Intelectuales conservadores presionan en Estados Unidos al gobierno de George W. Bush para que extienda la guerra contra el terrorismo a Iraq, al menos hasta lograr la caída del presidente Saddam Hussein.
El Proyecto por un Nuevo Siglo Americano (PNAC), que nuclea a integrantes del equipo de seguridad nacional de Bush y a varias figuras con participación en el gobierno y en medios de comunicación, redobló su prédica contra Saddam Hussein tras los ataques terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos.
Washington debe procurar la caída de Saddam Hussein «aunque no haya evidencias que lo vinculen directamente con el ataque», según una carta abierta enviada a Bush por 38 miembros del PNAC, nueva expresión de la red «neoconservadora» con gran influencia en la política exterior estadounidense en los últimos 30 años.
Además, advirtieron que Irán, Líbano, Siria y la Autoridad Nacional Palestina deben ser sancionados si no toman medidas inmediatas contra organizaciones musulmanas que luchan contra la ocupación israelí de territorios árabes, como el Partido de Dios (Hezbolá) y el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas).
Aliados árabes de Estados Unidos en su campaña militar contra Afganistán, como Arabia Saudita, Egipto y Jordania, se oponen a la idea de derrocar a Saddam Hussein, ante la falta de pruebas de su participación en los ataques de septiembre.
Pero extender la guerra sería contraproducente cuando está en juego el respaldo árabe, alegó el secretario de Estado (canciller) estadounidense Colin Powell con el respaldo de asesores del gobierno de George Bush (1989-1993), padre del actual presidente.
Atacar Iraq agravaría el conflicto en Medio Oriente y restaría apoyo al objetivo estadounidense de provocar la caída de Talibán, movimiento islámico que controla 90 por ciento del territorio afgano y que protege al saudita Osama bin Laden, acusado por Washington de los atentados de septiembre, afirmó Powell.
El partidario más notorio del ataque a Iraq entre los principales funcionarios del actual gobierno es el subsecretario (viceministro) de Defensa, Paul Wolfowitz.
En 1991, en el cargo de secretario adjunto de Defensa, en el escalón inferior al que ocupa ahora, Wolfowitz se enfrentó con Powell ante la decisión de enviar fuerzas militares a Bagdad para derrocar a Saddam Hussein, una vez logrado el objetivo de expulsar a las tropas iraquíes de Kuwait en la guerra del Golfo.
Wolfowitz es un veterano político experto en política exterior, con dotes para el debate y las intrigas burocráticas, y con altos contactos en los medios de comunicación y en las agencias de inteligencia.
El funcionario integra un sector político del Partido Republicano del presidente Bush con gran influencia en la política exterior estadounidense en las últimas tres décadas.
El núcleo de este grupo se compone de neoconservadores, como se denomina a ex integrantes del Partido Demócrata comprometidos con Israel que, volcados a la derecha, se convirtieron en republicanos cuando en aquel partido predominó la oposición a la guerra de Vietnam.
El republicano y ex presidente de la cámara baja del Congreso Newt Gingrich forma parte de esa red. También la integran la ex representante en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Jeane Kirkpatrick y el ex director de la Agencia Central de Inteligencia, James Woolsley.
También figuran en la red el intelectual Francis Fukuyama, célebre en los años 90 tras acuñar el concepto del «fin de la historia» (que preveía la clausura de los conflictos mundiales tras la caída del área comunista) y el columnista Charles Krauthammer.
En el ámbito de la política, los más influyentes son Wolfowitz, el jefe del Estado Mayor del vicepresidente Dick Cheney, I. Lewis Libby, y el principal asesor de Bush en cuestiones internacionales, de democracia y de derechos humanos, Elliott Abrams.
También integran la red el subsecretario de Defensa para Asuntos Políticos, Douglas Feith, y el presidente de la Junta de Políticas de Defensa, Richard Perle.
La voz de este grupo que más se hace oir en los medios de comunicación es la de William Kristol, ex jefe de Estado Mayor del ex vicepresidente Dan Quayle y actual editor responsable del semanario Weekly Stantdard, del magnate australiano Rupert Murdoch.
