Miles de hindúes y algunos musulmanes partidarios de la derrotada Liga Awami, de Bangladesh, llegan a India huyendo de torturas, violaciones, de la destrucción de bienes y de extorsiones y asesinatos.
«Me violaron a mí y a mi hija de nueve años. ¿Cómo puedo quedarme en ese país?», se preguntó Shefali Das, de 40 años, procedente de Bhola, una ciudad del sur de Bangladesh.
Refugiada en Bongaon, en el estado indio de Bengala Occidental, Shefali vive con miedo a la deportación. «Nos amenazaron con matarnos si regresamos. Ya perdimos nuestro honor, ahora perderemos la vida», dijo.
Todo comenzó con el fin del gobierno de la Liga Awami, el pasado julio. Ese mes, cuando la entonces primera ministra Sheikh Hasina entregó el poder a un gobierno provisional, comenzaron los ataques contra hindúes.
Los hindúes forman 10 por ciento de la población de Bangladesh, de 120 millones de habitantes y mayoritariamente musulmana.
El administrador provisional, el ex juez Latifur Rehman, ignoró las denuncias de ataques, supuestamente perpetrados por miembros de la coalición fundamentalista que ganó las últimas elecciones, y fue acusado de favorecer a esa coalición.
Líderes contrarios a los grupos integristas afirmaron que los hindúes son blanco de ataques porque son considerados votantes de la Liga Awami.
«Ahora, nuestros propios 'Bin Ladens' quieren convertir a Bangladesh en una nación islámica monolítica, como Pakistán o Afganistán, en la que los hindúes no tengan lugar», acusó Shahriyar Kabir, presidente interino de la Comisión contra los Asesinos de 1971.
El grupo tomó ese nombre de la guerra de 1971 que condujo al nacimiento de Bangladesh, hasta entonces llamado Pakistán Oriental.
Kabir dijo a IPS que los fundamentalistas están contrariados por el gran número de hindúes que concurrieron a votar a las elecciones parlamentarias del 1 de octubre.
«En regímenes militares anteriores, se desalentaba a los hindúes para que no se registraran como votantes. Pero la Liga Awami los registró con gran justicia» y el electorado hindú aumentó a 8,2 millones, casi un sexto del total, destacó.
«Si todos hubieran votado, la Liga Awami no hubiera perdido de ninguna manera. Pero no más de 10 por ciento de los hindúes concurrieron a las urnas», dijo Kabir Choudhury, de la Coalición de Asia Meridional contra el Fundamentalismo.
«Antes de las elecciones, nos llevaban al templo local, nos hacían postrar frente al ídolo y prometer que no votaríamos. A los hindúes que iban a votar les decían que su voto ya había sido emitido, y a los que insistían los golpeaban», contó Jahar Saha, de Bagerhat.
Rubel Das, un residente de Barisal refugiado en India, relató que en su localidad le advirtieron que no votara, y los que iban de todas maneras a los centros de votación, eran sacados por la fuerza.
«Pero vimos que algunas mujeres musulmanas tapadas con sus 'burkas' concurrían a los centros una y otra vez, y emitían su sufragio bajo la atenta mirada de miembros armados de (el grupo extremista islámico) Jamait-e-Islami», afirmó.
Más de 15.000 hindúes y unos 2.000 musulmanes partidarios de la Liga Awami llegaron a Bengala Occidental el último mes, trayendo consigo historias de ataques, violaciones, extorsiones y asesinatos por parte de partidarios de la coalición de gobierno.
Más de 300 partidarios de la Liga Awami fueron asesinados, y al menos 50 mujeres, adolescentes e incluso niñas hindúes fueron violadas, según la Coalición de Asia Meridional contra el Fundamentalismo.
Además, cientos de casas fueron incendiadas, agregó el grupo.
«Los partidos de la oposición exageran sus denuncias», replicó el ministro del Interior, Altaf Hussein Choudhury.
Pero la semana pasada, la primera ministra Begum Khaleda Zia anunció la creación de una comisión investigadora con amplias facultades y prometió proteger a la comunidad hindú.
Mientras, los hindúes sostienen que se han convertido en mendigos de la noche a la mañana.
Bidhu Das, de 45 años, era propietario de un comercio con 15 empleados en Bhola hasta que debió huir. Ahora corta y vende césped en Swarupnagar, al norte de Calcuta, y no gana lo suficiente para comer.
«Fuimos arruinados y destruidos», aseguró.
Varios ex legisladores de la Liga Awami y autoridades distritales y locales también fueros obligados a huir.
La organización Periodistas Sin Fronteras denunció que varios periodistas fueron amenazados por informar sobre atrocidades contra hindúes y opositores en general.
Sheikh Hasina, líder de la Liga Awami, exhortó a los hindúes a «quedarse y pelear».
«Esta es su tierra. Bangladesh pertenece a los bengalíes de todas las religiones. En 1971 peleamos contra los pakistaníes para establecer un orden liberal, y no islámico», dijo Hasina en una manifestación realizada en Faridpur.
Pero las fuerzas seculares bengalíes sufrieron un duro revés en los comicios de octubre, cuando la Liga Awami logró apenas 63 de los 300 escaños parlamentarios.
En cambio, la coalición gobernante encabezada por el Partido Nacionalista de Bangladesh obtuvo 202 escaños.
Los ataques forman parte de un plan diabólico para «talibanizar» Bangladesh, sostuvo la Liga Awami, en referencia al movimiento extremista islámico Talibán.
Líderes fundamentalistas como Gholam Azam, de Jamait-e-Islami, quieren aplicar en Bangladesh el principio político que llevó a la división de India según líneas religiosas en 1947, aseguró el ex ministro y combatiente separatista Abdur Razzaq.
«Quieren revertir los valores de la guerra de liberación de 1971. Quieren crear una nación musulmana homogénea y expulsar a los hindúes. Pero resistiremos por todos los medios. No permitiremos que Bangladesh se transforme en otro Pakistán», advirtió. (FIN/IPS/tra-en/sm/rdr/ral/mlm/ip-hd/01