Los trabajadores venezolanos eligieron este jueves, por primera vez de modo directo, a los dirigentes de la central sindical CTV, sometiendo al mismo tiempo al presidente Hugo Chávez a su más difícil prueba cívica en tres años.
Seis listas aspiran dirigir la mayoritaria CTV (Confederación de Trabajadores de Venezuela), pero las que únicas con opción de triunfo, según encuestas, son las encabezadas por el petrolero Carlos Ortega, de la oposición socialdemócrata, y el maestro izquierdista Aristóbulo Istúriz, del gobernante Movimiento V República.
Los comicios se desarrollaron con normalidad en la capital y en 18 estados del interior, pero se denunció el robo o demora de materiales electorales en otros cinco, incluidos los bastiones petroleros de Zulia, en el oeste del país, y Anzoátegui, en el este, y en el sudoriental Bolívar, asiento de la industria pesada.
Además, dirigentes de varias corrientes denunciaron la intención de sabotear el proceso electoral.
El panameño Luis Anderson, secretario general de la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (ORIT), quien reside en Venezuela, dijo que «una mano peluda» está detrás de la «desaparición» del material electoral.
La CTV es afiliada a la ORIT, regional americana de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOLS), de tendencia socialdemócrata.
El estatal Consejo Nacional Electoral, que supervisa los comicios, despachó hacia Zulia nuevo material electoral a bordo de un avión militar, mientras uno de los candidatos de fuerzas minoritarias, el obrerista Alfredo Ramos, llegó a proponer que se «extendiera este histórico comicio» hasta este viernes.
«Esta es una histórica fiesta de la renovación», clamó Istúriz al sufragar en una escuela de Caracas, y prometió convocar «una constituyente sindical» que reorganice el movimiento obrero. En tanto, Ortega, que enfatiza la defensa de las convenciones colectivas, sufragó en el noroeste del país.
Todos los candidatos convocaron a las urnas a los casi 950.000 trabajadores encuadrados en la CTV, pese a las vicisitudes de última hora, que incluyeron la admisión para estudio del Tribunal Supremo de Justicia de una demanda presentada el miércoles para que votaran jubilados y pensionados.
Los tropiezos de este jueves seguramente impedirán conocer con rapidez los resultados primarios, pese a que los dirigentes de las distintas listas habían pactado informarlos a última hora de este viernes.
Observadores estiman que los datos del escrutinio no se divulgarán hasta el próximo fin de semana, cuando Chávez regresará al país tras un largo viaje por Europa, Asia y Africa.
El mandatario, cuya «revolución bolivariana» ha permeado distintas estructuras de poder en Venezuela, sabrá entonces si avanzó en su propósito de «rescatar la CTV», para que esas transformaciones tengan «aliento obrero», según palabras de Istúriz.
Chávez ganó los comicios presidenciales de 1998 con 57 por ciento de los votos y posteriormente se impuso en las consultas electorales de 1999 y 2000, que incluyeron la aprobación de la nueva Constitución y otras votaciones derivadas de esa ley fundamental, pero siempre tuvo una débil base obrera.
La popularidad de este teniente coronel del ejército que lideró un frustrado golpe de Estado en 1992 se mantuvo siempre muy alta, muy distante de sus opositores según todas las encuestas.
Sin embargo, en septiembre, por primera vez una encuesta registró más voces «antichavistas» que a favor del presidente.
Los sindicatos, muy activos en el sector público y de combatividad muy menguada en el área privada, han sido dirigidos por muchos años por la ahora oposición socialdemocracia.
Desde que asumió Chávez han protagonizado paros y marchas de protesta, y varias veces han logrado torcer el brazo del gobierno.
La población económicamente activa de Venezuela es de 11 millones de personas, de las cuales la mitad actúan en la economía informal, es decir que no están sindicalizadas, y se calcula que 1,5 millones son desempleadas.
Por lo tanto, los asalariados suman casi cuatro millones y en el sector público trabajan 1,3 millones de personas.
Además de la CTV, existen en Venezuela una central sindical de tendencia comunista, una independiente y otra demócratacristiana, que apenas representan unos pocos miles de trabajadores.
Esas centrales han surgido gracias a que con apenas 20 obreros se pueden formar sindicatos de base, que hoy suman unos 5.000.
La CTV, fundada en 1936 tras la dictadura de 27 años del general Juan Vicente Gómez, estuvo siempre dirigida por el partido socialdemócrata Acción Democrática, al que pertenece Ortega, y sus direcciones -designadas en convenciones- permanecían invariables a veces hasta por 10 años.
Las elecciones directas de sus autoridades fue una consigna de la izquierda durante los últimos 30 años, pero esa práctica siempre fue desechada por la mayoría socialdemócrata.
El líder sindical siderúrgico Andrés Velásquez, varias veces candidato presidencial, llegó a decir que le resultaría más fácil llegar a ser presidente de Venezuela que de la CTV.
Sin embargo, Chávez incorporó a su programa la cuestión de las elecciones sindicales directas y la activó mediante un referendo consultivo que acompañó las elecciones municipales de diciembre de 2000.
De esa manera se dispuso disolver las viejas direcciones, lo cual causó encontronazos con organismos internacionales como la Organización Internacional del Trabajo.
El fondo de lo que se decide este jueves es que Chávez avanzó sobre una base política conformada sobre todo por los sectores más pobres y también desorganizados de la población, y en constante ataque a los partidos tradicionales, que se alimentaron colocando a los suyos en puestos de trabajo.
En empresas y servicios públicos, desde el sector petrolero hasta la salud y desde educación hasta tribunales, los conflictos han abundado durante la gestión de Chávez, que al enfrentarlos ha debido mostrar un semblante antiobrero y cargar con esa desventaja para las elecciones de este jueves.
El oficialismo buscó como su mejor carta a Istúriz, un combativo maestro de verbo fácil que ha ocupado diversos cargos de elección popular y no pertenece al partido bolivariano de Chávez sino a un aliado de izquierda, Patria Para Todos.
La oposición, que se presenta dividida con cinco candidatos – incluidos dos disidentes del chavismo- tiene su mejor carta en Ortega, de la fuerte federación sindical petrolera y que, de ganar, daría nuevos ánimos a Acción Democrática. (FIN/IPS/jz/dm/lb/01