/BOLETIN-AMBIENTE/ ENERGIA-BRASIL: Peligra la democratización de la ducha caliente

La reducción forzosa del consumo de energía en Brasil amenaza el hábito de la ducha caliente, generalizado incluso en los sectores más pobres gracias a calentadores eléctricos de bajo costo.

El gobierno puso en marcha el viernes un plan de racionamiento eléctrico para obligar a la población a ahorrar de junio a noviembre 20 por ciento de la electricidad consumida en el país, como alternativa para evitar apagones.

Las residencias y empresas que no cumplan las metas de ahorro podrán sufrir el corte del suministro. Las tarifas aumentarán 200 por ciento en el caso de los grandes consumidores residenciales que gasten más de 500 kilovatios al mes, muy poco para quienes usan muchos aparatos electrodomésticos.

Las autoridades estudian la posibilidad de elevar de 28 a 60 por ciento los impuestos pagados por la industria y el comercio de duchas eléctricas, con el fin de estimular otras fuentes de energía para calentar el agua, como el gas o el sol.

Eso causaría el despido de la mitad de los 7.000 trabajadores de las fábricas de duchas eléctricas, y afectaría también a proveedores de insumos y al comercio, advirtieron empresarios y el presidente de la central Fuerza Sindical, Paulo Pereira da Silva.

«No puedo ahora hacer esa sustitución, porque los calentadores (de agua) a gas son muy caros», comentó a IPS Edna Camille, profesora universitaria de Sao Paulo.

En Brasil se puede comprar una ducha eléctrica por seis dólares o poco más, mientras un calentador de agua a gas cuesta por lo menos 20 veces más y su uso requiere instalaciones más complejas por razones de seguridad.

Camille, que vive con su hija adolescente, considera muy difícil ahorrar 20 por ciento de su consumo eléctrico habitual, después de haberlo reducido a menos de la mitad desde el año pasado.

Después de un apagón a comienzos de 2000, resolvió desactivar la nevera, las luces no indispensables y el agua caliente para lavar la vajilla, además de usar menos la máquina de lavar ropa y la plancha.

«El racionamiento de agua en Sao Paulo (la ciudad más poblada y principal núcleo industrial de Brasil) obligará a la gente, de todas formas, a bañarse menos», ironizó la profesora.

Hay duchas eléctricas instaladas en 27 millones de hogares brasileños, que responden por entre seis y siete por ciento del consumo nacional de electricidad, calculó Augustín Woelz, dueño de la pequeña empresa Sunpower, de Sao Paulo, que inventó un calentador solar de bajo costo.

Su calentador no elimina esas duchas, sino que las aprovecha para mezclar el agua caliente con la fría y en días más fríos y nublados, explicó Woelz a IPS. Las duchas eléctricas son un factor importante de «democratización del baño caliente» en Brasil, añadió.

No se puede convertir la ducha en chivo expiatorio de la crisis energética, pues dura ocho minutos como promedio, argumentó Claudio Lorenzetti, director de la empresa que lleva su apellido, una de las mayores productoras del aparato. En cambio, los refrigeradores quedan activados todo el día, agregó.

Además, la ducha eléctrica contribuye al ahorro de agua, pues su consumo equivale a un tercio del usual para el caso de calentadores a gas o energía solar, aseguró el empresario.

En Brasil, agua significa electricidad, pues más de 90 por ciento de la generación del país procede de centrales hidroeléctricas. Esa dependencia total de los ríos es el origen de la actual crisis.

La emergencia actual se atribuye a la escasez de lluvias desde el año pasado, pero la causa básica fue la insuficiencia de inversiones para la generación y transmisión de electricidad en las últimas dos décadas, especialmente en los últimos años.

En Brasil el consumo de energía crece siempre más que el producto interno bruto, debido, entre otros factores, a la urbanización acelerada, la importancia de la economía informal y la creciente incorporación de aparatos eléctricos en los hábitos de la población, en especial los pobres.

El consumo creció más de cuatro por ciento al año entre 1995 y 2000, mientras la capacidad de generación aumentó apenas tres por ciento anual, según el Instituto de Desarrollo Estratégico del Sector Eléctrico.

Para asegurar el suministro en los últimos años, pese al desequilibrio, el sector estuvo usando en exceso el agua almacenada en los embalses. La sequía castigó la conducta arriesgada y la falta de planificación, evaluó el Instituto. (FIN/IPS/mo/mj/en dv/01

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