La cantidad de soldados, policías y guerrilleros puestos en libertad este mes por el gobierno de Colombia y las insurgentes FARC aumentó hoy a 55, en un proceso que devuelve credibilidad al diálogo de paz entre las dos partes.
Las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) liberaron este lunes a ocho soldados y policías en el central departamento de Boyacá, con los que suman 41 los agrentes de seguridad cautivos que entregan a las autoridades en cumplimiento del acuerdo humanitario.
El convenio firmado por representantes del gobierno de Andrés Pastrana y del grupo rebelde el 2 de este mes prevé el intercambio de prisioneros en mal estado de salud.
Entre los liberados figuran también 14 soldados y policías que fueron entregados este domingo a las autoridades en el departamento de Antioquia (noroeste) y 14 guerrilleros cuya excarcelación ordenó el gobierno.
Un insurgente que completaba el grupo de 15 decidió seguir en prisión, a la espera del fin de su condena a fines de este año.
El ex asesor presidencial para asuntos de seguridad Alfredo Rangel dijo a IPS que el acuerdo de intercambio de prisioneros mejoró la confianza entre el gobierno y las FARC y entre las dos partes y la opinión pública, que reclamaba resultados concretos en esta etapa de negociación.
Para Rangel, estas primeras liberaciones deben conducir a bases de compromiso sobre cese del fuego, del secuestro de civiles, del uso de armas no convencionales y del reclutamiento de menores para el combate, asuntos que integran la agenda de negociación acordada por el gobierno y las FARC.
El ex comisionado presidencial para la paz Daniel García-Peña afirmó que el intercambio de prisioneros ha sido «un paso importante para darle credibilidad» al proceso de paz iniciado hace más de dos años.
Según García-Peña, el acuerdo alcanzado es un buen precedente de aplicación del derecho internacional humanitario, que procura proteger a la población civil de los efectos del conflicto armado interno.
El acuerdo, «demuestra que sí es posible avanzar» en materia de derecho internacional humanitario, dijo Peña, quien también señaló la necesidad de lograr con urgencia avances en la agenda de negociación de 12 puntos.
Las FARC y el gobierno iniciaron el proceso de negociaciones en enero de 1999 y aún discuten el primer bloque de asuntos, relacionado con las reformas a la estructura social y económica del país.
Los escollos en el diálogo derivaron en varias ocasiones en la suspensión de las conversaciones.
La liberación de soldados y policías por parte de las FARC se convierte en «la primera consecuencia tangible del proceso de negociación», dijo Luis Villegas, presidente de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI), que reúne a los 30 principales sectores de la producción.
La búsqueda de resultados tangibles «debe ser el camino a seguir» en lo que resta de la Presidencia de Pastrana, que concluye en agosto de 2002, sostuvo Villegas.
Si el mandatario no alcanza a finalizar las negociaciones, debe «por lo menos dejar(la) consolidada», pues se trata de un compromiso asumido al comenzar su periodo de gobierno en 1998, según el empresario.
Otros analistas afirman que el intercambio de prisioneros puede ser un paso significativo para la paz, pero que este proceso en particular no está libre de riesgos y peligros.
El ex canciller Rodrigo Pardo sostuvo que el intercambio humanitario alivió el sufrimiento de las familias por la ausencia de sus seres queridos, pero agregó que se trata de un pequeño grupo.
Las FARC anunciaron que, luego del intercambio de 42 soldados y policías en mal estado de salud por los 15 guerrilleros también enfermos y presos en varias cárceles, entregaría sin condiciones un centenar de los 400 soldados que tiene prisioneros hace cerca de cuatro años.
En opinión de Pardo, si los días pasan y no hay nuevas liberaciones por parte de las FARC, no será fácil para el gobierno convencer a «una opinión pública hastiada» de las acciones de guerra de los rebeldes de que el proceso de paz puede tener éxito. (FIN/IPS/yf/mi hd ip/01
