América Latina decidirá esta semana si se embarca con Estados Unidos en la guerra contra el terrorismo o se limita a dar a Washington un respaldo político que no implique el derramamiento de su propia sangre.
Estados Unidos, apoyado por Argentina y Brasil, citó para este miércoles en Washington una reunión urgente del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), con el propósito de analizar la aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), vigente desde 1947.
El artículo tercero del TIAR establece que «cualquier ataque armado (…) contra cualquier estado americano será considerado un ataque contra todos los estados americanos» y que todos los países integrantes de la OEA se comprometen a «ayudar a hacer frente al ataque en el ejercicio del derecho de legítima defensa».
La convocatoria se produce en el marco del movimiento mundial que Estados Unidos organiza para combatir el terrorismo, en reapuesta al ataque de la semana pasada contra Nueva York y Washington, el más trágico de su historia.
Washington propuso la reunión urgente para pedir a sus socios latinoamericanos y del Caribe medidas coordinadas de seguridad y un eventual apoyo a sus acciones militares.
Los embajadores analizarán la conveniencia de aplicar el TIAR u otro tipo de medidas, como las previstas en la Convención Interamericana Contra el Terrorismo de la OEA, explicó a IPS el director de Asuntos Políticos de la cancillería de Uruguay, Alvaro Moerzinger.
Las resoluciones serán ratificadas por los cancilleres de los 34 países de la OEA en una nueva reunión que podría realizarse al día siguiente, añadió Moerzinger.
Dos aviones comerciales secuestrados fueron estrellados contra las torres gemelas del World Trade Center de Nueva York, que se derrumbaron poco después. Otro avión fue dirigido contra el Pentágono, sede en Washington del Departamento (ministerio) de Defensa estadounidense.
Unas 5.000 personas desaparecieron bajo los escombros de las torres gemelas de Nueva York. Un cuarto avión secuestrado cayó en una zona despoblada del nororiental estado de Pennsylvania.
Estados Unidos señala como principal sospechoso del ataque al extremista saudita Osama Bin Laden, amparado por el movimiento extremista islámico Talibán, que controla la mayor parte del territorio de Afganistán.
Washington preparaba este lunes represalias contra ese país de Asia central con el apoyo del resto de Occidente.
La Unión Europea celebrará este viernes en Bruselas una cumbre auspiciada por el canciller alemán (jefe de gobierno) Gerard Shcroeder, para estudiar «la evolución de la situación internacional» y posibles medidas de cooperación con el gobierno de George W. Bush.
La semana pasada, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) invocó la cláusula de defensa mutua por primera vez en su historia.
Apenas tres horas después de los atentados del martes 11, la Asamblea General de la OEA, reunida en Lima, condenó en términos enérgicos el terrorismo y reiteró la necesidad de fortalecer la cooperación hemisférica para «combatir este flagelo que hoy enluta al mundo».
El Mercado Común del Sur (Mercosur, que integra a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), junto a Bolivia y Chile, inició consultas la semana última para adoptar una posición común en la reunión de la OEA, según un comunicado difundido este lunes.
Los seis países favorecerán la puesta en práctica de los mecanismos previstos en la Carta de la organización y el TIAR, indica el comunicado.
La última vez que la OEA implementó el TIAR fue en 1969, cuando la tensión creada por la constante emigración de campesinos salvadoreños a Honduras desató una guerra entre ambos países, cuyo detonante fue un partido por las eliminatorias de la Copa del Mundo de fútbol. La OEA decidió intervenir invocando algunos artículos del tratado.
Argentina pidió aplicar el TIAR cuando Gran Bretaña respondió a su invasión de las islas Malvinas en 1982, ordenada por el gobierno militar de Leopoldo Galtieri. Pero la OEA rechazó la petición, a instancias de Washington, que apoyaba a Londres, su aliado en la OTAN.
El canciller argentino Adalberto Rodríguez Giavarini inició contactos para reflotar el TIAR y no descartó crear una fuerza militar conjunta sudamericana para apoyar eventuales represalias estadounidenses contra Afganistán.
El presidente Fernando de la Rúa aseguró el fin de semana que «no está planteado el envío de tropas argentinas», aunque reiteró que su gobierno se colocará del lado «de la democracia, de la libertad, (y de) la paz y contra el terrorismo».
Argentina se unió en 1991 a la coalición internacional encabezada por Estados Unidos que atacó a Iraq para expulsarlo de Kuwait. El gobierno de Carlos Menem (1989-1999) envió al Golfo un barco de guerra, que no entró en combate.
Los servicios de inteligencia de Argentina, Brasil y Paraguay mantienen férreos controles en su triple frontera, donde reside una importante comunidad árabe, para detectar el eventual paso de terroristas.
Además, Paraguay restringió la concesión de visas consulares a los ciudadanos de la Liga Arabe, como forma de colaborar con Estados Unidos en la búsqueda de los responsables del ataque contra Nueva York y Washignton.
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense pidió a sus pares del Mercosur que localicen en la región a la esposa de El Said Mohamed Moklhes, un supuesto terrorista egipcio detenido en Uruguay en enero de 1999.
Mientras, México no fijará una posición sobre los planes de Estados Unidos hasta que el gobierno de Bush los haga públicos, advirtió el domingo el secretario de Gobernación (ministro del interior), Santiago Creel.
Pero la posición de Creel contrasta con la expresada días atrás por el canciller Jorge Castañeda, quién pidió no regatear apoyo a Estados Unidos en las represalias contra los responsables de los atentados terroristas.
El presidente de Chile, Ricardo Lagos, al participar el domingo en Santiago de un servicio religioso evangélico, adelantó que apoyará represalias «severas y misericordiosas», que castiguen a los culpables pero no afecten a civiles.
Por su parte, el canciller de Brasil, Celso Lafer, descartó el envío de tropas. «No estamos trabajando en ningún escenario que implique el uso de tropas brasileñas en cualquier tipo de acción. Esta no es una hipótesis que considere el gobierno», afirmó Lafer el fin de semana.
Los embajadores estudiarán si el TIAR es aplicable a este caso, puesto que los agresores son terroristas y no un país. De todas formas, el artículo seis contempla medidas contra cualquier «agresión que no sea un ataque armado» y «cualquier otro hecho o situación que pueda poner en peligro la paz de América».
Pero el TIAR no se reduce al empleo de la fuerza armada. El artículo ocho, por el cual se inclina Uruguay en este caso, prevé medidas como el retiro de misiones diplomáticas, embargos y el bloqueo de comunicaciones, vías marítimas y aéreas, explicó Moerzinger.
En este caso, las medidas serían aplicadas contra Afganistán, de comprobarse su apoyo a grupos terroristas.
«No creo que haya un involucramiento armado. Se le dará un apoyo político a Estados Unidos para que tome las medidas que considere necesarias, pero nuestros países no participarán. Será sólo una cobertura política», opinó Moerzinger.
Es probable que antes se invoque la Convención Interamericana Contra el Terrorismo, que prevé medidas coordinadas de prevención de atentados terroristas, como intercambio de información, recursos y tecnología, añadió. (FIN/IPS/rp/mj/ip/01