Boxeadores, diosas, músicos y mártires del movimiento de derechos civiles habitan este mes el Museo de Arte de Brooklyn, Nueva York, donde obras de 94 fotógrafos exploran la historia de los negros de Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX.
«Comprometidos con la imagen» incluye la obra de fotógrafos negros aclamados como Gordon Parks, de la revista Life, y Renee Cox, cuya obra «La última cena de Mamá Yo», que presenta a la artista simulando una figura de Jesús desnudo, la convirtió en centro de críticas de los católicos conservadores neoyorquinos.
La muestra abarca temas como política, justicia, familia, religión y Africa. En este último se incluye una notable fotografía de un muchacho de Malí que, usando una camiseta con el rostro de Bob Marley, persigue un gran globo rojo.
Jeffrey Salter contribuye con su «Timbuktu No 2», foto de una mujer llevando a su cabra por un arroyo seco, y su «Spirit Dancer» (Bailarín del espíritu), una imagen de fervor religioso.
«Mis dos fotos fueron seleccionadas de un documental sobre Timbuctu. Como se puede ver, sólo fotografío personas. Trato de capturar la belleza y los momentos de la vida que no se perciben. Yo acciono la cámara cuando los demás parpadean», explicó Salter.
«Mi inspiración, además del cielo, el aire fresco y la forma en que me sonríe una mujer, está en el pintor holandés Jan Vermeer, el fotógrafo Anthony Barboza y el poeta Langston Hughes», agregó.
Un comité integrado por Barbara Head Millstein, directora de fotografía del museo, y los tres eminentes fotógrafos negros Barboza, Beuford Smith y Orville Robertson, montó la exposición que se mantendrá hasta el 29 de este mes.
«Por más de 20 años quise organizar una exposición de fotógrafos negros que trabajan en Estados Unidos. Ahora parece no tener mucho sentido, pues se han realizado muchas», señaló Millsstein en el catálogo de la exposición, publicado por la editorial Merrell.
«Pero el objetivo ahora es celebrar que haya tantos buenos fotógrafos negros trabajando en el periodismo, la moda y otros campos. Los fotógrafos afroestadounidenses todavía no son debidamente reconocidos. Pocos tienen el renombre que merecen», agregó.
Las fotos no son contextualizadas en la exposición. La mayoría son obras de arte o comentarios sociales que necesitan poca o ninguna explicación.
Desde «Skin Deep» (1990) de Martin Dixon, una muestra perturbadora de tres cabezas rapadas de Michigan, hasta «Earth Goddess» (Diosa de la Tierra, 1997), un maravilloso retrato en blanco y negro de una mujer con un fondo multicolor a sus espaldas, los problemas tratados por los artistas son variados.
«Esas diosas predican el ideal de dignidad, orgullo y autosuficiencia de todas las mujeres», explicó Logan.
«Como artista afroestadounidense, me esfuerzo por revelar la belleza en los rostros de mi gente. Esta belleza refleja la magia y la mística de la mujer afroestadounidense», agregó.
En «World Champions», de Oggi Ogburn, las leyendas del boxeo Michael Spinks, Jersey Joe Walcott, Joe Frazier, Mohamed Alí y Sugar Ray Leonard rinden homenaje a la tumba de Joe Louis en el Cementerio Nacional de Arlington.
Ogburn también ha fotografiado a la cantante de rock Tina Turner, el arzobispo Demond Tutu, premio Nobel de la Paz, y el ex presidente estadounidense Jimmy Carter. Ahora está dedicado a «preservar la historia de la música a través de la fotografía tradicional».
Las partes oscuras del jazz son documentadas en las fotos tomadas por Hugh Bell. Una Billie Holiday de ojos ardientes en su vestuario del Carnegie Hall (1956) y un Charlie Parker apoyado en su saxofón en el Open Door Cafe (1953) se pueden ver en la exposición.
«En mi fotografía trato de ilustrar estados emocionales. La foto de Billie Holliday la muestra distraída, adicta. Los ojos de Charlie Parker están casi cerrados porque estaba exhausto», explicó Bell.
La foto «Mark Gale» (1986) de Chandra McCormack, tomada de la serie Plantaciones de Caña de Azúcar de Glendel, destaca la vida corriente, al retratar a un joven que carga cañas mientras mira con calma a la cámara. «Yo fotografío la vida diaria de los afroestadounidenses del sur», dijo McCormack.
«Trato de capturar el tema en su mejor luz, ilustrar el orgullo, la dignidad y la fortaleza de la gente. Mi objetivo es compartir con el mundo la cultura profunda de mi pueblo», agregó.
«Mark Gale» contrasta con la obra de Jeffrey Henson Scale, de fuerte humor negro. Su «American Gothic» es el dulce retrato de una familia sonriente en una sala adornada con la cabeza de un ciervo, mientras el padre de familia, cazador aficionado, muestra con orgullo su escopeta entre sus rodillas.
Algunas de las obras con tono político son las de Gordon Parks, Ernest Withers, Gene Young y Jason Miccolo Johnson.
Withers captó un momento muy emotivo en el funeral del activista por los derechos civiles Medgard Evers, realizado en Jackson, Mississippi, en 1963. En la foto, un grupo de policías enfrenta a un desafiante Martin Luther King.
La expresión de King es muy similar a la del reverendo Larry Hill entre las ruinas de la Iglesia Presbiteriana Matthews Murkland en Charlote, Carolina del Norte, registrada en una fotografía que Johnson tituló «Puedes quemar el edificio, pero no el espíritu».
Mientras, Young yuxtapone imágenes de soldados negros de la guerra civil, una choza tambaleante y un aviso de reclutamiento en el que el Tío Sam, de capucha, señala al lector y dice: «Te quiero a tí entre los caballeros blancos del Ku Klux Klan de Mississipi».
Parks aborda la raza y las clases sociales con su foto de una empleada doméstica, parada con su escoba y trapo de piso frente a una enorme bandera estadounidense.
«Mi experiencia, a pesar de que no se la deseo a nadie, me ayudó a hacer de mí lo que soy y espero ser. Entendí que el hambre, el odio y el amor son iguales donde quiera que los encuentre, y esto me ayuda a escapar del pasado que una vez me aprisionó», comentó Parks. (FIN/IPS/tra-en/ks/da/rp/aq/cr/01
