REFUGIADOS: Australia traslada afganos a países vecinos

Australia llevará a los 438 afganos que le pedían asilo desde un buque noruego anclado en sus costas a Nueva Zelanda y a Naurú, uno de los países más pequeños del mundo, pero el debate sobre esta crisis está lejos de terminar.

Un tribunal federal australiano levantó este lunes la prohibición de trasladar a los solicitantes de asilo fuera de aguas territoriales, lo que permitirá a Canberra enviarlos a Nueva Zelanda y a Naurú, que aceptaron recibirlos.

Durante la última semana, militares australianos impidieron que el capitán del buque noruego -que rescató a los afganos el 26 de agosto de otro barco que se hundía, a pedido de autoridades australianas- desembarcara a los refugiados afganos en la isla Christmas, en el norte de Australia.

El primer ministro John Howard se mantuvo firme en su postura de expulsar a los solicitantes de asilo, pese a los reclamos y protestas de organizaciones internacionales y de grupos de derechos humanos.

Tras el levantamiento del interdicto judicial, dispuesto a pedido de una organización de derechos humanos, los afganos serán embarcados en un buque de la marina australiana para el transporte de tropas, el HMAS Manoora.

El Manoora navegará cinco días antes de dejar a los refugiados en Port Moresby, capital de la empobrecida Papúa-Nueva Guinea. De allí, 150 de ellos serán enviados por avión en grupos familiares a Nueva Zelanda para el procesamiento de sus solicitudes de asilo, explicó Howard.

Los restantes serán destinados a expensas de Australia a la pequeña isla de Naurú, en el Pacífico, agregó. Naurú, de 21 kilómetros cuadrados y 11.000 habitantes, está situado a 4.000 kilómetros al nordeste de Australia.

La decisión judicial de este lunes fue resultado de un acuerdo entre abogados que permitió la continuación del juicio sobre si Canberra actuó dentro de la ley al negarse a recibir a los afganos.

Pese a las críticas del exterior, incluso de la Comisión de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la decisión de Howard de impedir el desembarco de los refugiados cuenta con un fuerte respaldo público en el país.

«Bravo por Howard y su actitud firme. La cuestión de los inmigrantes ilegales es una úlcera muy antigua», escribió un lector a uno de los principales periódicos. «Son piratas, secuestradores y ladrones», escribió otro.

Una empresa de monitoreo de medios de comunicación describió la crisis del buque noruego como «una de las cuestiones más discutidas de todos los tiempos en la prensa australiana».

La empresa recibió dos veces más llamadas a favor de la expulsión de los afganos que en contra de esa decisión.

La hostilidad contra los inmigrantes -en contraste con la hospitalidad registrada luego de 1975 hacia miles de vietnamitas y las críticas a los países del sudeste asiático que los rechazaron- consternó a los líderes religiosos.

«Con honestidad digo que estoy triste. Simplemente pido a todos los australianos que se pongan en el lugar de los otros», declaró el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos Australianos, el arzobispo Francis Carroll.

Si bien la solución hallada al problema de los solicitantes de asilo podría evitarle a Howard la humillación de una retractación, afectó gravemente las relaciones con el gobierno de Indonesia, de donde procedían los afganos.

La presidenta indonesia Megawati Sukarnoputri se niega a responder a los llamados de Howard.

Además, el plan de enviar a los afganos a Nueva Zelanda y Naurú todavía no ha superado todas las trabas legales.

El tribunal federal continuará escuchando los alegatos del Consejo Victoriano de Libertades Civiles, según el cual la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, de 1982, incluye las aguas territoriales, y por lo tanto Australia estaría obligada a procesar las solicitudes de asilo.

El juez se propone pronunciar sentencia antes de que el buque de la marina australiana llegue a Papúa-Nueva Guinea. Si determina que las solicitudes deben ser procesadas en Australia, los afganos deberán ser traídos de regreso.

«Ustedes saben de las masacres que tienen lugar en nuestro país, donde miles de hombres, mujeres y niños inocentes son enterrados en fosas comunes», escribieron los solicitantes de asilo en una carta enviada al tribunal para pedir que se les permitiera desembarcar en Australia.

«Esperamos que entiendan que no tenemos otra salida más que escapar de nuestra querida patria y buscar asilo en un lugar pacífico», agregaron.

Varios críticos sugirieron que la dura actitud de Howard se debe a la proximidad de las elecciones, pero el primer ministro lo desmintió categóricamente. (FIN/IPS/tra-en/bb/js/mlm/hd-ip/01

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