YUGOSLAVIA: Presidente lucha por salvar restos de federación

El presidente de Yugoslavia, Vojislav Kostunica, enfrenta la peor crisis de la nueva federación a causa de la entrega de su predecesor Slobodan Milosevic a un tribunal de crímenes de guerra de la Organización de las Naciones Unidas cuya jurisdicción el ex mandatario desconoció.

La extradición de Milosevic el 28 de junio desató una gravísima crisis política en la República Federal de Yugoslavia, integrada sólo por Serbia y el pequeño Montenegro después de la separación a principios de la década pasada de Eslovenia, Croacia, Bosnia- Herzegovina y Macedonia.

Zoran Zizic, primer ministro de la federación, renunció al día siguiente junto a sus aliados en el gabinete como protesta porque el gobierno serbio dispuso la extradición en forma unilateral, eludiendo las leyes e instituciones federales. Según Zizic, fue una maniobra «inconstitucional» y «humillante».

El martes, Kostunica ya estaba inmerso en conversaciones con los principales partidos con representación parlamentaria para designar un nuevo primer ministro.

Su objetivo, como anunció el lunes, es salvar la federación y el programa de reformas políticas iniciado luego de la caída de Milosevic, el pasado octubre.

«Todos los esfuerzos tenderán a regular más las relaciones económicas exteriores de Yugoslavia y la continuidad de las reformas, en especial las económicas», además de «redefinir las relaciones entre Serbia y Montenegro», declaró el presidente.

Kostunica criticó la extradición de Milosevic, autorizada por el primer ministro serbio Zoran Djindjic, de la cual sólo fue informado una vez tomada la decisión, según trascendió.

El presidente argumentaba que Milosevic, acusado por el tribunal de La Haya de crímenes de guerra en la provincia serbia de Kosovo, debía responder primero ante su propio pueblo por otros crímenes.

Djindjic, por otra parte, consideraba la extradición «esencial para la reintegración de Serbia a la comunidad internacional» y la obtención de fondos del extranjero.

El lunes, paralelamente a la Cumbre Económica Europea, el primer ministro declaró en Salzburgo la firme intención de Serbia de incorporarse a la Unión Europea, y agregó que tal incorporación sólo podría alcanzarse mediante la ruptura con Montenegro.

«No amo tanto a Yugoslavia… como para no soportar la idea de que no exista», declaró Djindjic.

Diez años después de que la República Federal Socialista de Yugoslavia, de seis miembros, comenzara un proceso de desintegración en medio de guerras que duraron hasta mediados de los años 90, Yugoslavia quedó reducida a dos repúblicas: Serbia, con 7,5 millones de habitantes, y Montenegro, con 650.000.

Según la actual Constitución de Yugoslavia, cuando el presidente federal es serbio, como Kostunica, el primer ministro federal debe ser montenegrino, como Zizic.

«La renuncia de Zizic amenazó todo lo que la República Federal de Yugoslavia había logrado», dijo a IPS el analista político Zoran Lutovac.

«Kostunica deberá realizar un esfuerzo enorme para salvar a la federación. Tiene muy poco tiempo para resolver esto, o de lo contrario habrá nuevas elecciones», vaticinó.

La federación emergió de 10 años de aislamiento internacional el pasado octubre, cuando Milosevic fue obligado a admitir la victoria electoral de Kostunica por un levantamiento popular.

La comunidad internacional comenzó entonces a abrirse a Yugoslavia, y tras la extradición de Milosevic el pasado jueves, donantes y acreedores prometieron a Belgrado unos 1.280 millones de dólares en donaciones y préstamos para su recuperación económica.

La renuncia de Zizic debilitó de hecho a todo el gabinete federal, cuyos miembros mantendrán el cargo hasta la elección de sus sucesores, en un proceso que podría llevar hasta tres meses, según la Constitución.

Si vencido ese plazo no se forma un nuevo gobierno, entonces deberán celebrarse nuevas elecciones, una posibilidad que preocupa a muchos políticos.

Sin embargo, el analista Bratislav Grubacic opinó que una nueva elección puede ser algo positivo. De ellas «podría surgir una República Federal de Yugoslavia más sana, o bien un divorcio incruento de Serbia y Montenegro», dijo a IPS.

«La federación debe limpiar la sucia herencia de Milosevic si quiere seguir adelante», agregó. (FIN/IPS/tra-en/vpz/aa/mlm/ip/01

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