/Integración y Desarrollo/ DESARROLLO: Banco Mundial y FMI

Cuestiones de seguridad obligaron al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional (FMI) a reducir al mínimo en tiempo y espacio su próxima asamblea anual, que se realizará el mes próximo en la capital estadounidense.

Las reuniones tendrán lugar el 29 y el 30 de septiembre, según se resolvió. El programa original era de una semana de reuniones, desde el 28 de septiembre al 4 de octubre.

Además, este año las conversaciones de ministros de economía y desarrollo de los 183 países accionistas se concentrarán en las sedes de los dos organismos multilaterales, en el centro de Washington.

La decisión está destinada a limitar las manifestaciones contra la globalización, a veces violentas, que suelen acompañar las reuniones de agencias multilaterales o gobiernos de países industrializados.

Las autoridades municipales de Washington pedirán ayuda financiera al gobierno federal de Estados Unidos para las operaciones de seguridad, incluso para la contención de las protestas previstas.

Gracias a la limitación de las reuniones, ese pedido se reducirá de 50 a 38 millones de dólares, informó Terrance Gainer, subjefe ejecutivo del Departamento de Policía Metropolitana de Washington.

«El Banco Mundial y el FMI comparten plenamente el interés del gobierno de Estados Unidos, como anfitrión de las reuniones, en garantizar todas las actividades esenciales con el menor trastorno posible para quienes viven y trabajan en Washington, D.C.», declararon en forma conjunta ambas instituciones.

«Realizaremos todas las actividades necesarias y esenciales de las reuniones anuales en esos dos días», agregaron.

Si bien la restricción de las reuniones ahorrará dinero para operaciones de seguridad, no queda claro qué efecto tendrá sobre la economía local.

Las reuniones anuales han consistido tradicionalmente en dos días de conversaciones formales sobre las políticas y los programas de ambas agencias, más cuatro o cinco días de ceremonias, seminarios y oportunidades para realizar negocios al margen de las reuniones.

Hasta ahora, se trataba de reuniones suntuosas, que involucraban flotas de limusinas, banquetes muy concurridos y salas de conferencia atestadas.

Pero el Banco y el FMI decidieron en julio cancelar los planes de reunirse en uno de los barrios más opulentos de Washington y restringir sus actividades oficiales a sus sedes, a tiro de piedra de la Casa Blanca, el Departamento de Estado y la oficina del Representante Comercial de Estados Unidos.

Desde comienzos de los años 80, sus sesiones plenarias, a las que asistían ministros de finanzas y desarrollo y presidentes de bancos centrales de todo el mundo, se celebraban en el hotel Wardman Park.

El cambio de un barrio elegante por una zona del centro, reducida pero relativamente fácil de proteger, se tomó luego de los disturbios producidos en julio en Génova, Italia, donde un manifestante contra la globalización fue muerto a tiros a un kilómetro y medio del sitio donde se reunía el Grupo de los Ocho.

La policía italiana admitió varios abusos cometidos al enfrentar a las multitudes, si bien la mayoría de los activistas se declararon pacíficos y procuraron distanciarse del «bloque negro», partidario de la violencia.

Activistas estadounidenses juzgaron que hubo una sobrereacción de la policía de Washington, que planea reforzar la fuerza local de 3.600 hombres con hasta 4.600 agentes de otras jurisdicciones, incluso federales y de la Guardia Nacional.

«Nos preparamos para una protesta pacífica, pero la policía se prepara para una protesta violenta», declaró a la prensa Adam Eidinger, uno de los organizadores de la Movilización para la Justicia Mundial.

Las autoridades estiman que habrá unos 50.000 manifestantes durante las reuniones anuales, muchos menos que los que han protestado por la guerra de Vietnam o manifestado a favor o en contra del aborto.

Están programadas protestas a favor del alivio de la deuda externa de los países más pobres y un servicio religioso con seguidores de diversas religiones.

La decisión de acortar las reuniones dejará tanto a empresas como a organizaciones de la sociedad civil menos tiempo y oportunidades para plantear sus posiciones.

Los preparativos están de acuerdo con una tendencia emergente en las conferencias de alto nivel sobre globalización económica: mayor seguridad, sitios menos accesibles y, en este caso, reuniones más breves.

Por ejemplo, tras la embarazosa interrupción de la ronda de negociaciones de la Organización Mundial del Comercio en Seattle, en 1999, a causa de las protestas, la agencia decidió realizar este año su reunión ministerial en Doha, Qatar, que tiene controles fronterizos más estrictos y escasa capacidad hotelera.

Y luego de las batallas campales producidas el mes pasado en Génova, y antes en Quebec, Canadá, durante la Cumbre de las Américas, el gobierno canadiense decidió realizar la próxima cumbre del Grupo de los Ocho en una localidad remota de las Montañas Rocallosas.

Además, los cordones de seguridad alrededor de los sitios de la reunión, que impiden el paso a cualquier persona carente de un pase oficial, son cada vez más fuertes y largos. (FIN/IPS/tra-en/aa/mlm/dv/01

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