El rey de Marruecos rechazó lo que califica la politización de la cuestión bereber, en un aparente intento por aplacar los reclamos de esa minoría étnica de mayor reconocimiento de sus derechos culturales y políticos.
«Queremos afirmar que el amazigh, que está profundamente enraizado en la historia del pueblo marroquí, pertenece a todos los marroquíes, sin excepción, y no puede utilizarse con fines políticos de ninguna naturaleza», dijo el rey Mohammed VI.
El amazigh es el idioma de la minoría bereber, que pretende que la monarquía reconozca constitucionalmente sus derechos. La policía dispersó en julio una manifestación de activistas bereberes en Rabat que tenía el propósito de presentar reclamos al gobierno marroquí.
La historia de los bereberes se remonta a más de 5.000 años en la región del Magreb. Geográficamente, su patria se extiende del océano Atlántico a las fronteras entre Egipcio y Libia, y desde las costas del Mediterráneo a Níger, Malí y Burkina Faso.
El resto del mundo conoce a los bereberes por los tuaregs, los comerciantes nómadas que viajan en camello por el desierto del Sahara y que han sido glorificados o vilipendiados por decenas de libros y películas occidentales.
Los bereberes fueron oficialmente integrados a la cultura dominante en Argelia y Marruecos, al igual que en los demás países del norte de Africa en que están presentes, y no se los reconoce como elemento de una sociedad multicultural. Aquellos que pretenden afirmar su identidad son reprimidos.
Pero a diferencia de Argelia, donde la libertad de expresión de los bereberes fue sistemáticamente negada por el régimen del Frente de Liberación Nacional y por los sucesivos gobiernos controlados por el ejército, Marruecos optó por la mesura, y se mostró más abierto a las comunidades bereberes.
«El amazigh constituye un componente clave de la cultura (de Marruecos) y un rico patrimonio cultural cuya presencia es evidente en todas las expresiones de la historia y la civilización marroquíes», dijo el rey Mohammed VI, cuya madre es de origen bereber.
El monarca formuló su declaración esta semana, al inaugurar el Instituto Real de la Cultura Amazigh, cuyo objetivo será preservar y promover la cultura amazigh y consolidar su aceptación en el ámbito educativo y sociocultural marroquí, así como en los medios de comunicación. También buscará introducir la enseñanza de ese idioma en el sistema educativo..
Activistas bereberes recibieron con agrado las declaraciones del rey, pero algunos, como Abdelaziz Bourass, creen que el monarca pasó por alto el problema principal.
«Esto no basta», dijo a IPS Bourass, vicepresidente de la Asociación Marroquí de Investigación e Intercambio Cultural (AMREC). «Los bereberes siempre han luchado por el reconocimiento constitucional de su identidad como grupo distinto», dijo.
«Es verdad que los marroquíes muestran una cierta apertura hacia la cuestión bereber, pero tal apertura debe ampliarse hasta abarcar el reconocimiento constitucional», sostuvo Bourass.
El amazigh abarca varios grupos lingüísticos. En Marruecos el idioma comprende tres dialectos: el tarifit, hablado en las montañas septentrionales de Rif, el tamazight, en las zonas centro- orientales, y el tachelhit, en el sur.
Los bereberes son 25 y 30 por ciento respectivamente de la población de Argelia y Marruecos, que tienen cada uno con 30 millones de habitantes.
Manifestantes bereberes marcharon por las calles de Rabat en mayo, gritando «No somos árabes» y «Queremos el reconocimiento constitucional de nuestra civilización».
Los tuaregs de los países de Africa subsahariana, como Níger y Malí, comprenden la única comunidad bereber del norte de Africa que ha mantenido su alfabeto, el tifinagh.
Se cree que el tifinagh se remonta al siglo VI de nuestra era, y no está vinculado directamente con ninguna de los 12 dialectos bereberes que se hablan en la actualidad en el norte de Africa.
No obstante, la mayoría de los lingüistas aceptan que el alfabeto representa al idioma bereber, dada la continuidad étnica de la región.(FIN/IPS/tra-en/na/mn/aq/pr/01