El descubrimiento de que un planeta fue devorado por su estrella es un gran avance hacia la comprensión de los sistemas planetarios y el eventual hallazgo de otros planetas habitados, explicó a IPS el científico armenio Garik Israelian.
Israelian y su colega español Rafael Rebolo son autores de un artículo que publicará este jueves la revista científica Nature, en el cual se presentan pruebas de que el sistema planetario en torno a la estrella HD 82943, con por lo menos dos planetas gigantes similares a Júpiter, tuvo por lo menos otro que fue absorbido por esa estrella.
La estrella HD 82943 es similar al Sol y forma parte de la constelación de la Hidra.
La comprobación fue realizada en forma conjunta por el español Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) donde trabajan Israelian y Rebolo, y el Observatorio de Ginebra, a partir de datos obtenidos por el Observatorio Europeo del Sur, ubicado en el cerro Paranal, al norte de Chile, y considerado el mejor del mundo.
La información proporcionada por telescopios muy avanzados como el de paranal ha permitido en los últimos años importantes avances en la detección y análisis de sistemas planetarios, vital para determinar si existen otros similares al sistema solar, del cual forman parte la Tierra y Júpiter, indicó Israelian.
Hasta ahora no se ha detectado ningún sistema parecido al nuestro, que cuenta con por lo menos nueve planetas en torno al Sol, porque las técnicas disponibles no permiten identificarlos, «pero podría haber otros, y muchos, de ahí la importancia de estas investigaciones», añadió.
Observaciones realizadas durante los últimos seis años señalaron que planetas gigantes como Júpiter giran alrededor de por lo menos 60 estrellas, y que algunas de ellas son centro de sistemas formados por más de un planeta, en muchos casos con órbitas tan cercanas a su estrella como la de Mercurio alrededor del Sol.
La existencia de planetas gigantes en órbitas tan cercanas a su estrella aún no ha podido ser explicada, ya que las teorías más modernas sobre sistemas planetarios sostienen que esos planetas sólo pueden originarse a distancias mucho mayores del centro de un sistema.
Los hallazgos más recientes sugieren que planetas gigantes pudieron desplazarse desde sus órbitas originales hacia otras más próximas a su estrella, como consecuencia de fenómenos que aún no se comprenden por completo.
Israelian, Rebolo y sus colegas Nuno Santos y Michel Mayor, del Observatorio de Ginebra, detectaron un alto contenido del isótopo litio-6 en HD 82943.
Ese isótopo de litio no existe en estrellas con composición química y edad similares a las del Sol, ya que la cantidad de litio-6 presente cuando se forma una estrella es destruida con gran rapidez por reacciones nucleares internas, durante las primeras etapas de la evolución estelar.
El litio-6 se preserva, en cambio, en planetas gigantes y en las llamada «enanas marrones», cuerpos celestes de baja masa que no llegan a convertirse en planetas, porque su interior no alcanza las temperaturas necesarias para que se produzcan esas reacciones nucleares.
La investigación realizada por el IAC y el Observatorio de Ginebra es la primera en la cual se estudió la presencia de isótopos de litio para investigar posibles fenómenos de migración planetaria, señaló Rebolo.
La proporción de litio-6 en HD 82943 es similar a la observada en meteoritos de nuestro sistema solar, y eso sugiere que la existencia de ese isótopo en la estrella se debe a que uno o más planetas fueron absorbidos por ella, apuntó.
El fenómeno pudo producirse por la interacción de las fuerzas de gravedad de planetas del sistema, o de un planeta y material protoplanetario como gases, polvo o asteroides, agregó.
Tal interacción habría causado «un movimiento similar al que produce el choque de las bolas en el juego de billar», según Israelian.
El registro de isótopos de litio permitió a los científicos establecer que HD 82943 pudo haber «devorado» a un planeta gaseoso con dos o tres veces la masa de Júpiter y una composición química similar a éste, o a uno de tipo terrestre con composición química similar a la de los meteoritos del sistema solar.
«Es la primera vez que se encuentra evidencia tan directa de un fenómeno semejante, aunque desde hace unos años se habla de que algunos sistemas parecen tener planetas en órbitas que no pueden ser estables, lo cual podría conducir a que se precipitaran sobre sus estrellas o se apartaran de su sistema», dijo Rebolo.
«La caída de un planeta sobre HD 82943 debió ser un fenómeno impresionante. Para hacernos una idea, imaginemos lo que sería el impacto del cometa Shoemaker-Levy 9 sobre Júpiter, y multipliquemos la energía de ese impacto por un factor de por lo menos 100.000 millones», explicó Israelian.
La absorción del planeta por la estrella puede haber ocurrido en los últimos 5.000 millones de años, indicó.
Se calcula que el sistema solar tiene unos 4.000 millones de años de existencia.
«Nos gustaría poder estudiar la composición química de otras estrellas con planetas y contribuir a construir una teoría general para comprender mejor la formación y evolución de cualquier sistema planetario, incluido el nuestro», comentó el científico armenio.
Cuando se le preguntó si podría haber vida en otros sistemas planetarios, Israelian pensó, sonrió y contestó: «Claro que sí, podría haberla y mucha». Pero para detectarla hay que seguir investigando. (FIN/IPS/td/mp/sc/01