La decisión de la Reserva Federal (banco central) de Estados Unidos de bajar por tercera vez consecutiva en el año las tasas de interés no disipó el creciente temor de una grave recesión económica internacional por parte de los expertos.
El presidente de la Reserva, Alan Greenspan, anunció el martes una reducción de tasas de interés de medio punto porcentual, con la intención de contrarrestar las tendencias a la caída de los mercados bursátiles e impulsar la inversión.
En términos generales, el descenso de las tasas de interés hace menos lucrativo el ahorro en bancos, y aumenta el atractivo de las inversiones.
La tasa de fondos federales, cobrada en préstamos interbancarios, fue reducida de 5,5 a cinco por ciento, y llegó a su nivel más bajo desde mediados de 1999. A la vez, la tasa de descuento, cobrada por la FED en préstamos directos a bancos comerciales, fue disminuida de cinco a 4,5 por ciento.
La decisión anunciada el martes era esperada por los expertos en finanzas, y se sumó a otras dos reducciones de la tasa de interés anunciadas el 3 y el 31 de enero, cada una de ellas de medio punto porcentual.
Greenspan asumió su cargo en 1987, y desde entonces hasta el 3 de enero, la Reserva no había dispuesto una reducción de medio punto porcentual en el período de un mes.
La economía estadounidense, que es la mayor del mundo y creció en forma ininterrumpida durante los últimos 10 años, muestra desde mediados de 2000 signos de debilidad y tendencias a ingresar en un período de recesión.
La instalación de una recesión se define en términos técnicos a partir de dos trimestres consecutivos de disminución del producto interno bruto (PIB).
Durante el último trimestre del año pasado, el PIB estadounidense registró su menor crecimiento en más de cinco años, con sólo 1,1 por ciento.
«La producción industrial ha disminuido en forma ininterrumpida tras alcanzar un pico en septiembre, y desde junio se perdieron 371.000 puestos de trabajo en la industria manufacturera» destacó el presidente de la Comisión Económica Conjunta del Congreso, Jim Saxton.
Los inversores en mercados bursátiles están al borde del pánico, y en las últimas semanas volvió a caer el índice Nasdaq, que mide el valor de las acciones de compañías especializadas en tecnología avanazada y se ha reducido 60 por ciento en lo que va del año.
La Comisión Federal de Mercado Abierto, el principal grupo ejecutivo de la Reserva, anunció el martes que mantendrá un cercano seguimiento de la coyuntura económica, y opinó que aún considera a «la debilidad de la economía como la principal amenaza».
La firma de investigación y asesoramiento sobre inversiones Ned Davis Research señaló en un informe que en 12 de las 13 ocasiones en las cuales la Reserva dispuso tres reducciones consecutivas de las tasas de interés, provocó efectos de recuperación de los mercados.
Inversores en los mercados bursátiles esperaban una reducción mayor, de por lo menos tres cuartos de punto porcentual, y la reacción inmediata de esos mercados al anuncio de Greenspan fue una tendencia a la venta de acciones, que produjo un nuevo descenso en el valor de las mismas.
Sin embargo, varios especialistas señalaron que la decisión adoptada dejó abierta la posibilidad de que la Reserva disponga en el futuro inmediato una nueva reducción, si la considera necesaria.
«Hicieron lo que debían hacer. El margen de maniobra de la Reserva es escaso en una situación como la actual, y en realidad corresponde preguntarse de qué modo puede o debe un banco central apoyar a los mercados bursátiles», opinó el economista Martin Mayer, de la Institución Brookings, con sede en Washington.
Del otro lado del Océano Pacífico, el Banco Central de Japón anunció políticas monetarias más estrictas con la intención de estimular una economía debilitada durante años, que estuvo al borde de entrar en un período de recesión en el último trimestre de 2000.
El mercado bursátil japonés está en su nivel más bajo en 16 años, y el Banco Central se comprometió a llevar las tasas de interés hasta valores cercanos a cero y mantenerlas en ese nivel hasta que haya signos de reactivación económica.
Los expertos consideran muy preocupante la posibilidad de que se instalen períodos de recesión simultáneos en Estados Unidos y Japón, las dos mayores economías del mundo, que suman 46 por ciento del PIB mundial. Eso no ha ocurrido desde 1974, y las consecuencias del fenómeno en la economía mundial serían graves.
La década de crecimiento de la economía estadounidense impulso un aumento del comercio internacional, que se incrementó 12 por ciento el año pasado, pero los especialistas piensan que este año ese comercio crecerá sólo seis por ciento.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) predijo para este año un menor crecimiento del PIB mundial, que aumentó cinco por ciento en 2000 y se incrementaría sólo 3,5 o tres por ciento en 2001, muy cerca del 2,6 por ciento registrado en 1998, en el pico de la crisis financiera asiática.
La economía de México, cuyas exportaciones se dirigen en su mayor parte al mercado estadounidense, será muy afectada por la disminución del crecimiento de Estados Unidos, según el borrador de un informe sobre perspectivas económicas mundiales para la reunión de primavera (boreal) de los directores del FMI, que se realizará en abril.
El crecimiento del PIB mexicano fue siete por ciento en 2000, y los autores del informe prdijeron que este año puede reducirse a la mitad.
El Banco Interamericano de Desarrollo calculó a su vez que México perderá este año exportaciones a Estados Unidos por valor de unos 8.400 millones de dólares.
Los países más industrializados recibieron más malas noticias el fin de semana, cuando los integrantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo anunciaron una nueva reducción de su producción para contrarrestar la disminución de los precios internacionales del petróleo.
El influyente diario estadounidense The Washington Post afirmó en un editorial que uno de los actuales factores problemáticos en la economía internacional es el hecho de que el nuevo presidente de Estados Unidos, George W. Bush, no muestre «interés en asumir el liderazgo económico mundial».
«El secretario del Tesoro, Paul O'Neill, ha menospreciado al FMI y puso en dudo la utilidad de realizar una cumbre del Grupo de los Siete», que reúne a los países más poderosos, señaló.
«Los integrantes del gobierno parecen tener opiniones contrapuestas acerca de la conveniencia de que Japón devalúe su moneda para impulsar una reactivación, y no se ha comprometido en forma clara para prevenir posibles crisis en países como Argentina», agregó. (FIN/IPS/tra-eng/gm/da/mp/if/01