El gobierno de México presentó hoy junto con representantes de América Central el plan Puebla-Panamá, una iniciativa con la que se pretende sacar de la pobreza una zona habitada por 64 millones de personas, en gran parte indígenas.
Con una inversión mexicana inicial de 42 millones de dólares, el proyecto ideado por el equipo del presidente Vicente Fox promete beneficiar a nueve estados del sur y el sureste mexicano y a seis países de América Central.
El objetivo es construir corredores carreteros y ferroviarios, gasoductos y líneas de conducción de energía eléctrica común, además de concertar programas conjuntos de comercio, turismo y desarrollo.
«El plan es una convocatoria respetuosa e incluyente para unir esfuerzos orientados a un crecimiento ordenado y sustentable que respete el medio ambiente y las legítimas formas de organización de las comunidades indígenas», dijo Fox.
Se estima que la población de América Central y el sur-sureste de México crecerá hacia 2025 a 92 millones, lo que equivaldría a cerca de la población actual de México, que es de 100 millones. La zona sufre índices homogéneos de pobreza y marginación.
Para concretar los planes, empresarios, inversionistas y representantes de los gobiernos de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá mantendrán reuniones en los próximos meses.
Los presidentes pondrán en marcha varios proyectos en junio, durante una reunión conjunta.
«Creo que esta es una iniciativa feliz e histórica porque representa (…) dos grandes compromisos: el desarrollo del sur y sureste de México» y el de los países de América Central, señaló Enrique Iglesias, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), organismo que financiará parte del proyecto.
Apoyan también el plan el BID el Banco Centroamericano de Integración Económica, la Corporación Andina de Fomento, el Banco Mundial y el Sistema de Integración Centroamericana.
A la ceremonia de presentación del plan asistieron los cancilleres de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua.
Organizaciones indígenas de México, entre ellas el guerrillero Ejército Zapatista de Liberación Nacional, sostuvieron que el proyecto Puebla-Panamá atenta contra la cultura de los nativos y que su única pretensión es entregar a esos pueblos «migajas del desarrollo capitalista y neoliberal».
En la zona del proyecto viven más de 10 millones de indígenas, que hablan unas de 35 lenguas distintas.
La fórmula más efectiva para lograr el desarrollo de la zona Puebla-Panamá es la construcción de infraestrucutra física, la capacitación de mano de obra y la creación de cadenas productivas, declaró Fox.
«Tenemos la voluntad, tenemos el compromiso, tenemos la capacidad de impulsar un proyecto de esta magnitud. Es hora de ponernos a trabajar con dedicación y profesionalismo. Estoy seguro, convencido de que los resultados serán rápidos y positivos», señaló.
Entre México y América Central están en vigentes acuerdos de libre comercio. Pero el intercambio no aumentó de forma significativa debido a los contrastes en los niveles de desarrollo y a la falta de infraestructura física que conecte los países, según el equipo de Fox.
A pesar de su vecindad, México vende a América Central sólo 0,9 por ciento de su canasta de exportaciones y compra 0,2 por ciento del total de sus importaciones.
El presidente Fox presentó el Plan Puebla-Panamá a sus pares de América Central en una gira que realizó a esa zona, antes de asumir el gobierno en diciembre.
«Este esfuerzo de integración puede sonar quimérico», declaró Fox entonces.
Cerca de 40 por ciento de la población del área vive por debajo de la línea de la pobreza, con menos de un dólar por día, según estudios de la Organización de las Naciones Unidas.
«El Plan Puebla-Panamá habrá de buscar la eliminación de desiguadades regionales a través del desarrollo sostenido, sustentable e integral para mejorar la calidad de vida de los habitantes de la región, ese es el fin último del desarrollo regional», declaró el mexicano Florencio Salazar, coordinador del Plan. (FIN/IPS/dc/mj/dv/01
