SALUD: Bush apoya medicamentos antisida baratos para Africa

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, decidió mantener una orden ejecutiva de su predecesor, Bill Clinton, que facilita la compra o producción en Africa de medicamentos genéricos baratos contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).

La decisión fue festejada como una gran victoria por activistas a favor de Africa y contra el sida, quienes habían ejercido presión para que esa orden ejecutiva se mantuviera, pero temían que Bush la anulara para favorecer a grandes corporaciones farmacéuticas que apoyaron con fuerza su campaña electoral.

Los medicamentos genéricos no se identifican con una marca comercial sino con el nombre de sus sustancias activas (por ejemplo, ácido acetilsalicílico en vez de Aspirina), y eso permite que se vendan a menor precio, pero las grandes firmas farmacéuticas alegan que producirlos es un acto de piratería.

Esas firmas han presentado demandas contra países como Sudáfrica por estimular la importación de medicamentos genéricos antirretrovirales, que han demostrado ser muy efectivos para frenar el desarrollo del sida en personas infectadas por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del mal.

A comienzos de esta semana, la asociación de Investigadores y Productores Farmacéuticos de Estados Unidos (PHARMA) señaló en una declaración que el gobierno de Bush no se proponía «cambiar la actual política de flexibilidad» en la materia.

La PHARMA acotó que de todos modos espera que el representante de Comercio de Estados Unidos, Robert Zoellick, apoye las acciones de la industria para que otros países cumplan normas internacionales sobre propiedad intelectual.

«Los esfuerzos de Washington para apoyar a países que desarrollan programas serios de prevención y tratamiento de esa horrible enfermedad (el sida)», deberían ser «coherentes con el esfuerzo para proteger la inversión estadounidense», añadió.

«Ha sido una importante victoria. Esto demuestra que no es posible ignorarnos», comentó Salih Booker, director del Centro de Información sobre Política Africana, una organización que estuvo a la vanguardia de las presiones para que se mantuviera la orden ejecutiva de Clinton.

Desde que comenzaron a registrarse casos de VIH/sida, a mediados de los años 80, el mal se ha propagado en especial en Africa subsahariana, y en algunas áreas de esa región su impacto es comparable con el de la llamada «peste negra», una variedad de peste bubónica que diezmó a la población europea en el siglo XIV.

Casi 70 por ciento de los 36 millones de personas infectadas por el VIH viven en Africa subsahariana, donde uno de cada tres adultos es víctima del mal en algunas áreas, según datos de la Organización de las Naciones Unidas.

El VIH/sida afecta a personas en la etapa más productiva de su vida laboral, y la epidemia empeora las perspectivas de desarrollo de algunos de los países más pobres del mundo, que además carecen de recursos para brindar seguridad social a millones de niños y niñas a quienes el mal dejó huérfanos.

Hasta hace unos 10 años, la infección con VIH equivalía a una condena a muerte en cualquier país del mundo. Pero luego se desarrolló el tratamiento con medicamentos antirretrovirales, que inhiben el desarrollo del sida y transforman al mal en una enfermedad crónica, pero no todos pueden pagarlos.

En Estados Unidos, el tratamiento mediante medicamentos antirretrovirales de marca registrada cuesta entre 10.000 y 15.000 dólares por año, aunque el costo de producción de esos medicamentos es muy inferior, y gran parte de la población de Africa subsahariana gana menos de un dólar por día.

En Brasil, que autorizó en 1996 mediante una ley la producción nacional de medicamentos genéricos antirretrovirales, el precio de costo de un tratamiento con esos medicamentos es en la actualidad unos 3.000 dólares por paciente y por año, y se considera posible reducirlo a 700 dólares por paciente y por año.

La combinación de la producción local de medicamentos genéricos, el aporte de tratamiento gratuito a pacientes pobres por parte del gobierno y un intenso program de prevención determinó que la cantidad de muertes por sida en Brasil se redujera a la mitad durante los últimos tres años.

Además, el tiempo de permanencia de los pacientes en hospitales se redujo en promedio 75 por ciento durante el mismo período, con obvios beneficios para las personas afectadas y ahorros gubernamentales en salud pública por valor de decenas de millones de dólares.

En India, un gran productor de medicamentos antirretrovirales genéricos, el costo de producción de ese tratamiento es en la actualidad sólo unos 600 dólares anuales por paciente.

Dos firmas farmacéuticas indias ofrecieron en las últimas semanas vender esos medicamentosa a organizaciones no gubernamentales que luchan contra el sida en Africa subsahariana con importantes descuentos, que llevarían el precio del tratamiento cueste 350 dólares anuales por paciente.

Las grandes firmas farmacéuticas propietarias de marcas de medicamentos antirretrovirales admiten que el mundo necesita en forma urgente tratamientos baratos contra el sida, pero arguyen que Brasil, India y otros productores de medicamentos genéricos, entre ellos Tailandia, violan normas internacionales de propiedad intelectual.

Esas compañías han presionado a los gobiernos de los países en los cuales tienen sede para que ejerzan presión diplomática contra las naciones productoras de medicamentos genéricos, entre otras cosas mediante la amenaza de sanciones comerciales y denuncias ante la Organización Mundial del Comercio.

Hasta el año pasado, Washington adoptó la conducta deseada por las grandes firmas farmacéuticas, pero luego, bajo presión de activistas, Clinton dictó una orden ejecutiva que prohíbe a las agencias gubernamentales estadounidenses cualquier acción contra la compra o producción de medicamentos genéricos por parte de países africanos.

Esa orden puede ser anulada o modificada por Bush, y muchos activistas temían que así ocurriera, porque el nuevo presidente recibió grandes contribuciones electorales de las corporaciones farmacéuticas, y afirmó durante su campaña que Africa no es una prioridad para Estados Unidos.

Esos temores habían aumentado cuando Bush decidió, poco después de asumir la presidencia el 20 de enero, eliminar una oficina especial de la Casa Blanca para el sida, creada por Clinton.

Sin embargo, varios integrantes del nuevo gobierno abogaron por el mantenimiento de la orden ejecutiva de Clinton.

Asesores políticos de Bush alegaron que la anulación de esa orden sería vista como un incumplimiento de la política de «conservadurismo compasivo» que prometió el actual presidente durante su campaña, e implicaría dar una bofetada a fuertes grupos de presión de la comunidad afroestadounidense.

El afroestadounidense secretario de Estado de Bush, Colin Powell, defendió la orden ejecutiva de Clinton a comienzos de este mes, durante una entrevista transmitida por televisión a todo el país en la cual indicó que coincidía con el anterior gobierno en la definición del sida como «una cuestión de seguridad nacional».

«Haré todo lo que pueda para que se mantenga el apoyo a la lucha contra la pandemia, y pienso que todos debemos aumentar nuestra contribución a esa lucha», añadió. (FIN/IPS/tra- eng/jl/da/mp/he ip/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe