Mozambique, que hace un decenio era el país más pobre del mundo, tendrá este año un crecimiento de 15 por ciento, marca inigualable en Africa austral y excepcional en un escenario internacional de clara desaceleración económica.
El crecimiento de la actividad económica de las 14 naciones de la Comunidad para el Desarrollo de Africa Austral, de la que forma parte Mozambique, será en promedio de 3,2 por ciento, a pesar de las riquezas de diamantes de Botswana y del poderío económico de Sudáfrica.
Mozambique, devastado por una guerra civil entre 1976 y 1992, está en proceso de reconstrucción y al buen resultado de este año sumará en 2002 un crecimiento de 10 por ciento, según las previsiones oficiales.
Este país también debe recuperarse de la inundación que el año último afectó su zona sur, dejó a 400.000 personas sin hogar, y causó una caída de dos por ciento del producto interno bruto (PIB).
En 2001, sin embargo, la actividad se intensificó en gran medida por los proyectos de infraestructura a gran escala.
Buena parte del crecimiento se debe a la inversión extranjera directa que la antigua colonia portuguesa procura captar y que procede, sobre todo, de Australia, Asia y Europa.
«Desde los arrecifes de coral en la costa del océano Indico, aún no descubiertos por los turistas, hasta los yacimientos naturales que permanecieron inexplotados durante la guerra, este país es una promesa para su sufrida población y para los inversores inteligentes», opinó Muriel Sithole, de la Asociación de Mujeres Empresarias.
El principal motor de la economía es la agricultura. «El sector agrícola fue el que más contribuyó al crecimiento económico de este año», subrayó la ministra de Planificación y Finanzas, Luisa Diogo.
Malawi, Tanzania, Zambia y Zimbabwe son algunos de los países compradores de granos cosechados en Mozambique, fundamentalmente maíz. «El mercado nunca estuvo tan bien. Voy a ampliar mis cultivos el año próximo. Muchos de nosotros tenemos por primera vez una vida decente», dijo Simeo Ferrao, un cultivador de maíz.
La caña de azúcar también permite beneficios a los pequeños agricultores, gracias a la reapertura del molino azucarero de Marromeu, en la central ciudad de Beira, para la cual el Banco Sudafricano de Desarrollo otorgó un préstamo de 12 millones de dólares.
La capital, Maputo, está conectada desde este año a la ciudad sudafricana de Johannesburgo por la primera carretera con peaje del país, una obra que forma parte de la Iniciativa de Desarrollo Espacial de la región montañosa de Lubombo, emprendida por Sudáfrica y Mozambique para impulsar una zona que comparten.
Sudáfrica juega un papel esencial en la recuperación de la economía mozambiqueña, como importador y exportador de productos y como fuente de turistas e inversiones.
El grupo petroquímico sudafricano Sasol invertirá 1.000 millones en la construcción de un gasoducto que transportará diariamente 1.100 millones de litros de gas natural desde los yacimientos de Temane y Pande, ubicados en el centro y sur de Mozambique, hasta las refinerías de Sudáfrica.
Pero Sudáfrica no es la única nación atraída por Mozambique. De los 200.000 visitantes que ingresaron al país en 2000, detrás de los sudafricanos se contaron los turistas portugueses y, en tercer lugar, los estadounidenses.
La minería es así mismo un sector pujante. Un consorcio internacional financió la construcción de la fábrica de fundición de aluminio Mozal, de 1.500 millones de dólares, que en sólo un año de actividad incrementó cuatro por ciento el PIB nacional.
«Mozal prueba que esta inversión no fue sólo un voto de confianza a nuestros esfuerzos para recuperarnos de la guerra y los desastres naturales, sino una inteligente apuesta empresarial», dijo el presidente del país, Joaquim Chissano, al cumplirse el primer aniversario de la compañía.
Los empresarios nacionales, que encabezan el crecimiento de la minería, recibieron la mayor parte de las 40 licencias de prospección minera otorgadas este año por el estado, aunque deben competir con casi 1.000 explotaciones ilegales comenzadas en la zona montañosa central durante la guerra.
No es ésta la única herencia del conflicto que enfrentó durante 16 años a las fuerzas gubernamentales con la Resistencia Nacional Mozambiqueña (Renamo).
Más de un millón de personas murieron y cinco millones se refugiaron en países vecinos. Decenas de miles de minas terrestres antipersonas permanecen aún en vastas zonas del país.
Además, casi 12 millones de personas viven en situación de pobreza extrema en este país de 19 millones de habitantes, según la Organización de Naciones Unidas (ONU).
El programa de gobierno del primer ministro Pascoal Mocumbi prevé una reducción de la pobreza a la mitad en un 10 años.
«Mozambique es una economía capitalista, pero no debemos perder de vista que la nueva riqueza de nuestra tierra debe ser compartida por todo el pueblo, por muchos que hoy luchan por satisfacer sus necesidades básicas», dijo Mocumbi ante una asamblea de donantes reunidos en Roma este año.
Estos donantes prometieron en octubre 700 millones de dólares en asistencia para el desarrollo. Ochenta por ciento de estos fondos serán suministrados como donaciones plenas. (FIN/IPS/tra- eng/jh/mn/dc/dv if/01