SALUD: El tabaco se emparenta con las drogas ilegales

El contrabando de cigarrillos y las restricciones a su consumo igualan el tabaco a las drogas ilegales, según conclusiones alcanzadas en el Día Mundial sin Tabaco.

El tabaco ha hecho un camino inverso al de algunas drogas ilegales, como la marihuana, cuya liberación es defendida por un creciente movimiento y en la práctica ya permitida o tolerada en muchos países.

La directora de la Organización Mundial de Salud (OMS), Gro Harlem Brundtland, propuso la prohibición de fumar tabaco en los locales públicos, en este día de campaña en defensa de los llamados fumadores pasivos, que aspiran el humo del ambiente.

La OMS estima que los fumadores suman 1.000 millones en el mundo, que exponen a otros 700 millones al aire contaminado por casi 5.000 substancias dañinas para la salud presentes en el humo del tabaco.

Muchos países ya impusieron medidas contra el uso de tabaco en áreas de presencia colectiva, pero por lo general son parciales ya que se prohíbe fumar en lugares específicos, como aviones o restaurantes.

Sin embargo, las restricciones van en aumento, como es el caso de la publicidad de cigarrillos que ha sido limitada a pocos medios y locales.

«Me siento cada día más paria, una fuera de la ley», se quejó a IPS Maria de Oliveira, funcionaria pública de Río de Janeiro y que fuma unos 30 cigarrillos al día.

De Oliveira, para reducir costos, compra sus cigarrillos en el mercado informal callejero que vende productos de contrabando a mitad de precio del comercio legal. Pero el cigarrillo que ella fuma es, sin embargo, producido en Brasil y presuntamente exportado.

La «exportación» es un recurso empleado para obtener la exención de los tributos internos, que representan 75 por ciento del precio final del producto.

Los cigarrillos exportados son reingresados a Brasil de contrabando, y a veces ni siquiera son llevados fuera del país.

También se venden en el mercado informal cigarrillos de marcas brasileñas falsificadas, producidos en Paraguay.

Las autoridades estiman que 30 por ciento de los cigarrillos consumidos en Brasil son ingresados de contrabando o falsificados.

El problema es mundial. Se estima que un tercio de los cigarrillos consumidos en el mundo proceden del contrabando, lo cual reduce la eficacia de la fuerte tributación como factor de inhibición del consumo y como fuente de ingresos fiscales.

La diferencia de impuestos sobre los cigarrillos entre los distintos países estimula el tráfico internacional.

China, los países que conformaban la ex Yugoslavia y Paraguay son apuntados como los grandes centros de producción o pasaje de los cigarrillos ilegales.

Esa actividad dio lugar a la aparición de organizaciones ilegales similares a las de narcotraficantes, explicó Gerard Dubois, presidente del comité francés contra el tabaquismo.

El Ministerio de Finanzas de Italia estima que ese comercio ilegal emplea a más de 20.000 personas en ese país.

Las penas contra el contrabando de cigarrillos, como es un producto de consumo legal, son más blandas que las aplicadas a los traficantes de drogas ilegales, como cocaína o marihuana.

La Unión Europea (UE) sospecha que las empresas transnacionales productoras de cigarrillos son cómplices, debido al gigantesco volumen del contrabando internacional, estimado en 350.000 millones de unidades por año.

A las autoridades de la UE no les resulta creíble que empresas bien organizadas «ignoren los niveles de comercialización de sus productos», dijo Luc Verón, vocero antifraude de la Comisión Europea (órgano ejecutivo del bloque), en una entrevista en abril al diario brasileño Folha de Sao Paulo.

Por esas razones la UE acusó de facilitar el contrabando a las firmas estadounidenses Philip Morris y RJ Reynolds ante la justicia de Estados Unidos.

Brasil, en un intento por contener el comercio ilegal, aplica desde 1999 un impuesto de 150 por ciento sobre la exportación de cigarrillos.

A partir de ese año Paraguay y Uruguay ampliaron la importación de insumos para la producción local de cigarrillos, en muchos casos con marcas brasileñas.

A raíz de ello, el gobierno brasileño decidió en octubre pasado extender el gravamen de 150 por ciento al tabaco en hojas, papel y filtros destinados a la fabricación de cigarrillos para exportar a los países vecinos.

Pero la medida unilateral provocó las protestas de Paraguay y de Uruguay, que amenazan transformar la medida en un conflicto comercial, requiriendo la intervención de un tribunal de controversias del Mercado Común del Sur (Mercosur), bloque que une a los tres países más Argentina.

Ya sea por el contrabando o por las prohibiciones, el tabaco se asemeja cada día más a las drogas ilegales que son tratadas principalmente como un problema policial.

El tabaco, acusado de provocar cuatro millones de muertes al año en el mundo, 80.000 de ellas en Brasil, afronta fuertes presiones en varias fuentes, pero su industria cuenta con los 100 millones de empleos que ofrece y un fuerte poder económico para resistir. (FIN/IPS/mo/dm/he/01

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