TRABAJO-VENEZUELA: Momento difícil

La suma de la persistente desocupación con una elevada informalidad marca un momento difícil para los trabajadores de Venezuela. Apenas 32 por ciento de la población económicamente activa cuenta con un empleo formal.

La situación laboral en Venezuela no mejoró el año pasado, a pesar de un crecimiento económico asociado al aumento de los precios internacionales del petróleo.

Fernando Alvarez Paz, presidente del estatal Banco Industrial de Venezuela, ubicó la generación de puestos de trabajo entre las principales prioridades económicas del país para este año.

La desocupación es «una de las tragedias más grandes que tenemos en Venezuela» y «una terrible bomba de tiempo que se puede descontrolar», dijo Alvarez Paz a mediados de este mes en un foro con empresarios venezolanos y estadounidenses.

De acuerdo con la Oficina Central de Estadística e Informática, la fuerza de trabajo del país alcanza a 10,2 millones de personas. Al cierre del año pasado, 14,1 por ciento estaban desempleadas, 1,3 puntos porcentuales menos que al cierre de 1999.

Sin embargo, la población económicamente activa aumentó poco entre un año y otro, apenas 44.000 personas, lo cual resta destaque a los logros en materia de desempleo, según el centro de análisis del privado Banco Mercantil.

«La desocupación podría ser bastante más elevada en el futuro si esta drástica reducción en el crecimiento de la población económicamente activa termina siendo transitoria», aseguró el equipo de economistas de ese banco.

Otro aspecto que marca el mercado laboral es la informalidad. Al cabo de 2000, 54 por ciento de los venezolanos en edad de trabajar se desempeñaba en el sector informal, sin contrato de trabajo ni beneficios de seguridad social, la mayoría en actividades por cuenta propia.

La informalidad «se extiende y se hace cada día más compleja sin que exista por parte del Estado una política coherente para afrontarla», según el no gubernamental Programa Venezolano de Educación y Acción en Derechos Humanos.

La informalidad está en su nivel más alto en una década. María Fernández, vendedora ambulante de una calle de Caracas, comentó a IPS que vive una difícil situación, no sólo por lo impredecible de sus ingresos por la venta de discos.

«La policía no nos deja en paz. Un día vienen y te piden plata, otro día te quieren sacar. Yo hago esto por necesidad, porque necesito el dinero para poder comer y darle de comer a mis hijos», dijo.

«El crecimiento del sector informal como alternativa frente a la recesión laboral propicia entre los desempleados una serie de nuevos oficios y ocupaciones que antes nunca se habrían planteado», aseveró Oscar Meza, experto en investigaciones sobre trabajo e ingreso.

Entre los oficios alentados por la informalidad figuran los «rematadores de caballos», que reciben apuestas hípicas, la consejería espiritual, actividades de manualidades de diverso tipo, «alquiladores» de tarjetas de teléfono y hasta «productores» de tesis universitarias.

El joven Giovanny Martínez cursó estudios universitarios y tiene experiencia en empresas de comercio y servicios, pero desde diciembre último se dedica a la venta ambulante. «Es algo temporal mientras me sale otra cosa, pero de algo hay que vivir», dijo Martínez a IPS.

El mercado formal del trabajo también tuvo cambios en la última década, según estadísticas del Banco Central de Venezuela, como la caída en la capacidad de absorción de mano de obra en los sectores primario (agricultura e hidrocarburos) y secundario (manufacturas y construcción).

En 1991, el sector primario daba empleo a 12 por ciento del total de ocupados y el secundario a 25 por ciento. El año pasado, esos porcentajes habían caído a nueve y 22 por ciento.

En la década del 90, el sector terciario creció, pues pasó de captar 61 por ciento de los ocupados a concentrar 66 por ciento.

Expertos económicos del país insistieron en los últimos meses en la necesidad de lanzar un plan oficial, amplio y con continuidad, para alentar la creación de empleos.

El gobierno creó algunos planes de empleo temporal, y por otro lado ha lanzado iniciativas como el Banco del Pueblo Soberano para financiar a microempresarios, pero la cobertura de estos programas aún dista de ser masiva.

El mayor desempleo se ubica en el sector de la construcción (23 por ciento), seguido de las instituciones financieras y seguros (13 por ciento) y por la industria manufacturera (12 por ciento).

El marcado desempleo en el sector financiero se relaciona con una crisis que vive el sector y con un reacomodamiento mediante fusiones y adquisiciones de entidades.

La desocupación en la explotación de minas e hidrocarburos descendió de 17 por ciento en 1999 a ocho por ciento en 2000. Esto, según analistas, se vincula con la situación favorable del mercado petrolero y con una serie de acuerdos con empresas transnacionales para la explotación de crudo.

A juicio de expertos, a la falta de empleos o la informalidad en la mayoría de ellos se suma la situación precaria de las remuneraciones.

«El salario real ha caído sistemáticamente desde 1980», lo cual ha llevado a que en líneas generales «todos» los venezolanos «son más pobres», calculó Roberto Briceño León, director del Laboratorio de Ciencias Sociales.

De acuerdo con el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores, en enero pasado la canasta básica de consumo, que incluye alimentación y una serie de servicios mínimos, ascendía a 921 dólares por mes.

Esto representa un déficit de 55 por ciento en relación con un ingreso familiar hipotético de dos salarios mínimos (411 dólares). (FIN/IPS/ac/mj/lb if/01

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