivo de esa institución, Joseph Cook, destacó que Marruecos ha logrado significativos avances hacia la erradicación de esa enfermedad, mediante campañas de educación de la ciudadanía y uso de antibióticos, entre ellos el producido por la firma Pfizer con la marca Zithromax.
Las autoridades marroquíes esperan lograr en 2005 la erradicación del tracoma.
Cook advirtió que muchos de los países africanos más afectados por ese mal, entre ellos Malí y Tanzania, aún carecen de los recursos necesarios para llevar a cabo campañas preventivas en gran escala, por lo cual es probable que sigan sufriendo las consecuencias del tracoma durante muchos años.
«La mayoría de los gobiernos de países en desarrollo han reducido los fondos asignados a la prevención de la ceguera», apuntó Rakhi Dandona.
Eso se debe a «situaciones de recesión económica y a la necesidad de repartir escasos recursos entre esas campañas y las orientadas a prevenir otras graves enfermedades contagiosas, entre ellas el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), en especial en Africa», explicó.
«Es poco probable que la inmensa carga del sida en países africanos permita destinar en corto plazo recursos a la prevención de la ceguera», agregó.
Casi dos tercios de las personas ciegas del mundo viven en Africa, China e India.
Otras de las mayores causas de ceguera prevenible o tratable son las cataratas, una afección vinculada con el envejecimiento que nubla la visión por la degeneración del cristalino del ojo, y la oncocercosis o ceguera del río, la infección parasitaria cuyo agente es un oxiuro transmitido por moscas del género Simulium.
La investigación de los Dandona indicó que la incidencia de cataratas tiene una significativa asociación con bajos ingresos, y que los pacientes pobres que reciben tratamiento quirúrgico tienen más probabilidades de que esa intervención no sea exitosa.
Un estudio realizado en el estado indio de Andhra Pradesh, cuya capital es Hyderabad, reveló que las personas con ingresos menores de 4,50 dólares mensuales tenían cinco veces más probabilidades de malos resultados en intervenciones quirúrgicas para corregir cataratas.
Los resultados adversos registrados fueron el doble en mujeres que en varones.
Aun en países como Estados Unidos, donde el tracoma ha sido casi erradicado, el origen étnico se asocia en forma importante con la incidencia de ceguera adquirida, y entre las personas mayores de 40 años de edad, los afroestadounidenses tienen más del doble de probabilidades de quedar ciegos que los blancos.
«La relación entre pobreza y ceguera no deja lugar a dudas», destacaron los Dandona.
Los esfuerzos de la comunidad internacional para prevenir la ceguera, encabezados desde febrero de 1999 por Visión 2020, una coalición de organizaciones no gubernamentales, no han logrado impedir que los casos de pérdida de la vista aumenten, debido a las tendencias al crecimiento y el incremento de la edad promedio de la población mundial, según la OMS.
La comunidad internacional invierte unos 80 millones de dólares por año en iniciativas para prevenir la ceguera, pero la OMS ha afirmado que esa suma debería duplicarse para alcanzar la meta de eliminar en 2020 los casos de ceguera evitable.
«Muchas investigaciones realizadas en el mundo establecen que que las personas con menores niveles de ingreso y educación formal, las mujeres y las minorías étnicas son las que tienen mayores probabilidades de quedar ciegas», señalaron los Dandona en su informe.
El éxito de las estrategias para reducir la incidencia de ceguera adquirida depende en forma crucial de que se jerarquice a esos grupos, y no es suficiente dar prioridad general a las poblaciones de países en desarrollo, añadieron. (FIN/IPS/tra- eng/ks/aa/he/01