Los neoconservadores sostienen que Estados Unidos es una potencia bondadosa que tiene la responsabilidad moral de mantener el dominio militar.
También creen que este país debe comprometerse con el mundo pero no permitir que tratados multilaterales le impidan tomar acciones unilaterales para proteger sus valores y sus intereses, así como mantener su alianza estratégica con Israel.
Saddam Hussein debe desaparecer de la escena porque es una amenaza para Israel y Arabia Saudita, y porque ha ocultado y utilizado armamento de destrucción masiva, aseguran.
Partidarios fervorosos de la intervención militar de Estados Unidos, pocos neoconservadores han integrado las fuerzas armadas, y menos aun ocupado cargos políticos electivos.
Numerosas encuestas revelan que grandes mayorías del público estadounidense se oponen a sus principales postulados, en especial a su interés por el poderío militar y a su desprecio por la ONU y las instituciones y procesos multilaterales.
Los puntos de vista de esta red de intelectuales han aparecido en el diario The Wall Street Journal y la revista Commentary, del Comité Judío Americano.
Wolfowitz y Perle trabajaron en el Comité para Mantener una Política de Defensa Prudente, formado en 1969 para respaldar la creación de un sistema de misiles antibalísticos y oponerse a un tratado de no proliferación de armas nucleares con la Unión Soviética.
A comienzos de la década del 70, formaron la Coalición por la Mayoría Democráta (CDM) para desplazar a los opositores de la guerra de Vietnam predominantes entonces en ese partido, promoviendo la candidatura presidencial del senador Henry Jackson.
Integrantes de la CDM jugaron un papel esencial en la oposición a un acuerdo sobre armas nucleares con la Unión Soviética de 1975 promovido por el entonces secretario de Estado Henry Kissinger con Moscú. Gobernaba entonces el republicano Gerald Ford (1974-1977).
En el proceso, se alinearon con derechistas como Donald Rumsfeld, en ese momento funcionario del gobierno y actual secretario de Defensa de Bush.
Dos días después de la elección a la presidencia del demócrata Jimmy Carter en 1976, hicieron resucitar una reliquia de la guerra fría, el Comité de la Amenaza Pública (CPD), para bloquear todo intento por aprobar nuevos tratados de control de armamentos con la Unión Soviética.
Los pocos miembros del CPD que no ocuparon cargos en la presidencia de Ronald Reagan (1981-1989) crearon el Comité por el Mundo Libre, que propuso medidas de gobierno para reducir el poder soviético en Europa, aumentar el poderío militar de Estados Unidos y apoyar movimientos insurgentes de derecha en países en desarrollo.
Durante el gobierno de Bush padre, sin embargo, se los miró con recelo por su afán intervencionista. Durante la guerra del Golfo, se los juzgó demasiado solidarios con el conservador partido Likud de Israel, del entonces primer ministro Isaac Shamir.
En 1992, Wolfowitz y Libby, ambos en cargos en el Departamento de Defensa (Pentágono) entonces dirigido por el hoy vicepresidente Cheney, trazaron una estrategia para que Estados Unidos mantuviera su condición de superpotencia, con el fin de detener a «potenciales competidores con aspiraciones regionales y mundiales».
Pero fuerzas más poderosas en el gobierno, en especial el asesor de Seguridad Nacional, general Brent Scowcroft, el secretario del Tesoro, James Baker, y Powell, entonces jefe del Estado Mayor Conjunto, impusieron una nueva redacción.
Muchos de los principios de Wolfowitz y Libby reaparecieron en el documento fundacional de la última versión de la red, el PNAC, organizado en 1997 por su último presidente, William Kristol, y su colega del Weekly Standard y ex alto funcionario del Departamento de Estado de la presidencia de Reagan, Bob Kagan.
Los 25 firmantes del documento fundacional incluyen a miembros claves del actual equipo de seguridad nacional: Cheney, Rumsfeld, Libby, Wolfowitz, Abrams, varios funcionarios del Pentágono y el Consejo de Seguridad Nacional, y el hermano del presidente Bush, el gobernador de Florida Jeb Bush. (FIN/IPS/tra-en/jl/aa/lp- mj/ip/01