La victoria de la selección de béisbol de Cuba ante la de Estados Unidos en la Copa Mundial desató prolongados festejos que hicieron olvidar el impacto del huracán Michelle y el recrudecimiento de la crisis económica.
Cuba ganó el torneo el domingo, poco más de un año deapués de la derrota sufrida ante el mismo rival en los Juegos Olímpicos de Sydney, Australia. El béisbol es el deporte más popular de Cuba, al punto que todos lo llaman, simplemente, «pelota».
«Tremendo juego», grita para hacerse oir uno de los aficionados que suele acudir a la llamada «esquina caliente», una peña beisbolera que se reúne a diario, sin agenda previa ni integrantes fijos, en un céntrico parque de La Habana.
Más de 100 personas, la mayoría hombres, podían verse el domingo y en la tarde del lunes, casi hasta caer la noche, analizando cada jugada del partido final del campeonato realizado en Taipei, que terminó con cinco carreras de Cuba contra tres de Estados Unidos.
«La pelota es como el aire que respiramos», comentó un aficionado, para explicar la importancia del deporte nacional de un país que aún sufre las consecuencias del huracán Michelle, ocurrido este mes, y que aguarda el anuncio de medidas para enfrentar el recrudecimiento de la crisis económica.
«El único juguete que conservo de mi infancia es el guante de pelota que me regaló mi papá y que había sido de mi abuelo. Juego pelota desde los cinco años», dijo Roberto Conde, un ingeniero de 47 años.
Los cubanos, de cualquier edad, sólo necesitan una pelota y un bate para jugar béisbol, algo que hacen en cualquier calle, parque o pedazo de terreno. Para ellos, el único contrincante de peso es cualquier equipo estadounidense.
Tras el triunfo de la revolución dirigida por Fidel Castro, el 1 de enero de 1959, y de la ruptura de relaciones diplomáticas con Estados Unidos, el 3 de enero de 1961, cada partido de béisbol entre los dos países ha sido también en una batalla política.
Pero la rivalidad data de 1939, cuando Cuba ganó el primer partido de béisbol entre equipos de ambos países.
Desde esa época, Cuba ganó 23 de las 26 copas mundiales de béisbol en que participó, y en 21 ocasiones se enfrentó con Estados Unidos en el partido final. La selección cubana jugó 258 veces en competencias internacionales y perdió sólo en 29 ocasiones.
«Estudiamos cada característica del rival. Es lo mejor que puede hacer un lanzador para ayudar a su equipo», dijo el pitcher cubano José Ariel Contreras, seleccionado por el comité técnico del torneo de Taipei para encabezar el equipo Todos Estrellas.
Mientras, Terry Francona, director del equipo estadounidense, admitió que no había visto jugar a los cubanos y que desconocía su potencialidad y defectos. «Les dije a los míos: prepárense bien, hagan lo indicado, y ya veremos qué pasa», afirmó.
«Lo esperaba, pero tenía mis dudas», reconoció Conde, quien considera que «este es el fin de la crisis que afronta el béisbol cubano desde mediados de los años 90»
Varios jugadores emigraron en esos años a Estados Unidos con contratos millonarios, algunos se jubilaron antes de tiempo y otros mostraban una verdadera apatía a la hora de jugar, al punto que los estadios se quedaban vacíos por lo aburrido de los partidos.
Con estos antecedentes, Humberto Rodríguez, presidente del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), sostuvo que la victoria en Taipei es «la ratificación de calidad» del béisbol cubano y el resultado de un trabajo de meses para garantizar «todo el sistema de juego».
Fuentes cercanas al INDER, sin embargo, aseguran que la situación empezó a cambiar hace unos dos años con la creación de una comisión gubernamental para atender a los atletas y a sus familiares.
La atención se tradujo en aumentos salariales, estímulos en dólares estadounidenses al regreso de competencias internacionales, mejoramiento de sus viviendas y acceso a automóviles, cuya transacción es regulada por el gobierno.
Los estímulos matizan la política deportiva cubana, basada en el acceso masivo a la práctica y en la promoción del amateurismo, libre de intereses materiales.
En Cuba, cualquier persona con condiciones tiene derecho a matricularse gratis en una escuela deportiva. El Estado dedica 130 millones de dólares anuales a un sistema que incluye desde clases en las escuelas hasta centros de alto rendimiento.
Los primeros frutos de esta política se constataron en los Juegos Centroamericanos de 1974, en Santo Domingo, cuando Cuba sobrepasó por primera vez las 100 medallas de oro.
En los Juegos Olímpicos realizados entre 1896 y 1996, Cuba aventaja al resto de los países latinoamericanos, con 44 medallas de oro, 32 de plata y 31 de bronce, seguido por Argentina (11, 20 y 15) y Brasil (11, 13 y 27).
En los Juegos Olímpicos de Sydney, Cuba ocupó el noveno lugar con 11 medallas de oro, 11 de plata y siete de bronce. Muy lejos quedaron Brasil (seis, seis y seis), México (una, dos y tres) y Argentina (dos de plata y dos de bronce).
La cooperación deportiva cubana con 97 países, fundamentalmente del Sur en desarrollo, involucró a más de 9.000 expertos en los últimos 30 años.
Se trata de un problema de concepción, más que de dinero, dijo a IPS el presidente del Comité Olímpico Cubano y vicepresidente del Consejo de Ministros, José Ramón Fernández, quien defiende la aspiración de Cuba a ser sede de los Juegos Olímpicos de 2008. (FIN/IPS/da/mj/cr/01