GANADERIA-GRAN BRETAÑA: Caza de brujas por la fiebre aftosa

Brasil y Uruguay son los últimos de una serie de países acusados por Gran Bretaña de pasarle el virus de la fiebre aftosa, pero no hay prueba alguna de ello y el Ministerio de Agricultura debió retractarse de la inculpación.

El primer país responsabilizado fue India, aunque el «experto» que formuló la acusación nunca explicó de qué manera el virus llegó desde ese país surasiático hasta Gran Bretaña.

Luego fue el turno de China, culpada de exportar carne con aftosa para un restaurante chino en Gran Bretaña.

Posteriormente trascendió que el brote de aftosa tuvo origen en alimentos contaminados de un depósito del ejército, pero éste fue absuelto.

Esta vez es el turno de Brasil y Uruguay, aunque no existe ninguna prueba de que la carne contaminada haya procedido de alguno de esos dos países sudamericanos.

«Brasil ha exportado carne a la Unión Europea por más de 30 años, y en ese período ni un solo brote de fiebre aftosa en Europa fue identificado como originado en Brasil», protestó un portavoz de la embajada brasileña en Londres.

«Además, el actual brote en Gran Bretaña fue asociado al virus PanAsia tipo 0, una cepa que no existe en Brasil ni en ninguna otra parte del continente americano», dijo el portavoz a IPS.

De hecho, la producción de carne en Brasil es más segura que en Gran Bretaña, por contar con un extenso programa de vacunación que no existe en este país.

«Además de vacunar, Brasil vigila continuamente la introducción en su territorio de ganado o productos cárnicos que podrían estar contaminados por el virus», explicó el portavoz.

La Organización Internacional de Epizootias declaró a la región del sur de Brasil libre de aftosa tras verificar que no hubo en más de dos años un único caso de infección en el ganado sin vacunación.

Este lunes, sin embargo, el estado sureño de Río Grande del Sur comenzó a vacunar su ganado en 25 municipios fronterizos con Argentina y Uruguay, tras confirmar algunos brotes de aftosa.

Brasil y Uruguay sólo han exportado a Gran Bretaña y otros mercados europeos carne sin hueso, congelada o procesada. Este tipo de carne no ha sido asociada con ningún tipo de infección.

Una vez más, el ministro británico de Agricultura, Nick Brown, debió retractarse, o al menos desmentir a altos funcionarios de su Ministerio que esta vez apuntaron su dedo hacia Brasil y Uruguay.

«No creo que las compras del ejército sean la fuente de este brote», dijo Brown, con lo cual absolvió a Brasil y Uruguay de toda culpa.

Sin embargo, la sombra de la sospecha permanece sobre varios países. Brown sostuvo que el origen de la epidemia es carne introducida en Gran Bretaña ilegalmente, pero no aclaró de dónde «por razones jurídicas». Los diarios hablan ahora de una fuente «panasiática».

Así mismo, persisten sospechas de que la infección surgió dentro de este país.

El Ministerio de Defensa confirmó que carne procedente del campamento de entrenamiento Whitburn, cerca de Sunderland (una ciudad portuaria situada sobre el mar del Norte), fue utilizada para alimentar cerdos en una granja de Northumberland, un condado del norte de Inglaterra.

Un portavoz del ejército afirmó que la carne de desecho fue suministrada a los propietarios de esa granja, Bobby y Ronnie Waugh, quienes eran «transportistas autorizados».

Ahora, el gobierno británico intenta prohibir la introducción de carne y productos lácteos por turistas de todos los países externos a la Unión Europea. Brown señaló que este control sólo puede funcionar si se aplica en todo el bloque comercial.

Culpar a otros países no le evitó a Gran Bretaña masivas pérdidas económicas por la crisis de su industria turística. En particular los estadounidenses evitan viajar a este país, y las pérdidas por esta causa hasta ahora se estiman entre 8.000 y 12.000 millones de dólares.

Para empeorar la situación, varios ciudadanos británicos contrajeron la fiebre aftosa.

El Parque Nacional Exmoor canceló la reapertura de sus senderos debido a nuevos brotes, luego de que el primer ministro Tony Blair declarara que la batalla contra la enfermedad había sido ganada.

Cerca de 90 por ciento de los senderos de Gran Bretaña permanecen cerrados. (FIN/IPS/tra-en/ss/mn/mlm/dv-ip/01

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