DESARROLLO: FMI señala costos de anulación de deudas

La condonación de la deuda externa de los países más pobres, que asciende a 460.000 millones de dólares, dañaría la integridad financiera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial, advirtieron los organismos multilaterales.

«Los defensores de la cancelación total de la deuda deben ser sinceros sobre los costos», señala una declaración firmada por el FMI y el Banco Mundial en alusión a la iniciativa de la alianza no gubernamental Jubileo 2000 que propugna la condonación de la deuda externa de los países más pobres.

La anulación «no solo eliminaría el programa de alivio a la pobreza, sino que desequilibraría la integridad financiera de ambos fondos», sostiene el documento.

Eliminar las deudas de una vez dificultaría la asistencia al desarrollo para los países más pobres en el futuro, porque las agencias donantes deberían anular préstamos y se verían forzadas a elevar sus tasas de interés en otros programas de ayuda, arguyeron los dos organismos multilaterales.

En consecuencia, varios donantes estarían en situación de riesgo y se verían amenazados los programas de reducción de pobreza y estímulo al crecimiento que promueve el FMI y que son financiados con contribuciones externas y préstamos.

«Para el Fondo, la cancelación total de las deudas ante la ausencia de financiación completa por los donantes bilaterales provocaría un serio daño, cambiando esencialmente su papel como ancla del sistema financiero internacional basado en el carácter renovable de sus recursos», dice el informe.

Los promotores de la cancelación de la deuda externa de los países pobres tienen buenos sentimientos, pero subestiman la realidad de la ayuda financiera al desarrollo, sostuvieron ambas instituciones.

La campaña Jubileo 2000, que reúne a organizaciones religiosas, civiles y sindicales, es apoyada por personalidades de la música popular como Bono, líder del grupo irlandés U2, y Bob Geldof, de la disuelta banda Boomtown Rats.

La deuda externa de los países de bajos ingresos asciende a 460.000 millones de dólares. Los deudores más pobres son cada vez más dependientes de los fondos de agencias de ayuda bilaterales y multilaterales «en condiciones muy favorables», aseguran éstas.

Por eso «la cancelación total de deudas podría arriesgar esos fondos y minar la confianza de los actuales o potenciales inversiones cuyos capitales son vitales para el desarrollo a largo plazo» de los países pobres, según el Banco Mundial y el FMI.

«Eso es exactamente lo contrario a lo que pasa en los mercados de capitales. Siempre que una deuda se cancela, el sector privado está más deseoso de otorgar préstamos», replicó Tim Atwater, uno de los coordinadores de la iniciativa Jubileo 2000-Estados Unidos.

«El FM y el Banco se niegan a cancelar las deudas porque no quieren renunciar a controlar las economías del Tercer Mundo», dijo Atwater en referencia a los programas de ajuste estructural o de «reducción de la pobreza» a los que deben apegarse los países que aspiran a la ayuda financiera de ambas instituciones.

Esos programas afectan a los sectores sociales más pobres de los países porque incluyen importantes condiciones que afectan a los sistemas de salud y de educación.

«En primer lugar, la concepción básica es que la asistencia proporcionada por el Banco y el FMI es buena. No se presta atención a las exigencias de dicha ayuda y a sus motivaciones, que son el verdadero problema», afirmó Soren Ambrose, de la organización Cincuenta Años Bastan, opuesta a la existencia de ambas agencias, creadas después de la segunda guerra mundial.

El debate entre ambas instituciones y sus críticos se intensificó con motivo de la próxima cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más industrializados, que discutirá la condonación de deudas entre el 20 y el 22 de julio en Génova, Italia.

Excepto Canadá, las mayores economías mundiales se niegan a la cancelación y alientan en cambio la iniciativa de alivio de la deuda para Países Pobres Muy Endeudados (HIPC) del FMI y del Banco Mundial.

Ambas instituciones crearon dos fondos separados para la reducción del endeudamiento de 41 países, en su mayoría africanos.

Según los promotores de la condonación este programa es un pobre sustituto, pues los países más pobres logran apenas un recorte promedio de 27 por ciento en el pago anual del pago de los intereses de la deuda total.

Los ministros de Finanzas del Grupo de los Siete (G-7) países más industrializados (menos Rusia) reiteraron la semana pasada su apoyo a la HIPC y señalaron que los jefes de estado y de gobierno del bloque anunciarían novedades en Génova.

Según el comunicado del FMI y del Banco, a fines de junio 23 países pobres habían alcanzado acuerdos para reducir el pago de sus intereses por valor de 34.000 millones de dólares.

«La profunda preocupación de la sociedad civil en muchos países impulsó a la comunidad internacional a actuar mediante la iniciativa HIPC», reconoce la declaración.

Pero «ahora algunos activistas reclaman una cancelación total de deudas a los países más pobres. ¿Esta es la mejor manera de asegurar recursos para atacar la pobreza y promover el desarrollo en los países de bajos ingresos?», cuestiona el comunicado.

Según las instituciones financieras, la HIPC constituye un cambio crucial, pues «por primera vez el alivio de la deuda es otorgado en un entorno transparente y amplio» y sólo se brinda «a los países que han probado su compromiso y capacidad para utilizar efectivamente los recursos».

«Esos principios reflejan el hecho de que el alivio de las deudas tiene un costo», aseguraron el FMI y el Banco.

Si las instituciones internacionales acordaran un plan de cancelación total, dijo Ambrose, esto sería claramente comprendido por potenciales donantes y agencias de ayuda públicas y privadas como un «hecho único y un gran gesto».

«Los actores de los mercados financieros comprenderían las circunstancias especiales. Y eso daría (a los países más pobres) una nueva perspectiva».

En junio los ministros de Finanzas de los países que participan en la iniciativa HIPC —Chad, Congo, Gambia, Ghana, Guinea, Guinea-Bissau, Malí, Nigeria, Santo Tomé y Príncipe, Sierra Leona, Togo, Uganda y Zambia— pidieron al FMI y al Banco Mundial «máxima flexibilidad» en las condiciones para la reducción de la deuda.

Un portavoz del Ministerio de Economía de Uganda anunció que la deuda de su país estaba en «peligro de volverse no sustentable» pese a la reducción de intereses, porque el FMI y el Banco Mundial previeron que el país pagaría con sus ingresos por exportación, pero «el precio del café, uno de los principales rubros de exportación, cayó drásticamente», dijo el funcionario.

Para Atwater, de Jubileo 2000, el rechazo a la condonación por parte de Estados Unidos y de la Unión Europea constituye una hipocresía.

En el siglo XIX, el gobierno estadounidense anuló muchos préstamos que debía a Gran Bretaña, mientras Europa jamás devolvió los fondos otorgados por Estados Unidos durante la segunda guerra mundial. «Algunos préstamos todavía figuran en los libros de contabilidad», dijo Atwater. (FIN/IPS/tra-en/ts/aa/dc/aq/if/01

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