Las mujeres trabajadoras de Asia deben obtener garantías de igualdad y protección a través de objetivos con plazo predeterminado sobre remuneración, empleo permanente y seguridad social, acordaron hoy gobiernos de la región.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) debe ayudar a los países asiáticos a «desarrollar programas limitados en el tiempo para lograr la igualdad de género», instaron los gobiernos en el documento final de la 13 Reunión Regional Asiática de la OIT, en Bangkok.
El documento señala la necesidad de pautas específicas para que los gobiernos trasciendan las reiteradas promesas de igualdad en el empleo y protección de las mujeres, que constituyen 40 por ciento de la fuerza de trabajo.
Se trata del primer reclamo de un plan con plazos preestablecidos para lograr la igualdad de género en el trabajo. Su adopción y aplicación colocaría a Asia por delante de Africa y América Latina en este sentido.
«La equiparación de los géneros debe ser una prioridad en la agenda sobre empleo y debe vigilarse regularmente para evaluar los progresos concretos», establece la declaración.
«Se trata de un paso fundamental, porque nunca se habían aplicado programas con plazos prefijados para alcanzar la igualdad de género en otras regiones. Asia será la primera», destacó Jyoti Tuladhar, especialista en trabajo femenino de la división de Asia meridional de la OIT.
«El esfuerzo por lograr la misma remuneración para hombres y mujeres sería un primer paso», agregó.
En Japón, las mujeres obtienen de 40 a 50 por ciento del salario de los hombres por el mismo trabajo, sea en empleos de tiempo parcial o completo. En Corea del Sur, esa proporción oscila entre 50 y 80 por ciento.
«Ya tenemos un modelo», señaló Tuladhar, en referencia a los programas limitados en el tiempo para erradicar las peores formas de trabajo infantil, adoptados desde la conferencia de Tanzania de 1999.
«Se trata de programas orientados a la acción, porque identifican un asunto de preocupación e involucran a todos los agentes involucrados para cumplir un objetivo en un período predeterminado», observó.
La campaña por una iniciativa con sensibilidad de género en la reunión regional de la OIT fue impulsada por líderes sindicales.
Halimah Yakob, subsecretaria general del Congreso Nacional de Sindicatos de Singapur, resaltó que las mujeres constituyen gran parte de la fuerza de trabajo en las zonas de exportación, la industria de la electrónica y el trabajo informal.
En la industria de la vestimenta, desde Sri Lanka hasta Filipinas, la gran mayoría de los trabajadores son mujeres.
«La mayoría tienen empleos temporales, con la consiguiente inseguridad y falta de seguridad social», explicó Yacob.
El empleo de tiempo parcial, que tiende a crecer en varias partes de Asia, también implica la carencia de beneficios laborales como seguridad social, licencia y complementos.
Las mujeres constituyen la mayoría de los «trabajadores pobres» de Asia, definidos como aquellos que no reciben por su trabajo una paga suficiente para superar la línea de pobreza, señaló Ian Chambers, director del Equipo Asesor Multidisciplinario de la OIT para Asia Oriental.
«La mayoría de ellos trabajan al menos 40 horas por semana, pero no ganan lo suficiente para satisfacer las necesidades propias y de sus familias», señaló Chambers.
«Hay pruebas claras de que las mujeres constituyen la mayoría de esos trabajadores pobres», en especial en Asia meridional y oriental, resaltó el director general de la OIT, Juan Somavía, en un informe publicado para la conferencia de Bangkok.
Las dificultades laborales de las mujeres son consecuencia de su discriminación en la educación, la capacitación y el empleo, señala el informe, titulado «Trabajo decente en Asia».
«Las diferencias salariales entre hombres y mujeres son mayores entre los trabajadores analfabetos», agrega.
Así mismo, «en muchos países, más mujeres que hombres jóvenes están desempleadas o inactivas», subraya el documento.
Sin embargo, admitió Tuladhar, hay cierto lugar para la esperanza en vista de algunas tendencias registradas luego de la crisis financiera estallada en Asia en 1997, que provocó una contracción económica de hasta 13 por ciento y despidos masivos de trabajadores, en su mayoría mujeres.
Ahora «más mujeres son empleadas en áreas antes reservadas para los hombres», como la banca y la tecnología de información, y también en empleos manuales como el de soldador u operador de máquinas, destacó.
En opinión de Tuladhar, la crisis de 1997 obligó a gobiernos y empresas a enfrentar otra realidad laboral. La fuerza de trabajo asiática no sólo se ha feminizado, sino que las mujeres han superado a los hombres en materia de flexibilidad, afirmó.
Las mujeres, para sobrevivir y ayudar a sus familias, «pudieron pasar de trabajos formales a informales, a diferencia de los hombres, que no se pudieron adaptar a la nueva situación económica luego de perder sus empleos formales», señaló. (FIN/IPS/tra- en/mmm/js/mlm/lb/01