MEXICO: Fin de la luna de miel para Fox

Estela está decepcionada con «su amor», como llamaba hasta hace poco al presidente de México, Vicente Fox. Igual que ella, quien meses atrás se batía en discusiones con sus vecinos para defender a su amor, muchos otros retiraron ahora su apoyo al mandatario.

Fox entró en una zona de turbulencia, luego de un despegue lleno de expectativas. Capital político a la baja, proyectos frustrados, bloqueos en el Poder Legislativo, críticas a su estilo y sombras de recesión son parte de la cosecha del gobierno que asumió en diciembre.

«Si no me creen, entonces no nos arreglamos nunca», espetó Fox a un grupo de mujeres que le pidió cumplir sus promesas de campaña electoral.

«Yo voté por Fox, por que era el más guapo, pero sobre todo por que se veía amoroso con todos, tanto que lo bauticé como mi amor. Pero no funcionó, todos son infieles», señaló Estela, quien vive en una vecindad de la capital, donde 10 familias comparten baños, áreas de lavado de ropa, un patio y los accesos.

Cuando Fox estaba en campaña por la Presidencia de México, los vecinos de Estela le pedían apoyo para al candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), agrupación que en los años 80 los ayudó a conseguir la vecindad que habitan. Pero ella se mantuvo fiel a su «amor.

Sin embargo, con casi medio año de gestión, el ex directivo de Coca-Cola que asumió como primer presidente del país que no pertenece al PRI en 71 años, ya perdió el amor de Estela y de muchos otros.

Fox comenzó su gobierno con la aprobación de alrededor de 80 por ciento de los ciudadanos, según distintas encuestas, pero hoy obtiene el visto bueno de 65 por ciento, indican consultas realizadas por diarios y por la misma oficina de la Presidencia.

«El desgaste (de Fox) es natural, toda luna de miel se acaba. El héroe de la alternancia se disuelve como recuerdo», opinó el columnista del diario Reforma Jesús Silva-Herzog.

Para Ricardo Alemán, del diario El Universal, el «globo foxista se desinfló», mientras Julio Hernández, de la Jornada, advirtió que «en poquísimo tiempo y con una velocidad notable se está quedando políticamente solo el hombre que encarnó la esperanza mayoritaria de los mexicanos».

El mandatario mexicano, sin poder conformar una coalición política en el Congreso legislativo, no logró que se apruebe el proyecto de ley de derechos indígenas que apadrinó y, con ello, posibilitar que la guerrilla zapatista de Chiapas acepte retomar el diálogo de paz con el gobierno quedó archivada.

Le concedió al Ejército Zapatista de Liberación Nacional el retiro de militares del estado meridional de Chiapas y propició la libertad de presos, pero al promover la ley que quería ese grupo insurgente, ni su sector, el Partido Acción Nacional (PAN), lo apoyó.

Aunque a los guerrilleros llama amigos, igual que a sus correligionarios, sus diversos interlocutores lo critican con dureza.

El PRI, al igual que el centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática, advierte que se pondrá en pie de lucha si el modelo económico de Fox se mantiene.

El presidente propuso en abril al Congreso una reforma fiscal, cuyo objetivo es subsanar el escaso dinero que el Estado recibe por impuestos.

Es una reforma clave, sin la cual no habrá recursos para cumplir con las promesas de salud, educación y mayor justicia, señaló. Pero nadie en el Congreso secundó su proyecto y quedó relegado.

La reforma, que los últimos gobiernos del PRI prometieron realizar, pero nunca concretaron por el costo político, incluye impuestos al consumo de alimentos y medicamentos, hoy exentos, reducir otros y ampliar la base de contribuyentes.

En las últimas semanas Fox escuchó en diversos foros como trabajadores, estudiantes, amas de casa y políticos rechazaban en coro la propuesta de imponer tributos a los alimentos y medicinas.

El diario Reforma preguntó a un universo de 1.200 mexicanos a fines de abril, en la encuesta trimestral que realizada con visitas a viviendas, si hubiese votado por Fox al conocer que como presidente iba a proponer nuevos impuestos. El resultado fue la negativa a votarlo de 53 por ciento de los consultados.

«Con esto de los impuestos, mi amor se fue, ahora me da rabia con el presidente», expresó Estela.

Fox ve caer su respaldo, mientras los portavoces de su gobierno reconocen que la economía mexicana se está desacelerando. Con suerte crecerá 3,5 por ciento este año, muy por debajo del casi siete por ciento de 2000, advierten los expertos.

En campaña electoral, el ahora mandatario prometió que el crecimiento sería de siete por ciento anual.

En el primer trimestre del año se perdieron más de 150.000 empleos, tendencia que se mantendrá el resto de 2001, indican los analistas económicos.

Estos datos contradicen la promesa de Fox de crear más de un millón de empleos al año.

Los problemas económicos, que los funcionarios indican que serán enfrentados con recortes en el gasto público, se originan en el enfriamiento de la economía de Estados Unidos, donde México concentra más de 80 por ciento de su comercio.

El mandatario pide no perder las esperanzas y exhorta a los ciudadanos a tenerle confianza. No hay crisis ni la habrá, afirma en sus continuas intervenciones públicas, en las que no ha perdido su estilo informal y jocoso.

En un mensaje dirigido a mantener la confianza en México, el Fondo Monetario Internacional dijo que tiene listo un préstamo de entre 15.000 y 20.000 millones de dólares si el país lo requiere.

Pero, aunque las señales de enfriamiento económico persisten, siguen llegando a México millones de dólares en inversión extranjera, la moneda local se mantiene en una curva de revaluación y la inflación es de menos de un dígito.

Que nadie cante victorias, pues etapas de supuesta bonanza han devenido en crisis en más de una ocasión en la historia de México, advirtió Carlos Marchán, economista de la Universidad de La Salle. (FIN/IPS/dc/dm/if/01

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