REFUGIADOS-AFGANISTAN: Civiles con valor estratégico

Las naciones ricas manifiestan creciente preocupación por la población de Afganistán, ignorada durante años, a medida que miles de afganos huyen de su país ante la inminencia de un ataque de Estados Unidos.

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, prometió el jueves 320 millones de dólares en asistencia humanitaria para los refugiados afganos y los países que los alberguen. Esto demostrará que Washington está contra el régimen islámico del Talibán, pero que «es amigo del pueblo afgano», dijo.

Funcionarios estadounidenses anunciaron que arrojarán alimentos desde el aire sobre territorio afgano, mientras el Programa Mundial de Alimentos (PMA), que volvió a suministrar alimentos a Afganistán hace unos días, espera el pronto arribo de un buque estadounidense con un cargamento de trigo.

El PMA despachó 500 toneladas de trigo a Kabul y otras 500 toneladas van en camino.

Mientras, la Organización de las Naciones Unidas está reuniendo un fondo de 584 millones de dólares para asistir a la población dentro y fuera de Afganistán.

Este tipo de respuesta contrasta con la situación que vivían los afganos y Pakistán, el país vecino que los alberga, antes de los ataques suicidas en Estados Unidos.

Hace sólo unos meses, Pakistán resolvió cerrar los campamentos más grandes en su territorio y su frontera, ante lo que calificó de escaso apoyo de la comunidad internacional, mientras cientos de afganos huían de la nación afectada por una larga sequía.

En noviembre del año pasado, el gobierno paquistaní, que ya albergaba a casi dos millones de afganos, intentó infructuosamente cerrar su frontera.

Las agencias internacionales enfrentaban grandes dificultades para reunir fondos para los refugiados, y Afganistán era considerado el país más olvidado por el mundo entre todos los que padecían guerras civiles.

Pero los atentados contra las torres gemelas, en Nueva York, y el Pentágono, en Washington, junto al papel protagónico de Pakistán como estado de avanzada en un eventual ataque estadounidense contra Afganistán, cambiaron completamente el escenario.

La atención prestada a los refugiados afganos obedece al nuevo alineamiento internacional derivado de la formación de una amplia coalición antiterrorista encabezada por Washington, que procura incluir también al mundo islámico.

El gobierno de Estados Unidos reclamó a Afganistán la entrega del saudita Osama bin Laden, al que responsabiliza de los atentados perpetrados en su territorio el 11 de septiembre, y ante la negativa del Talibán, prepara una campaña militar contra el régimen afgano.

De hecho, Pakistán es nuevamente presionado para que permita el libre flujo de refugiados, y éstos están nuevamente en los titulares de la prensa internacional gracias a la presencia de decenas de periodistas extranjeros en territorio paquistaní que aguardan el comienzo de los ataques.

Noor Bibi llegó con su numerosa familia después del 11 de septiembre al campamento de Jallozai, cerca de la noroccidental ciudad paquistaní de Peshawar.

«Dejé el país porque se hablaba de ataques de Estados Unidos. No quiero perder más seres queridos», declaró la mujer, cuya familia perdió a varios hombres durante los años de conflicto.

Bibi dijo no entender por qué los estadounidenses querían dañar a su país por una solo persona, Bin Laden.

Muchos como ella atraviesan en algún punto la frontera de 2.200 kilómetros entre Pakistán y Afganistán. Toman caminos insólitos o pagan a «contrabandistas de personas» que han florecido en las últimas semanas.

Según agencias humanitarias, más de un millón de afganos podrían entrar a Pakistán en los próximos días. Unas 20.000 personas ingresaron a la provincia paquistaní de Balochistán en los últimos diez días, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

La directora ejecutiva del PMA, Catherine Bertini, reclamó el jueves al mundo una respuesta generosa a la crisis humanitaria en Afganistán y los países vecinos.

«Cien mil familias quedarán sin alimentos en Afganistán. Lamentablemente, dada la actual situación en el terreno, será imposible hacer llegar suministros a esta población durante el invierno. Deberán dejar sus hogares en busca de alimentos o morirán», advirtió Bertini.

Esta situación no es nueva para Pakistán, la nación con más población refugiada del mundo. A comienzos de los años 80, unos tres millones de afganos ingresaron a su territorio.

La mayoría reside en la Provincia de la Frontera Noroccidental. En Peshawar, la capital provincial con una población local de 1,7 millones de habitantes, viven casi 700.000 afganos.

El país enfrentó diversos problemas por la presencia de 60.000 desplazados afganos en el campamento de Jallozai. Según las autoridades, la mayoría de la población de ese y otros campamentos es desplazada por razones económicas y, por tanto, no se la puede considerar refugiada.

Pero el proceso de investigación para determinar la condición de esos afganos y su posterior repatriación se detuvo después de los ataques en Estados Unidos, a causa de las crecientes tensiones en la región.

«La frontera seguirá cerrada para los refugiados afganos aunque Estados Unidos ataque Afganistán. Hemos pedido a ACNUR que establezca campamentos cerca de la frontera de tal modo que los que logren cruzar a Pakistán puedan ser vigilados», dijo el gobernador de la provincia, Iftekhar Hussain Shah.

El principal temor del gobierno de Pervez Musharraf es que individuos contrarios al gobierno paquistaní, miembros del Talibán o potenciales terroristas ingresen al territorio como refugiados.

Funcionarios británicos pidieron la apertura de la frontera el viernes. «Apoyamos la apertura de la frontera. Deseamos que se abra para la población afgana», dijo el lunes en Islamabad el secretario adjunto de las Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios, Kenzo Oshima.

El mundo occidental «nos da lecciones sobre cómo asistir a los refugiados y abrir las fronteras por razones humanitarias. Se muestran muy preocupados por los afganos. ¿Durante la última década no sabían que los afganos necesitaban alimentos?», preguntó un funcionario paquistaní.

«Si están tan preocupados, ¿por qué no los embarcan en buques y aviones y los llevan a sus países?», agregó.

El portavoz de ACNUR, Yusuf Hassan, dijo que la agencia ubicó 23 lugares a lo largo de la frontera afgana para establecer campamentos. Varias agencias están reuniendo medicinas y material de primeros auxilios, tiendas de campaña e instalaciones sanitarias.

«Estamos en condiciones de albergar a unas 200.000 personas», dijo Rashid Khan, funcionario de ACNUR cerca de Akora Khattak. (FIN/IPS/tra-en/ny/js/dc/mlm/pr-ip/01

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