– El impacto global de los atentados del 11 de septiembre demostró al gobierno de Estados Unidos que mantener posiciones «provinciales» sobre economía o medio ambiente no tiene cabida en el mundo de hoy, dijo a Tierramérica el mexicano Mario Molina, Premio Nobel de Química y catedrático del Instituto de Tecnología de Massachusetts.
«Todo está interconectado, Washington y los países desarrollados deben liderar ahora la recuperación de una economía global sustentable que permita hacer realidad los objetivos de la Cumbre de la Tierra (1992) y asegurar el éxito de la Río +10 en septiembre de 2002», sostuvo el laureado científico, quien fue uno de los descubridores de los efectos nocivos de los clorofluorocarbonos sobre la capa de ozono.
P – Tras los atentados del 11 de septiembre, la agenda global sobre ambiente de cara a la cumbre Río + 10 pareció relegarse, más aún cuando el gobierno de Estados Unidos ha declarado, al rechazar el Protocolo de Kyoto, que si tuviese que escoger entre medio ambiente y economía, preferiría la economía.
R – Molina: Si Estados Unidos, con un punto de vista muy provinciano, considerara que no necesita al resto del mundo, podría aislarse y seguir adelante. Pero es evidente que la economía de los países, incluso la de Estados Unidos, depende de lo que está sucediendo en el ámbito global. Los eventos trágicos de septiembre demuestran que Estados Unidos necesita la cooperación del resto del mundo, así que no hay excusa para ese aislamiento que es nada más imaginario, ya no hay excusa para un conflicto entre medio ambiente y economía. La agenda ambiental debe seguir en primer plano y la Cumbre Río + 10 debe ser exitosa.
P- Pero en la política internacional priman ahora otras discusiones y existe preocupación en los países en desarrollo por las consecuencias de la crisis económica, agravada por los atentados.
R- Reconocemos problemas en la economía, pero esto simplemente indica que debemos trabajar todos más duro. Yo soy optimista desde el punto de vista de que la sociedad sí puede resolver estos problemas con una agenda ambiental, aunque siendo realistas todavía no llegamos a eso. Lo de la economía es un aspecto interesante, porque a largo plazo los problemas ambientales también repercuten en la economía, así que no hay que escoger entre economía y medio ambiente. Si uno simplemente se preocupa por la economía a corto plazo, sin tomar en cuenta que se puede deteriorar el medio ambiente, a largo plazo todo sale más caro.
P- De los países industrializados depende gran parte de la recuperación económica mundial y el desarrollo sostenible. ¿Cuáles son para usted las responsabilidades de esas naciones?
R- Los países ricos tienen una responsabilidad muy clara. Por un lado, una buena parte de la contaminación que se registra en el ámbito global, por lo menos con respecto a la atmósfera, viene de los países industrializados. Por otro lado, es muy importante que estos países empiecen a colaborar con el mundo en desarrollo para garantizar que continúe su desarrollo económico y aumente la calidad de vida de todos los habitantes del planeta. Y este proceso requiere tecnologías nuevas y mucho más prudencia y respeto al medio ambiente. Es un proceso en el que los países industrializados tienen que funcionar como líderes.
P- En septiembre próximo se realizará en Sudáfrica la cumbre Río + 10. ¿Cuál es su pronóstico sobre sus resultados, considerando la crisis económica y los continuos enfrentamientos entre grupos ambientalistas, industrias y gobiernos?
R- Lo primero que hace falta es una visión muy clara a largo plazo, porque así son las inversiones de protección ambiental. Muchas veces los políticos sólo ven el rendimiento inmediato, y eso hay que superar. Creo que con buena voluntad y liderazgo se puede llegar a arreglos importantes en la cumbre Río + 10. Sobre los roces entre los actores involucrados es importante recordar el éxito que tuvo el Protocolo de Montreal (que entró en vigor en 1989) para eliminar la producción de clorofluorocarbonos. Allí parecía que era imposible lograr un arreglo, pero se hizo y entre todos los actores.
P- Sus investigaciones fueron determinantes para enfrentar la destrucción de la capa ozono, pero gobiernos e industrias las rechazaron en un principio. ¿No sucede algo similar con el cambio climático y la negativa de Estados Unidos a aceptar el Protocolo de Kyoto? ¿Se resiste ese país a aceptar un acuerdo que los científicos sustentan con evidencias?
R- Considero que el rechazo de Estados Unidos a suscribir Kyoto es un retroceso, pero creo que ese país desarrollará algún programa para proteger a la sociedad del calentamiento global. Espero que los países ricos, entre ellos Estados Unidos, estén más conscientes de la necesidad de atacar los problemas de desarrollo sostenible desde un punto de vista integral. Sí se puede, y el Protocolo de Montreal lo demostró, pues el conflicto inicial entre el sector industrial, gubernamental y ambientalista se resolvió y todos participaron activamente. Hoy, todos los países y las empresas hacen esfuerzos para cumplir con los compromisos de Montreal, lo que en un momento pareció imposible. Hay que seguir ese ejemplo. (FIN/Tierramérica/dc/en/01