Las autoridades de Qatar disponen de unos 12.000 efectivos para proteger la conferencia de la Organización Mundial del Comercio (OMC), pero carecen de recursos para asegurar la armonía entre ministros de los 142 países que estarán presentes.
El clima de inseguridad internacional derivado de los atentados terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos hizo temer por la suerte de la reunión, que sesionará del 9 al 13 de noviembre en Doha, capital de Qatar.
El comité organizador de la conferencia ministerial anunció finalmente que garantizará la seguridad de los 4.000 participantes que viajarán al emirato del Golfo.
En cambio, nadie se hace responsable del éxito político de la conferencia, menos aún después de que se conoció esta semana el último borrador del proyecto de declaración a ser sometido a los ministros.
El texto presentado por el presidente del consejo general de la OMC, Stuart Harbinson, despertó un coro de protestas, algunas sobreactuadas, como las de la Unión Europea (UE) y otros países industriales, y otras naturales, como las de países en desarrollo y, en particular, del grupo de países menos adelantados (PMA).
El documento también fue criticado por organizaciones no gubernamentales que atienden asuntos de comercio, pues señalan que tiene un sesgo favorable a los países del Norte.
La propuesta de Harbinson, representante de Hong Kong, requiere mejoras según los delegados europeos, que pretenden una negociación en Doha sobre múltiples asuntos para ocultar y contrapesar las dificultades que afrontan en el aspecto clave que es la agricultura.
La UE, Japón, Corea del Sur, Suiza, Noruega y también Estados Unidos mantienen un sistema de proteccionismo estatal para proteger a sus agricultores.
El proyecto de declaración recoge las principales aspiraciones de los europeos, al proponer la apertura de negociaciones sobre los denominados «nuevos temas», que incluyen competencia, inversiones, transparencia en contrataciones públicas y facilitación del comercio.
Pero el comisario europeo de Comercio, Pascal Lamy, se quejó de que el texto no conforma sus expectativas en cuestiones como el ambiente y las relaciones entre la OMC y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) a propósito de las normas laborales básicas.
En tanto, desde el campo de los países en desarrollo, las críticas al proyecto son generales. Ali Said Mchumo, de Tanzania, que coordina a los PMA, opinó que refleja las demandas y los puntos de vista de los países industriales.
En síntesis, se puede decir que el equilibrio del documento se inclina en contra de los países en desarrollo y desde luego, contra los PMA, dijo Mchumo.
En la misma orientación, la representación de Nigeria declaró su insatisfacción con la propuesta de Harbinson, porque es «parcial» y «complace de manera total los intereses» de los países industriales, mientras ignora las preocupaciones de los países en desarrollo y de los PMA.
Por su parte, un delegado de América Latina observó que el texto presentó una variante respecto de la versión anterior, pues en los asuntos de interés para los países en desarrollo se modificó el lenguaje para introducir un modo potencial en reemplazo del anterior imperativo.
Harbinson no atinó a redactar un texto de compromiso y presentó dos versiones en una cuestión de interés especial para los países en desarrollo como es la relación entre la salud pública y los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio.
Una se acerca al reclamo de los países africanos y de Brasil e India, a favor de un acceso a los medicamentos sin limitaciones originadas en las patentes de propiedad de los laboratorios farmacéuticos.
La otra opción atiende los intereses de los países industriales, que son sede de las trasnacionales farmacéuticas, resumió Mchumo.
Oxfam, un grupo no gubernamental con sede en Gran Bretaña, dijo que Estados Unidos, apoyado por Japón, Suiza y Canadá, obstruye los intentos por fortalecer los aspectos de la salud en el régimen de patentes de la OMC, «arriesgando la vida de millones de personas que viven en la miseria».
La industria farmacéutica ha presionado con una intensidad sin precedentes para detener cualquier amenaza a «la santidad de sus patentes», comentó David Earnshaw, de Oxfam Internacional.
El Movimiento Mundial de Ciudadanos, integrado por 13 organizaciones no gubernamentales, dijo que Estados Unidos encabezó la oposición inflexible al programa de aplicación, un reclamo de los países en desarrollo para que las naciones industriales apliquen los tratados comerciales anteriores.
El gobierno de Nigeria previno que todos los asuntos relacionados con la aplicación de los convenios anteriores deben ser examinados y resueltos en Doha, como lo decidió el consejo general de la OMC. (FIN/IPS/pc/if ip/01