El presidente de México, Vicente Fox, sedujo a Estados Unidos, tomó la iniciativa en la relación bilateral, algo que no había hecho ninguno de sus predecesores en el gobierno, y consolidó su liderazgo en América con propuestas de cambios en la OEA.
Este viernes, último de sus tres días de visita a Estados Unidos, Fox anunció ante la OEA (Organización de Estados Americanos) que México abandonará el esquema de seguridad militar vigente en el hemisferio americano desde la década del 40 e impulsará la creación de un nuevo sistema.
Un día antes, frente al gobierno y Congreso estadounidenses, que lo recibieron con una calidez inédita para un presidente latinoamericano, pidió cambios en la relación bilateral, especialmente en lo relativo al caso de los emigrantes mexicanos en Estados Unidos y a la lucha contra las drogas.
Parece que la nueva política exterior de México, más agresiva y audaz que en el pasado, va en serio, dijo a IPS el experto en asuntos internacionales Ariel Rocha. Fox, el primer presidente ajeno al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 71 años, quiere ser líder regional, aunque aún faltan resultados, agregó.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, sostuvo que América Latina tiene en Fox a uno de sus principales líderes y aseguró que para su país no existe «una relación en el mundo de mayor importancia que la que tenemos con México».
Algunos observadores sostuvieron que Bush perdió la iniciativa respecto de México, país que estaría determinando la agenda bilateral y el ritmo de la discusión. Otros afirmaron que la posición del mandatario estadounidense responde a un interés por atraer al electorado de origen latinoamericano.
En uno de los últimos actos de su visita a Estados Unidos, Fox pidió a los gobiernos de América la eliminación del Tratado de Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), con el argumento de que la región no tiene enemigos militares extraterritoriales, pero sí otros «enemigos comunes».
Esos enemigos, dijo, son el atraso económico, la pobreza, la delincuencia organizada y la destrucción del ambiente.
Bajo el TIAR, suscrito en 1947, Estados Unidos ató a América Latina a sus intereses estratégicos durante la guerra fría contra el bloque comunista, apuntaron los observadores.
«La nueva arquitectura del sistema internacional pone en evidencia que este instrumento es ahora inservible. (…) Los retos para la seguridad nacional, para la seguridad en su más alta concepción, han cambiado radicalmente», lo que obliga a diseñar un nuevo esquema, apuntó Fox.
Rocha destacó que el presidente mexicano haya presentado la propuesta de eliminar el TIAR durante una visita al país que lo impulsó y usó a conveniencia, y que, además, lo recibió en una visita de alto impacto en los medios de comunicación.
«Hay audacia en el frente internacional del gobierno mexicano», pero ahora deberán verse resultados, sostuvo el experto.
Fox urgió el miércoles a Bush a suscribir un acuerdo migratorio bilateral antes de fin de año. La intención es que el convenio permita legalizar la residencia en Estados Unidos de unos cuatro millones de indocumentados mexicanos y facilitar el ingreso de trabajadores temporales.
Bush, que había intentado antes de la visita de Fox reducir la importancia de la cuestión migratoria al indicar que era complejo y requería mayor tratamiento, prometió luego a su par mexicano que se esforzaría «cien por ciento» para lograr una rápida solución.
Estados Unidos y México comparten una frontera de 3.200 kilómetros y su relación está signada por la emigración y la lucha contra el narcotráfico, asuntos que generan periódicos roces.
En Estados Unidos viven unos 20 millones de mexicanos o personas de ese origen, y miles intentan ingresar cada año, la mayoría de manera ilegal. Por otra parte, organizaciones criminales mexicanas son importantes abastecedoras del mercado estadonidense.
Fox logró que la emigración ocupe el primer lugar en la agenda bilateral con Estados Unidos y que Washington apoye, sin cortapisas, la postura mexicana de eliminar el examen de la política antidrogas a la que el gobierno estadounidense somete cada año a diversos países, entre ellos los latinoamericanos.
En su discurso ante el Congreso de Estados Unidos, donde recibió sonoros aplausos de pie, el presidente de México demandó a los legisladores creer en el carácter democrático de su gobierno y dejar atrás la sospecha, la indiferencia y la agresividad contra su país.
Fox demandó también afianzar la relación bilateral y encauzarla por nuevos rumbos bajo el postulado de la confianza, palabra que repitió 32 veces en su discurso frente a los legisladores estadounidenses.
Los analistas no recuerdan que un presidente de América Latina haya sido recibido en los últimos años con tanta calidez en Estados Unidos como Fox, hecho que se atribuye, entre otros motivos, a que sea el primer mandatario de México que derrotó al PRI. (FIN/IPS/dc/mj/ip/01