CHINA-ESTADOS UNIDOS: Crece tensión por caso del avión espía

El choque de un avión espía EP-3 de Estados Unidos con uno de combate chino cerca de la isla meridional china de Hainan causa crecientes tensiones entre Washington y Beijing, que habían comenzado a definir el futuro de sus relaciones tras la asunción del nuevo presidente estadounidense, George W. Bush.

La versión oficial de Beijing sobre el incidente, ocurrido el domingo, es que dos aviones de combate F-8 chinos interceptaron a la aeronave estadounidense, que realizó un aterrizaje forzoso en Hainan tras el choque, sin autorización de las autoridades. El piloto del avión chino aún no ha sido encontrado.

Según Washington, el choque ocurrió más de 50 millas náuticas (unos 90 kilómetros) al sudeste de Hainan, en espacio aéreo internacional según el criterio aceptado por la mayoría de los países, pero Beijing reclama soberanía sobre todo el Mar de China meridional, incluyendo a territorios isleños reclamados también por Brunei, Malasia, Filipinas, Taiwan y Vietnam.

Tras el incidente hubo en China una escalada de retórica beigerante por parte de medios de comunicación estatales y expresión de sentimientos antiestadounidenses, que hace difícil para Beijing resolver la cuestión en forma diplomática sin provocar protestas en el país.

Usuarios chinos de Internet, la red mundial de computadoras, acusaron a Beijing mediante mensajes de correo electrónico de actuar con debilidad, pidieron que deje de «vender el orgullo nacional» e instaron a adoptar «duras medidas» contra los 24 tripulantes del EP-3, quienes permanecen detenidos.

Otros llegaron a afirmar que ha llegado «la hora de la guerra» y que «hay que matar a los perros estadounidenses».

Los medios de comunicación estatales emplearon al comienzo una retórica moderada para referirse al incidente, pero este martes el diario China Daily, que se edita en inglés, publicó un duro editorial titulado «Las excusas de Estados Unidos muestran su debilidad».

El diario rechazó la versión estadounidense de que el choque fue «un accidente», y comparó lo ocurrido con el bombardeo en mayo de 1999 de la embajada china en Belgrado por parte de un avión de Estados Unidos, durante ataques de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra Yugoslavia.

La OTAN sostuvo que aquel bombardeo, causante de la muerte de tres periodistas chinos, fue un error debido al uso de mapas anticuados de Belgrado, confeccionados antes de que China instalara su embajada en el edificio atacado, pero los medios de comunicación estatales chinos afirmaron que fue deliberado.

«'Accidente' es al parecer la mejor y la única explicación que Washington encuentra para referirse a incidentes que pueden afectar su ya frágil reputación internacional», afirmó el China Daily.

«¿Quién puede creer que un país con la tecnología más avanzada del mundo se equivoque tanto?», preguntó.

El bombardeo de la embajada en Belgrado fue seguido por protestas callejeras en China, durante las cuales se arrojaron piedras y botellas contra sedes diplomáticas estadounidenses y británicas, y las relaciones entre Washington y Beijing empeoraron mucho.

El incidente reveló «la arrogancia estadounidense en las relaciones bilaterales», comentó el China Daily, que criticó a Estados Unidos por expresar preocupación solamente por el EP-3 y su tripulación, y apuntó que «para Washington, las vidas de sus ciudadanos son más valiosas que otras».

Beijing presentó una protesta diplomática a la embajada estadounidense en China, y afirmó que tanto la intrusión del avión espía en espacio aéreo del país como su aterrizaje sin permiso fueron «groseras violaciones» de la soberanía nacional china, según la agencia estatal de noticias Xinhua.

Las autoridades enviaron a Hainan una fuerza militar integrada por 11 barcos y 20 aviones, y el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Sun Yuxi, anunció el lunes que se llevaba a cabo un rigurosa búsqueda del piloto desaparecido.

El presidente Jiang Zemin pidió este martes que Washington asuma plena responsabilidad por el incidente y cese sus vuelos de espionaje en territorio cercano a las costas del país.

Bush había pedido el lunes que se permitiera de inmediato a funcionarios estadounidenses entrevistarse con los tripulantes del EP-3, y que Beijing devolviera el avión sin revisar la tecnología militar secreta estadounidense con la cual está equipado, pero esas demandas no fueron satisfechas.

Beijing alega que tiene pleno derecho a revisar el EP-3, pero no indicó si lo ha hecho hasta ahora.

Comentaristas políticos locales consideraron poco probable que el incidente conduzca a protestas masivas como las de 1999, pero expresaron su temor de que complique aun más las relaciones entre Beijing y Washington, en un momento muy delicado.

Bush impulsa el desarrollo del sistema de Defensa Nacional con Misiles (NMD, por su sigla en inglés), que incluye el despliegue de proyectiles antibalísticos en Asia, pese a las objeciones de Beijing, y busca fortalecer las relaciones con Corea del Sur, Japón y Taiwan, tradicionales aliados de Washington en la región.

Beijing considera que Taiwan no es un país sino una provincia china renegada que se reserva el derecho de reincorporar a su territorio, incluso por la fuerza, y la Ley de Relaciones con Taiwan estadounidense compromete a Washington desde 1979 a proporcionar a esa isla las armas necesarias para su autodefensa.

Bush debe decidir este mes si autoriza una nueva venta de armas a Taiwan que incluya buques de guerra equipados con el avanzado sistema de radar Aegis.

Beijing se ha opuesto con fuerza a esa venta, porque alega que Taiwan podría conectar ese sistema con el NMD.

El ministro de Relaciones Exteriores de China, Tang Jiaxuan, declaró en relación con ese asunto que Bush debería «sofrenar su caballo salvaje, que está al borde del precipicio».

Otros motivos recientes de tensión entre ambos países fueron la decisión de Beijing de arrestar a académicos formados en países occidentales, entre los cuales hay por lo menos uno con ciudadanía estadounidense, y la deserción de un alto oficial del Ejército chino que recibió asilo en Estados Unidos.

El choque del domingo «fue un pequeño accidente con una sola víctima, pero si Beijing no adopta una actitud dura ante Washington, correrá el riesgo de reaccones populares airadas», comentó un académico chino que no quiso ser identificado. (FIN/IPS/tra-eng/ab/ral/mp/ip/01

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