La inclusión en el nuevo gobierno de Haití de cuatro miembros de la dictadura de los Duvalier causó indignación entre muchos haitianos, aunque otros la consideraron una medida astuta del presidente Jean-Bertrand Aristide.
«Lo único que falta es que regrese el propio Jean-Claude Duvalier. ¿De qué sirvió que tanta gente diera su vida para derrocar a los dictadores si hoy están en el poder? ¿Es así como honramos la memoria de nuestros muertos?», preguntó un militante que solicitó reserva.
El nuevo gabinete, instaurado la semana pasada, incluye a un primer ministro y tres ministros que fueron destacadas figuras en la dictadura de François Duvalier (1957-1971) o de su hijo Jean Claude (1971-1986).
El régimen militar de los Duvalier fue derrocado por un alzamiento popular. Aristide, un ex sacerdote católico partidario de la Teología de la Liberación, fue elegido presidente por primera vez en diciembre de 1990, pero en septiembre de 1991 fue derrocado en un golpe militar encabezado por Raoul Cedrás.
En 1994, fue reinstaurado en el poder mediante una invasión encabezada por Estados Unidos. El pasado 7 de febrero, regresó a la presidencia tras haber ganado las elecciones de noviembre de 2000.
El nuevo primer ministro, Jean Marie Cherestal, había ocupado el mismo cargo durante la dictadura, y también fue ministro durante la primera presidencia de Aristide.
«Optamos por un gobierno abierto e inclusivo, que una y federe, y no que rechace o margine a algunos sectores de la sociedad», declaró Cherestal el jueves.
Aristide también nombró a Marc Louis Bazin, un economista que fue ministro de Finanzas de Jean Claude Duvalier, como nuevo ministro de Planeamiento.
Bazin fue el principal rival de Aristide en las elecciones de 1990 y primer ministro durante el régimen militar que lo derrocó en 1991.
El gabinete comprende a 17 ministros y cuatro secretarios de Estado. Muchas son figuras cercanas al presidente, y algunas llegaron desde el exterior.
Organizaciones populares cercanas a Aristide opinaron que la inclusión de duvalieristas en el gobierno demuestra la apertura del presidente.
Con esa medida, Aristide quiso neutralizar a la Convergencia Democrática -una alianza opositora de partidos derechistas e izquierdistas- y demostrar a la comunidad internacional que está abierto a la participación de la oposición, afirmó el ex legislador Joseph Jasmin.
Entre tanto, apenas formado el nuevo gabinete, el presidente anunció la formación de un nuevo consejo electoral para satisfacer los reclamos de la comunidad internacional, disgustada por el mal manejo de las elecciones parlamentarias y locales del 21 de mayo de 2000 por el partido Familia Lavalas de Aristide.
Una misión electoral de la Organización de Estados Americanos cuestionó el método de cálculo utilizado por el Consejo Electoral Provisional (CEP). Según esa misión, al menos 10 senadores que se postularon por el partido de Aristide en realidad no habían resultado elegidos en la primera ronda, como anunció el CEP.
El consejo electoral anunciado por Aristide incluirá al menos a tres ex duvalieristas. Uno de ellos fue miembro fundador del Partido de la Unidad Nacional, un grupo neoduvalierista.
El nuevo organismo organizará elecciones parciales al Senado, según un acuerdo bilateral de ocho puntos celebrado entre el ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, y el entonces presidente electo Aristide.
La oposición no criticó la inclusión de duvalieristas en el nuevo consejo electoral, pero continúa rechazando la validez de las elecciones del pasado mayo y reclama su total anulación y la realización de nuevas elecciones generales.
En el acuerdo entre Clinton y Aristide, éste se comprometió a corregir las irregularidades que mancharon las elecciones de mayo de 2000 y a formar un gobierno abierto con participación de la oposición.
También acordó la instalación de una misión observadora de los derechos humanos de la OEA en Haití y la aceptación por el gobierno de cualquier ciudadano haitiano que las autoridades de inmigración de Estados Unidos deporten por ingreso ilegal a ese país.
El último punto resultó sumamente polémico, dado que numerosos haitianos dependen económicamente de familiares que trabajan, en muchos casos ilegalmente, en Estados Unidos.
Haití es el país más pobre de América Latina. Ochenta por ciento de sus 7,8 millones de habitantes viven en la pobreza, y 62 por ciento están desnutridos, según un estudio de las Naciones Unidas. (FIN/IPS/tra-en/imc/sz/da/mlm/ip/01
