Cada vez más mujeres optan en China por casarse tarde, quedar solteras, vivir solas o adoptar nuevas formas de relación como la «pareja de fin de semana».
La tendencia fue constatada por una investigación efectuada por el Centro de Estudios de Población en Shanghai, la mayor ciudad de China, donde menos de 100.000 parejas se casaron en Shanghai en 1997, mucho menos que las 120.000 de 1990 y que las 180.000 de 1980.
El estudio demostró también que las mujeres sin esposo constituyen la mayoría de las personas que viven solas en la ciudad. Alrededor de 70 por ciento de los socios de clubes de solteros en Shanghai son mujeres.
Para algunas mujeres, vivir solas es una ventaja. «Mi vida sin un marido está lejos de ser dura y solitaria. Tengo ventajas, porque no debo hacer demasiadas tareas domésticas», aseguró Ding Xiaoyan, una divorciada de 44 años que es vicepresidenta del Hospital Chaoyang de Medicina China Tradicional, en Beijing.
Ding tuvo un matrimonio infeliz que terminó 10 años atrás, poco después de cumplir el quinto aniversario. Eso le dio tiempo para dedicar a su propia vida y a su carrera. Estuvo 11 años a cargo del área de ancianos del hospital.
«El mayor temor de los ancianos es el de ser descartados por la sociedad. Yo trato de hacerles saber que todavía son valiosos. Tuve experiencias dolorosas y quiero ayudar a los que están deprimidos», dijo. Cada fin de semana Ding llama por teléfono a la familia de sus pacientes.
Pero eso no hubiera sido posible, así como sus avances profesionales, si no se hubiera divorciado. Cuando se le pregunta si volvería a casarse, responde que no tiene planes. «Lo que deba ser, será. No me preocupo por el mañana y no me gusta hablar del ayer. Lo que observo más que nada es el presente», dijo.
Por suerte para las mujeres chinas que optan por la vivir solas, esta condición es más aceptada hoy que en el pasado. Pocos se preguntan hoy por qué no están casadas.
Sin embargo, hace una década «todavía acostumbraban a usar la palabra 'solterona' si una llegaba a cierta edad y todavía no había pescado un hombre», apuntó Ping Chen, soltera de 46 años, que trabaja como editora en un diario.
«Yo creo que ahora es una elección y las mujeres no tienen que definirse a sí mismas por estar con un hombre. Yo estoy entrando en la edad donde ya no podré tener hijos y eso hace que me pregunte para qué preocuparme del matrimonio», dijo Ping.
Otras normas sociales tambien están cambiando para dar más espacio a parejas que no desean casarse y a «parejas de fin de semana», que viven separados.
El 4 de febrero, día de San Valentín, algunos hoteles de Beijing ofrecieron descuentos a las parejas. «Ya no se necesita mentir diciendo que están casados cuando una pareja toma una habitación en un hotel por una noche», apuntó un conserje.
Las parejas de fin de semana abarcan una vasta gama de edades, desde jóvenes deseosos de mantener su libertad individual hasta relaciones estables entre personas de mediana edad o maduras que peinan canas.
Su Li, que trabaja en una compañía informática, ha adoptado esa modalidad de relación. Conoció a su pareja en la universidad.
«Las mujeres suelen basar su amor sobre la imaginación, modosa e irreal. Eso es demasiado frágil para resistir la erosión de la vida diaria. Es por eso que hoy una porción considerable de mujeres casadas están insatisfechas por la vida matrimonial. Yo no quiero seguir su ejemplo», manifestó Su.
Como la sociedad china muestra mayor tolerancia hacia la soltería o las parejas de fin de semana, tambien la privacidad y los derechos humanos son más respetados, dijo Li Yinhe, una socióloga cuyo marido murió hace cuatro años.
Li, que trabaja en la Academia de Ciencias Sociales, señaló que la mayoría de las parejas de fin de semana eligen serlo con la esperanza de lograr libertad e independencia, apartándose de la noción típica de cohabitación marital y relaciones sexuales.
Li agregó que las personas pueden elegir una forma de pareja más apta y conveniente a sus necesidades personales. (FIN/IPS/trad- eng/wy/sp/ego/mj/hd pr/01
