RELIGION: La guerra tensa relaciones entre Islam y cristianismo

La campaña militar de Estados Unidos contra Afganistán puede deteriorar las relaciones entre el Islam y el cristianismo, como lo demuestra el asesinato en Pakistán de 18 personas que asistían a un oficio religioso protestante.

Los islámicos integristas han sostenido desde el comienzo de la ofensiva estadounidense, el 7 de este mes, que esta es sólo «un ataque a un país musulmán», y su opinión gana adeptos a medida que el conflicto causa víctimas entre la población civil afgana.

La matanza en una iglesia de Pakistán, el domingo, donde seis hombres asesinaron a 18 cristianos durante una celebración religiosa protestante, demuestra que para algunos fanáticos el conflicto es una guerra de religión.

«Yo sé como nacen estas cosas, se acumulan razones de insatisfacción y después basta un pretexto cualquiera», declaró el obispo John Olorunfemi Onaiyekan, de la capital nigeriana Abuja, en una entrevista publicada este lunes por al diario italiano La Repubblica.

«El conflicto es rociado con la gasolina del factor religioso y los enfrentamientos aumentan», añadió Onaiyekan, quien participó del sínodo de obispos que finalizó el domingo en el Vaticano.

Los enfrentamientos entre cristianos e islámicos se han incrementado en Nigeria, con un saldo de más 200 personas muertas en el último mes, pero que antes de los atentados terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington ya habían causado unas 500 víctimas.

«En todos los países donde hay grandes masas de musulmanes existen grupos extremistas, que mantienen contactos a través de los medios de comunicación, vídeos, relaciones personales y encuentros», dijo Onaiyekan.

Al respecto, aseguró que se trata de una red internacional, que «no es está formada necesariamente por organizaciones criminales», pero es «un terreno fértil para los llamados a la guerra santa».

Así, la guerra en Afganistán afecta peligrosamente las relaciones entre cristianos y musulmanes, pese a los llamados del papa Juan Pablo II al diálogo entre seguidores de Cristo y de Mahoma y aunque el presidente estadounidense, George W. Bush, insista que se lucha contra los terroristas y no contra el Islam.

Existen cuatro países con riesgo de guerras religiosas, que son Nigeria, Pakistán, Indonesia y Filipinas.

En Nigeria, de 107 millones de habitantes, hay 47 millones de musulmanes, nueve millones de católicos, 17 millones de protestantes, 21 millones de creyentes en otras denominaciones cristianas y 11 millones de personas que adhieren a cultos tradicionales.

En tanto, 127 millones de los 134 millones de habitantes de Pakistán son musulmanes, mientras que los católicos sólo suman unas 750.000 personas.

En Indonesia hay 172 millones de musulmanes, sobre una población total de 200 millones. También se cuentan 19 millones de cristianos.

Por su parte, entre los 76 millones de filipinos existen 65 millones de cristianos, 3,5 millones de musulmanes y cinco millones de personas que profesan otras religiones.

El sacerdote católico Bernardo Cervellera, responsable del departamento Propaganda Fide, del Vaticano, admite abiertamente que, aunque «nadie lo quiere, el conflicto en Afganistán está produciendo una ruptura en la convivencia entre cristianos y musulmanes».

Cervellera comentó que no se debe olvidar que Bush dijo «o con nosotros o en contra de nosotros», una sentencia similar a la que utilizan los integristas: «Sólo el Islam está en lo justo».

En Indonesia se han producido últimamente enfrentamientos entre distintas etnias, con connotaciones religiosas.

El cardenal Achille Silvestrini planteó la necesidad de mantener la convivencia entre cristianos y musulmanes, como ocurre en Jordania, Siria e Iraq.

Sin embargo, reconoció que muchos obispos de los países en desarrollo temen que, de mantenerse la guerra en Afganistán, se pueda crear una fractura entre el occidente cristiano y el mundo musulmán.

«Mientras más se alarga el conflicto, más se crean las condiciones para que los ánimos se envenenen, con la posibilidad de suscitar sentimientos de contraposición entre civilización y religiones», manifestó.

Silvestrini rechazó esa situación al indicar que «una cosa es el occidente, con su realidad socio económica extremadamente compleja, y otra cosa es el cristianismo. Son dos cosas distintas». (FIN/IPS/jp/dm/cr ip/01

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