Representantes de más de 100 países se reunirán en Bonn a partir de este lunes para discutir el futuro del Protocolo de Kyoto sobre cambio climático, y aún no se conoce la posición en la materia de Japón, que será decisiva.
La sexta conferencia de firmantes del tratado se realizará en una coyuntura crítica, ya que Estados Unidos anunció en marzo que no ratificará ese acuerdo, y la Unión Europea (UE) desea que entre en vigencia aun sin apoyo de Washington.
Tokio puede inclinar la balanza hacia uno u otro lado, y vacila entre las presiones de ambas partes.
El primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, ha señalado que su prioridad es convencer al gobierno estadounidense, principal aliado de Japón tras el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945 de que reconsidere su posición.
El protocolo, aprobado en 1997, establece que los países industrializados deben reducir su emisión de dióxido de carbono y otros gases que retienen calor en la atmósfera, señalados como responsables del recalentamiento del planeta, hasta llegar entre 2008 y 2012 a niveles 5,2 por ciento inferiores a los de 1990.
La entrada en vigencia internacional del acuerdo depende de que la ratifiquen los parlamentos de 55 países, cuyas emisiones de gases invernadero en 1990 hayan sumado por lo menos 55 por ciento del total mundial.
Estados Unidos es el mayor emisor de esos gases, y en 1990 era responsable de 36,1 por ciento del total mundial, mientras la UE emitía 24,4 por ciento, Rusia 17,4 por ciento y Japón 8,5 por ciento.
Eso significa que la ratificación por parte de la UE, Rusia y Japón determinará la entrada en vigencia del protocolo aunque Estados Unidos no lo ratifique.
El embajador japonés en Estados Unidos, Shunji Yanai, dijo el martes a periodistas en Washington que la participación estadounidense en un acuerdo será procurada por Tokio «hasta el último momento».
Altos funcionarios de la UE visitaron Tokio esta semana, y la ministra de Ambiente de Japón, Yoriko Kawaguchi, dijo que habían comprendido la posición japonesa en relación con Estados Unidos, pero también aseguró que Koizumi no propondrá enmiendas del protocolo que lo hagan más aceptable para Washington.
Sin embargo, varios medios de comunicación locales afirmaron que Kawaguchi intentará acordar cambios del acuerdo con funcionarios estadounidenses que visitarán el país este sábado.
El diario Yomiuri aseguró este viernes que las autoridades consideran la posibilidad de proponer una ampliación de los plazos para reducir la emisión de gases invernadero por parte de los países industrializados.
Otra de las opciones en estudio es instar en Bonn a los países industrializados a que presenten informes sobre sus avances hacia el cumplimiento de las metas de Kyoto.
Los críticos sostienen que esa iniciativa sólo buscaría postergar las decisiones en la materia hasta la siguiente reunión de la Organización de las Naciones Unidas sobre cambio climático, que se realizará en Marruecos en octubre.
Otros medios de comunicación apuntaron que entre las opciones consideradas por Tokio está el énfasis en el sistema internacional de «compra» de cuotas de reducción de emisión de gases invernadero.
Mediante ese sistema, los países que no logren la reducción de acordada en Kyoto pagarían a otras naciones cuya reducción exceda los objetivos establecidos en el protocolo.
Tal mecanismo, criticado por los ambientalistas, fue defendido por Estados Unidos como alternativa a la reducción de su propia emisión, antes de que el presidente George W. Bush anunciara su voluntad de no ratificar el tratado.
Bush sostuvo que el protocolo también debería imponer a los países en desarrollo una reducción de la emisión de gases invernadero, y que no estaba dispuesto a sacrificar sus planes de reactivación de la economía estadounidense para cumplir un acuerdo internacional.
Quienes especulan sobre eventuales modificaciones del protocolo en Bonn indican que los países industrializados tratarán de que naciones en desarrollo, en especial China e India, asuman compromisos de reducir su emisión de gases invernadero.
En 1990, India era responsable de 2,8 por ciento del total mundial de emisiones, y en 1999 fue responsable de casi cuatro por ciento del total mundial.
Durante las negociaciones que condujeron al protocolo, los países en desarrollo insistieron en que la responsabilidad de reducir las emisiones recayera sobre el mundo industrializado, responsable de la mayor parte de las mismas.
Kawaguchi afirmó el martes, durante la visita de funcionarios de la UE y tras una reunión con la viceprimera ministra de Suecia, Lena Hjelm-Wallen, que Japón, uno de los principales artífices del acuerdo de 1997, comparte con el bloque europeo la responsabilidad de mantenerlo vivo.
El mismo día, Koizumi y el viceprimer ministro británico, John Prescott, expresaron su compromiso de trabajar «con flexibilidad» para que el tratado entre en vigencia.
Un funcionario de la sección de recalentamiento del planeta del Ministerio de Ambiente que no quiso ser identificado dijo a IPS que lograr un entendimiento con Washington es crucial, pese a lo que diga la UE.
«Estados Unidos es el mayor contaminador del mundo, y en eso reside la importancia de que esté a bordo», opinó.
Sin embargo, Tokio pagará un alto precio en términos de imagen internacional si no respalda el protocolo, apuntó Kazue Suzuki, experta en recalentamiento del planeta de la filial japonesa de la organización no gubernamental ambientalista Greenpeace.
«No creo que Japón pueda evitar alinearse con la UE en las actuales circunstancias», comentó. (FIN/IPS/tra- eng/sk/js/mp/en/01