SALUD: Mujeres son clave en la lucha contra el sida

Las autoridades deben incluir el enfoque de género en la lucha contra el sida, de cuyo primer caso se cumplieron 20 años este mes y que desde entonces mató a 36 millones de hombres, mujeres, niños y niñas.

Cuando en junio de 1981 aparecieron los primeros casos de la enfermedad más tarde llamada sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), se creía que sólo infectaba a los hombres homosexuales.

Pero 20 años después, la imagen del sida ha cambiado, y ahora se sabe que el contagio y la muerte amenazan tanto a hombres como a mujeres, a homosexuales como a heterosexuales, a niños, a niñas y a bebés.

Ese cambio es visible en las cifras divulgadas por el Programa Conjunto de las Naciones Unidas para el VIH/SIDA (Onusida): 22 millones de personas ya han muerto por la enfermedad, mientras 36 millones son portadoras del VIH (virus de inmunodeficiencia humana) causante del sida.

Entre el 25 y el 27 de junio se llevará a cabo en Nueva York una Sesión Especial de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre VIH/SIDA. Es la primera vez que el foro mundial organiza una sesión especial dedicada a una sola enfermedad.

Las cifras también exponen la forma en que las mujeres son afectadas por la pandemia, señala Onusida.

Casi 52 por ciento de las personas que murieron el año pasado por sida eran mujeres. Estas 1,3 millones de muertes elevan a más de nueve millones la cifra total de fallecidas por sida desde que se inició la epidemia.

Las mujeres constituyen 47 por ciento (casi 17 millones) del total de portadores de VIH.

En Africa subsahariana —donde viven 24,5 millones de personas con VIH— 55 por ciento de los portadores adultos del virus son mujeres, y el contagio es cinco o seis veces superior entre las adolescentes que entre sus pares varones, afirma Onusida.

La rápida propagación de la enfermedad en la población femenina revela las deficientes estrategias gubernamentales para detener la epidemia, afirman las organizaciones que promueven los derechos de las mujeres.

Un error fundamental es considerar la enfermedad sólo como un tema de salud, ignorando así las razones de su propagación, que se basan en la desigualdad de género.

«La discriminación de género y la supresión de los derechos económicos, sociales y culturales de las mujeres contribuyen a su vulnerabilidad», sostuvo Geeta Rao Gupta, presidenta del Centro Internacional de Investigación sobre Mujeres, con sede en Washington.

Los gobiernos deben despertar a la realidad: al negar a las mujeres sus derechos, incluyendo los sexuales y reproductivos, se perpetúa la epidemia de sida, sostuvo Lydia Cacho, periodista y feminista mexicana.

«Se necesita un cambio en las políticas para detener la enfermedad. Las mujeres latinoamericanas se han contagiado porque carecen de derechos fundamentales, y esto debe ser reconocido por gobiernos y políticos», afirmó Cacho.

Esta visión es compartida por el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), que espera lograr un programa de acción sensible a la problemática de género durante la sesión especial de la ONU.

Sin embargo, durante las reuniones preparatorias de dicha sesión, los delegados de Estados Unidos bloquearon las referencias de género, según informaron funcionarios de la ONU y organizaciones de derechos humanos.

La directora ejecutiva de UNIFEM, Noeleen Heyzer, subrayó que la desigualdad de género estaba «en el corazón de la epidemia, que es hoy la mayor amenaza al desarrollo».

«Debemos considerar los desequilibrios de poder en cada medida, estrategia y programa destinados a la prevención, tratamiento y atención (de la enfermedad) si queremos enfrentar seriamente este desafío mundial», afirmó Heyzer.

«No se trata sólo de justicia social. En este caso la desigualdad de género es mortal», advirtió.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las mujeres son más vulnerables que los hombres al sida por un conjunto de razones sociales, culturales y biológicas.

En el documento «Derechos humanos, mujeres y VIH/sida», la agencia mundial de salud con sede en Ginebra sostiene que el derecho de la mujer al sexo seguro y a la autonomía de decisiones sobre sexualidad «no se respeta casi en ningún lugar» del mundo.

La OMS afirma que esto no solo afecta a las trabajadoras sexuales, sino a casi toda la población femenina. «No se espera que las mujeres discutan o tomen decisiones sobre la sexualidad, mucho menos que exijan el uso de condones o cualquier forma de protección», puntualizó la OMS.

Si las mujeres se niegan a tener relaciones sexuales o insisten con el uso del condón, corren peligro de ser violadas. «El sexo es frecuentemente coercitivo, lo cual constituye un factor de riesgo para el sida».

Por otra parte, «los hombres tienen promedialmente más parejas sexuales que las mujeres, por lo que los portadores de VIH tienen más oportunidades de trasmitir el virus a otros, y esos otros son mujeres», destacó Martin Foreman, del Instituto Panos, organización no gubernamental con sede en Londres.

Además, agregó, en Africa la pobreza empuja a las mujeres a emplear el sexo como «una forma de obtener dinero, regalos o protección».

En el aspecto psicológico las mujeres, en especial las más jóvenes, son más vulnerables, sostuvo Foreman. Existe una tendencia entre hombres de mayor edad a buscar mujeres jóvenes para mantener relaciones sexuales «a cambio de regalos».

«Entre esos hombres mayores es más alta la incidencia de VIH que entre los hombres jóvenes», informó Foreman.

Así mismo, las mujeres tienen su primer encuentro sexual a edades más tempranas que los hombres, según la portavoz de Onusida, Dominique De Santis. Y su posibilidad de contagio es mayor pues «el VIH se transmite más fácilmente de hombres a mujeres que a la inversa», precisó.

«El acceso de la población femenina al tratamiento contra el sida es más lento, si se produce, y más limitado. Los recursos familiares casi siempre son destinados al cuidado del hombre. Las mujeres, incluso cuando son portadoras, siguen encargándose del cuidado de la familia», afirma la OMS.

En muchas circunstancias las mujeres con sida sufren «violencia, negligencia en el suministro de medicamentos y servicios de salud, expulsión y ostracismo de su familia y su comunidad», agrega.

Los estudios de la OMS demuestran que las mujeres «suelen ser responsabilizadas de la propagación de la enfermedad y vistas como el vector de la infección a pesar de que la mayoría han sido contagiadas por sus compañeros o esposos».

Según De Santis, mujeres y adolescentes deben ser protegidas si se quiere detener el sida. Onusida promueve el uso de condones para hombres y mujeres y microbicidas, sustancias que eliminan o incapacitan los organismos causantes de infecciones como bacterias, virus y parásitos.

«Hay que enfrentar la debilidad social y económica de la población femenina, y el desequilibrio de poder entre hombres y mujeres, que eso es la desigualdad de géneros, para garantizar la salud de las mujeres y la protección ante el VIH». (FIN/IPS/tra-en/mmm/cr/dc/aq/he pr/01

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