AMERICA LATINA: Zapatistas mexicanos alumbran lucha indígena

Los guerrilleros zapatistas redoblaron al llegar a la capital mexicana la presión por los derechos de los indígenas, un terreno en que otros grupos de América Latina los superan en experiencia y conquistas, aunque no en fama.

Liderado por el subcomandante Marcos, un mestizo que cubre su rostro con pasamontañas, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) es hoy faro de luchas indígenas en el mundo y punta de lanza contra el neoliberalismo, sostuvo Noam Chomsky, lingüista, activista e investigador social estadounidense.

Opiniones similares expresaron los escritores José Saramago de Portugal, premio Nobel de Literatura, y Manuel Vázquez Montalbán de España, quienes visitan México a propósito de la presencia de los 24 jefes del EZLN en la capital.

En ese sentido se manifestaron también en misma ciudad el cientista social Alain Touraine, la activista Danielle Mitterrand, y el dirigente campesion José Bové, los tres de Francia, así como los cantantes españoles Miguel Ríos y Joaquín Sabina.

No hay dudas de que los zapatistas están hoy en la cúspide de la fama, afirmó el analista mexicano Alfonso Zárate.

La plana mayor del EZLN ingresó el domingo a la emblemática plaza central de la capital de México, donde se ubica el palacio de gobierno, para realizar un acto ante más de 100.000 personas en que proclamaron que es el momento de reconocer los derechos de los indígenas.

Los asistentes escucharon a cuatro de los comandantes indígenas y al subcomadante Marcos, quienes explicaron que su lucha es por un conquistar un espacio social digno para los indígenas, los pobres y los marginados del país.

El momento más importante fue cuando habló Marcos, quien, como siempre, estuvo ataviado con su tradicional traje café y negro, carrilleras en el pecho, cantimplora al cinto y un intercomunicador sobre su pasamontañas.

«Es la hora de los pueblos indios, del color de la tierra, de todos los colores que abajo somos y que colores somos a pesar del color del dinero», expresó el guerrillero, en el tono poético que caracteriza sus últimos discursos.

El hecho se consideró histórico por la masiva concurrencia y el significado simbólico de la ocupación de la plaza que en 1914 recibió a los ejércitos revolucionarios de Emiliano Zapata y Pancho Villa.

Sin embargo, no tuvo punto de comparación con acciones de otras organizaciones que luchan por los derechos indígenas en América Latina, donde residen unos 45 millones de nativos.

En Ecuador, por ejemplo, una movilización indígena derrocó en enero del año pasado al entonces presidente Jamil Mahuad. Las organizaciones de nativos ecuatorianos son consideradas las más poderosas de América Latina.

En otros países, como Bolivia y Perú, grupos indígenas, liderados por personas del mismo origen, lograron en los últimos años espacio en el parlamento, y en otros, como Chile y Brasil, frenaron o modificaron proyectos de desarrollo e infraestructura.

Pero los nativos mexicanos aún no tienen espacios importantes en la política. Constituyen 10 por ciento de la población, pero no ocupan ni uno por ciento de los cargos públicos, según estudios oficiales.

México es el país donde existe el mayor número de indígenas en América Latina, con 10 millones. Pero, frente a una población total de 100 millones, son, en proporción, menos que los que viven en Bolivia, Guatemala, Ecuador y Perú.

Con un ejército paupérrimo en armas y recursos, el EZLN irrumpió en escena en enero de 1994. En un principio, su discurso no tuvo como centro lo indígena, pero con los años y la fama ubicó esa cuestión como la clave de su existencia.

Gracias a las habilidades escénicas de Marcos, sus contactos internacionales, las iniciativas políticas que presenta y su lenguaje alejado de los clichés de la izquierda, el EZLN se mantiene como un actor importante de las luchas indígenas en el mundo.

También potencia la imagen internacional de los zapatistas la importancia geopolítica de México y a las demandas que enarbola.

Igual que en otros países de América Latina, donde la mayoría de indígenas son pobres, en México ese grupo social registra los mayores índices de marginación.

El EZLN, como todas las organizaciones indígenas de la región, exige a sus gobiernos y legisladores acciones para respetar sus particularidades culturales, permitir que se desarrollen y terminar con el racismo.

Pero el grupo mexicano, con sólo combatir 12 días en 1994, ganó más fama que otros y hoy es una referencia de lucha para quienes se oponen a la globalización y al neoliberalismo en el mundo.

Las demandas de autonomía para los nativos ha tenido tal eco, que la Organización de las Naciones Unidas estudia hace más de una década una declaratoria de derechos de los pueblos indígenas.

Pero en ese foro, al igual que dentro de varios países, especialmente latinoamericanos, posiciones de gobiernos y empresarios bloquean el reconocimiento de esos derechos aduciendo que dividirán los Estados y condenará a los nativos a vivir excluidos del progreso global. (FIN/IPS/dc/mj/ip pr/01

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