La relación sentimental entre el presidente de México, Vicente Fox, y su portavoz, Martha Sahagún, entretiene a la prensa del corazón, pero también preocupa a algunos observadores que perciben en el vínculo rasgos de favoritismo.
Fox y Sahagún, dos divorciados católicos de 58 y 48 años, rehuyen las preguntas directas sobre sus relación, pero no la niegan. Ambos viven en la residencia presidencial de Los Pinos, integrada por varios edificios, pero en lugares diferentes, aclaran sus colaboradores.
La portavoz presidencial, eje del equipo de comunicación de Fox desde 1995, cuando el hoy mandatario era gobernador del estado central de Guanajuato, aseguró que cumple su trabajo con profesionalismo y ninguna interferencia.
De apariencia frágil y hablar pausado, Sahagún hace bien su trabajo «sin que otros se den plena cuenta de ello», comentó el ex secretario particular del ex presidente Ernesto Zedillo (1994- 2000), Liébano Sáenz.
«Yo tengo muy claro que mi destino, mi misión, es servir. Cómo, dónde y cuándo, no me interesa ni me preocupa. (…) El resto que se dé cuando se tenga que dar», respondió la portavoz a la revista de entretenimiento Gente, cuando se le preguntó por qué no se casa con Fox.
Sahagún, en cuya trayectoria se destacan estudios de Administración de Empresas y un curso de inglés avanzado en Irlanda, dijo que se enamoró de Fox «como suceden las cosas bellas, así, sin darte cuenta», y ésa fue la única respuesta directa sobre la relación. La entrevista se publicó en mayo.
Alineada con los nuevos tiempos de la política, y a diferencia de sus antecesores del PRI, Sahagún no adula ni amenaza a los periodistas encargados a informar sobre la Presidencia ni entra en debates con políticos opositores.
Conservadora, elegante, siempre atenta con los periodistas pero trastabillante cuando afronta preguntas difíciles, Sahagún es considerada una mujer educada y distinguida y que cumple su papel de portavoz con discreción. Pero su relación con el presidente es origen de cuestionamientos.
«Supongamos, pues, que (Sahagún) sea su novia (de Fox), ¿porqué recibiría un salario de Estado? ¿Acaso eso no se llama nepotismo?», escribió la columnista del diario Reforma Guadalupe Loaeza en una carta abierta al presidente.
Analistas, funcionarios de gobierno y periodistas comentan, lejos de reflectores y micrófonos, que Sahagún ejerce demasiada influencia en la Presidencia.
Según diversas versiones, algunos colaboradores de Fox se manifiestan incómodos ante el poder de la pareja del presidente.
Sahagún «ni es totalmente vocera, ni tampoco es primera dama. (…) Hablando de plata, señor presidente, ¿cómo quiere que consideremos a la señora, si no sabemos cuál es realmente su rol, y si usted mismo no le da su lugar?», preguntó Loaeza.
La portavoz presidencial, nacida en una familia acomodada, recibe un sueldo total, incluidas compensaciones, de más de 19.000 dólares mensuales. Fox gana unos 24.000 dólares.
Desde la campaña electoral, la portavoz aparece siempre cerca del presidente, el primero que ajeno al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 71 años.
En los siete meses de gobierno, jamás pudieron ser fotografiados o vistos en público prodigándose gestos de cariño, a pesar de sus frecuentes apariciones en los mismos ámbitos.
El trabajo habitual de Sahagún incluye presentaciones ante los periodistas, la organización de giras y mantener al equipo de la Presidencia informado y aleccionado sobre las estrategias de comunicación.
La relación sentimental entre Fox y Sahagún trascendió a los medios de comunicación, acompañada de versiones sobre un próximo matrimonio, cuando se desarrollaba la campaña electoral. El equipo político del candidato negó entonces toda veracidad a las versiones.
Sin embargo, la prensa del corazón especula ya de forma abierta sobre el próximo matrimonio. Además, circulan versiones sobre el pedido de anulación de sus matrimonios anteriores al Vaticano, para quedar en condiciones de casarse de acuerdo con el rito católico. (FIN/IPS/dc/mj/ip/01
