América Central está dispuesta a considerar la propuesta de una nueva ronda de negociaciones comerciales multilaterales, pero exige atención a sus demandas, según lo hizo saber al director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC), Mike Moore.
Moore visitó Guatemala el lunes y Costa Rica el martes, como parte de sus gestiones en busca de apoyo entre los 142 países miembros de la OMC para lanzar la nueva ronda de negociaciones en la reunión ministerial que la organización realizará del 9 al 13 de noviembre en Qatar.
La OMC cree que «en un mundo caracterizado por bloques comerciales, las naciones pobres aisladas son las que corren mayor riesgo», señaló Moore, quien el miércoles fue a Colombia y el viernes a México.
«Son pocos los países ricos que buscan el trato comercial con las naciones pobres, lo que coloca a éstas en desventaja», dadas las dificultades «para abrirse paso en un mundo de normas comerciales superpuestas y a veces contradictorias», dijo, al señalar la importancia que a su juicio tiene para el Sur en desarrollo la nueva ronda propuesta.
Moore advirtió que el eventual fracaso de la reunión de Qatar pondría en duda el valor de la OMC como foro para las negociaciones comerciales.
La tercera Conferencia Ministerial de la OMC, realizada hace dos años en la ciudad estadounidense de Seattle entre protestas de grupos opuestos a la globalización económica, finalizó sin acuerdo para la nueva ronda multilateral de negociaciones.
La visita de Moore no parece haber tenido influencia en las posiciones ya resueltas por los países representados en las conversaciones de esta semana.
Los gobernantes y empresarios de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Panamá y República Dominicana, reunidos el lunes con el director de la OMC, condicionaron su apoyo al lanzamiento de la nueva ronda a la solución de problemas relacionados con la implementación de los acuerdos de la ronda Uruguay (1986-1994).
Por su parte, Costa Rica confirmó su apoyo a una nueva y amplia ronda de negociaciones.
Los seis primeros exigen la eliminación o disminución de los subsidios a la agricultura en el Norte industrial y un trato diferenciado para las pequeñas economías.
Esos países pretenden una prórroga indefinida de los incentivos a las exportaciones que obtienen de las naciones industriales, indicó Alfredo Millián, del Consejo Centroamericano y del Caribe de Textiles y Confección.
Los incentivos deberían desaparecer en 2003, según la OMC, pero Honduras y Nicaragua podrán mantenerlos hasta 2005, debido a que su ingreso anual por habitante es inferior a los 1.000 dólares.
Los empresarios de los seis países solicitan que el plazo de 2005 se aplique a todos, incluso con la posibilidad de llevarlo más allá de esa fecha.
Otra área sensible para América Central y la República Dominicana es la agricultura. Rigoberto Monge, de la Oficina de Apoyo al Sector Privado, de El Salvador, comentó que es indispensable la eliminación de las cuotas, los altos aranceles, las barreras no arancelarias y los subsidios en los países industriales.
En Costa Rica, Moore escuchó el martes otra versión. El gobierno costarricense apoya la realización de una nueva ronda, pero solicita la máxima amplitud. Es decir, que se aborden todos los asuntos comerciales pendientes, y no sólo los que interesan y pretenden discutir los países del Norte.
Según Costa Rica, una nueva negociación multilateral debería incluir el área agrícola, el sistema de solución de controversias y un acuerdo sobre normas de inversión.
La incorporación de esas cuestiones a la agenda de la eventual ronda de negociaciones permitiría una mayor inserción de la economía costarricense en el comercio mundial y, como consecuencia, un mayor crecimiento económico y desarrollo humano del país, según el ministro de Comercio Exterior, Tomás Dueñas.
«Una nueva ronda debe cumplir con el objetivo fundamental de fortalecer el sistema multilateral de comercio y su papel de garante de los derechos de todos sus miembros, en particular de los más pequeños», dijo Dueñas.
Costa Rica quiere «una negociación de cobertura amplia, balanceada y regida por el principio del compromiso único», agregó.
Moore se encontró en América Central con dos de las tres posiciones predominantes entre los miembros de la OMC respecto del proyecto de comenzar la nueva ronda multilateral.
República Dominicana y la mayoría de los países centroamericanos coinciden con los argumentos de un fuerte grupo de países en desarrollo encabezados por India, Egipto y Pakistán.
Este grupo indica que el Sur no puede asumir más compromisos de liberalización comercial mientras persistan los desequilibrios resultantes de la ronda Uruguay, que dio origen a la OMC.
Sus integrantes tampoco aceptan poner sobre la mesa nuevos asuntos para que unos pocos países logren ventajas y concesiones recíprocas sin ningún beneficio para el mundo en desarrollo.
Costa Rica, en cambio, se suma al argumento expuesto por Sudáfrica. El ministro de Comercio e Industria sudafricano Alec Erwin opinó a mediados de agosto que el mundo en desarrollo desaparecerá de la escena mundial si no asume un papel central en la Cuarta Conferencia Ministerial de la OMC, de Qatar.
Igualmente, Costa Rica considera que es en la OMC, en una nueva ronda que incluya todos los temas, donde se pueden corregir los desequilibrios, relacionados básicamente con la agricultura y con asuntos como la propiedad intelectual y las patentes, en los cuales el Norte ha sacado ventaja.
La vicepresidenta de la Cámara de Exportadores de Costa Rica, Marcela Filloy, advirtió en el semanario El Financiero que la reunión ministerial de Qatar presentará un desafío adicional.
Ese desafío consiste en incorporar a la agenda de discusión la necesaria humanización y democratización del comercio internacional, de modo de hacer factible la renegociación de plazos para que el mundo en desarrollo pueda ajustar su economía y cumplir con los acuerdos de la ronda Uruguay.
La democratización es también imprescindible para que el Sur pueda hacer valer sus derechos dentro de la OMC y participar en la formulación de reglas, pues de momento, las principales decisiones dependen de Estados Unidos y de la Unión Europea, agregó Filloy. (FIN/IPS/mso/ff/if dv/01