AMERICA: El TIAR renace en los escombros de las torres gemelas

El ataque contra Nueva York y Washington posibilitó el renacer del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) como instrumento político de apoyo a Estados Unidos, aunque sin participación militar directa de América Latina en la eventual ofensiva contra Afganistán.

El presidente estadounidense George W. Bush se comunicó telefónicamente este jueves con sus pares de Argentina, Fernando de la Rúa, y Chile, Ricardo Lagos, en la víspera de las dos reuniones que los cancilleres de la OEA (Organización de Estados Americanos) celebrarán en Washington.

Bush agradeció la solidaridad de ambos mandatarios tras los ataques del día 11, en que supuestos fundamentalistas islámicos estrellaron aviones comerciales secuestrados contra las torres gemelas del World Trade Center en Nueva York y contra el Pentágono, sede del Departamento de Defensa en Washington.

El asunto será tratado este viernes en la Reunión de Consulta de los cancilleres de los 34 países de la OEA, que será seguida de inmediato por una sesión, también de ministros de Relaciones Exteriores, de los 24 estados parte del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).

Ambas reuniones fueron convocadas por el Consejo Permanente de la OEA, reunido el miércoles en Washington, que invocó el artículo 28 de la Carta de la organización para declarar los atentados del día 11, que dejaron más de 5.000 muertos, «como un ataque contra todos los estados de las Américas».

Según la resolución aprobada por el Consejo Permanente, se acordó citar también al Organo de Consulta del TIAR, formado por los cancilleres, con el fin de acordar «las medidas que deben ser tomadas para la defensa común y para el mantenimiento de la paz y la seguridad del continente».

Bush no pidió a De la Rúa ni a Lagos aportes de tropas para una eventual acción militar contra Afganistán en el marco de la operación Justicia Infinita, que Washinton y sus aliados lanzarían si Kabul no entrega al saudita Osama Bin Laden, acusado por Estados Unidos de ser el autor intelectual de los atentados.

De la Rúa y Lagos garantizaron, a su vez, un firme respaldo político a las acciones que acuerden Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) como respuesta por lo que se califica como el mayor acto de terrorismo de la historia.

«Le he dicho al presidente Bush que debe haber una respuesta apropiada, inteligente, adecuada y, lo más importante, en que no paguen justos por pecadores», informó Lagos a la prensa en Santiago.

«Estos han sido ataques contra todas las democracias del mundo», señaló el mandatario chileno, agregando que ahora se trata de ser capaces de castigar a los terroristas, ubicar donde están sus células y desarticularlas.

«Obviamente no está en cuestión el envío de efectivos militares chilenos, lo que tendría en verdad un carácter meramente simbólico», agregó Lagos, luego de que en Buenos Aires un portavoz presidencial hiciera aclaraciones similares respecto de tropas argentinas.

«La posibilidad de enviar tropas en una eventual acción militar de Estados Unidos es una hipótesis muy poco probable. El TIAR es un tratado para responder a un ataque de una nación y éste es un caso de terrorismo», dijo a IPS el director de Asuntos Políticos de la cancillería uruguaya, Alvaro Moerzinger.

También en medios diplomáticos argentinos se expresaron reservas acerca de la pertinencia de la aplicación del TIAR, un tratado nacido en 1947 en los albores de la guerra fría, del cual no forman parte Canadá ni los países caribeños anglófonos.

El TIAR entró en crisis en 1982, cuando Argentina lo invocó con ocasión de la guerra de las Malvinas, para reclamar una defensa continental ante la fuerza expedicionaria que Gran Bretaña envió al archipiélago, sin obtener apoyo de Estados Unidos que optó por respaldar a Londres, su aliado en la OTAN.

El 7 de septiembre, el presidente de México, Vicente Fox, dijo en la sede de la OEA, durante una gira por Estados Unidos, que el TIAR era «un caso grave de inutilidad y obsolescencia», y propuso la creación de un nuevo esquema de seguridad continental.

El canciller mexicano Jorge Castañeda dijo este jueves que su gobierno no está de acuerdo con la convocatoria al TIAR, pero que debió sumarse al consenso en el Consejo Permanente de la OEA.

La resolución del órgano hemisférico plantea que los estados americanos usen «todos los medios necesarios a su alcance» para perseguir, capturar y castigar a los culpables de los atentados.

Castañeda lamentó que no se hubiera aceptado en la OEA la propuesta mexicana de especificar el uso de «todos los medios legales».

El canciller mexicano desató antes una polémica en su país al afirmar que Estados Unidos tiene «todo el derecho a tomar represalias» por los atentados, pero este jueves puntualizó también que su país no apoyará esas acciones con efectivos militares.

El uruguayo Moerzinger dijo que su gobierno apoyaría las medidas políticas y económicas previstas en el TIAR contra un estado agresor, que en este caso podrían aplicarse contra Afganistán.

Las medidas contempladas incluyen retiro de embajadores, ruptura de relaciones diplomáticas, embargos económicos e interrupción de las comunicaciones aéreas, marítimas, ferroviarias, postales y telefónicas, según el texto del TIAR.

El problema, como lo señaló el diario argentino Clarín, es que tales medidas, al igual que el uso de la fuerza militar, no tienen por ahora un «destinatario palpable», salvo que los Estados Unidos identifique a Afganistán como estado agresor.

En la eventualidad de una escalada bélica, que sume como probables aliados de Afganistán y protectores de Bin Laden a otros estados musulmanes, se ampliarían también los parámetros de esta singular aplicación del TIAR.

En este escenario, el viejo tratado de 1947 aparece en su renovada versión como un instrumento político acomodado a la guerra contra el terrorismo que se apresta a lanzar Estados Unidos.

La apuesta es controvertida, porque puede establecer un precedente que justifique intervenciones armadas en todos aquellos países, como Colombia, donde existan algunos de los 30 grupos que Estados Unidos considera terroristas. (FIN/IPS/ggr/mj/ip/01

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