El Senado de Brasil comenzó a debatir el otorgamiento a estudiantes negros de un porcentaje mínimo de plazas universitarias, un principio defendido por el gobierno en la Conferencia Mundial contra el Racismo celebrada en Sudáfrica.
El proyecto, presentado hace varios años por el ex presidente José Sarney, es cuestionado por expertos, para quienes una cuota mínima específica para estudiantes negros en los centros universitarios sería difícil de aplicar y reduciría la calidad de la enseñanza.
Apenas dos por ciento de los negros brasileños alcanzan 15 años de escolaridad, el mínimo necesario para lograr un diploma universitario, frente a nueve por ciento de los blancos, dijo el miércoles ante el Senado Roberto Martins, presidente del gubernamental Instituto de Investigación Económica Aplicada.
El analfabetismo entre los negros y «pardos» (mestizos) es casi tres veces superior al 10,3 por ciento de los blancos, de acuerdo con las últimas estadísticas. Cerca de seis por ciento de los habitantes de Brasil se declaran negros y 39 por ciento se dicen «pardos», de acuerdo con los censos.
Así, los descendientes de africanos suman 45 por ciento de la población brasileña, una proporción que podría ser mayor, pues muchos no reconocen su condición étnica debido a la discriminación social, según las organizaciones de negros. Esas cifras las impulsan a reclamar la mitad de las plazas universitarias.
Otros indicadores, como los de pobreza, desempleo y salario, apuntan fuertes diferencias en desmedro de la población de origen africano, especialmente las mujeres.
Hay un creciente consenso entre los expertos, en coincidencia con las organizaciones de negros, en cuanto a la necesidad de combatir la pobreza y la inequidad, y en que la educación es clave para modificar la pésima distribución del ingreso que caracteriza a Brasil.
La defensa de las cuotas y otras medidas de acción afirmativa (discriminación positiva) figuró entre la postura de Brasil ante la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia celebrada en Durban entre el 31 de agosto y el 8 de septiembre.
El mismo presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso declaró su apoyo a tales medidas.
El gobierno brasileño no puede «negar en la práctica el discurso» que desarrolló en la ciudad sudafricana, dijo a IPS Ivanir dos Santos, secretario del no gubernamental Centro de Articulación de las Poblaciones Marginadas, con sede en Río de Janeiro.
«Todo depende de la voluntad política», a la luz de los resultados de las medidas de acción afirmativa en Estados Unidos, y «no se puede mantener la actual situación» en Brasil, argumentó Dos Santos.
Es importante que el proyecto de las cuotas avance ahora en el Congreso legislativo, impulsado por la posición de Brasil en Durban. «Además, habrá elecciones el próximo año», en octubre, y «los negros representamos muchos votos» que interesan a los parlamentarios aspirentes a la reelección, agregó.
Pero el ministro de Educación, Paulo Renato Souza, se opone a la medida, y propone como alternativa la creación de cursos gratuitos destinados a preparar los negros para los exámenes de selección exigidos para ingreso en las universidades.
La propuesta del ministro responde a los argumentos de rectores, profesores y expertos en educación que rechazan las cuotas, por considerarlas ineficaces, inadecuadas y de difícil aplicación en un país de mayoría mestiza. Será imposible distinguir los negros de los que no lo son, según algunos críticos.
Además, las cuotas derivarían en una caída de la calidad de la enseñanza superior en Brasil, al facilitar el ingreso de estudiantes menos preparados, argumentan especialmente los profesores, como Adilson Simonis, experto en estadística de la Universidad de Sao Paulo.
«Apoyo las cuotas, porque debe hacerse algo contra las desigualdades, que son inaceptables», contrarrestó Joel Rufino dos Santos, uno de los intelectuales negros más respetados del país, escritor y profesor de literatura en la Universidad Federal de Río de Janeiro.
En Brasil es posible que no se repitan los «efectos negativos» registrados en Estados Unidos, donde el mayor acceso a la universidad formó una «burguesía negra conservadora», señaló.
La realidad brasileña es distinta, pues los partidos políticos de izquierda y movimientos sociales pueden hacer de las cuotas un factor importante de cambios sociales más amplios, argumentó.
Las dificultades señaladad por los críticos son solucionables y no pueden obstaculizar las acciones contra la discriminación, sino estimular la búsqueda de soluciones, opinó Dos Santos. La identificación de los afrodescendientes se hace fácilmente por sus ancestros y constan en los registros de nacimiento, observó.
Además de asegurar el acceso a la universidad para los negros, hay que crear mecanismos para que puedan permanecer estudiando, evitando el abandono por la necesidad de trabajar para sobrevivir, añadió.
El gobierno distribuye muchas becas a quienes no son pobres y puede destinar buena parte a los afrodescendientes, concluyó. (FIN/IPS/mo/mj/ed pr/01