El subcomandante Marcos, líder enmascarado de la guerrilla zapatista, se juega su futuro en la marcha indígena hacia la capital de México que comenzará este sábado y que también podría determinar la revelación de su identidad.
Queremos la paz, «dejar de ser lo que somos, queremos mostrar nuestras caras», declaró antes de iniciar su viaje el líder guerrillero, identificado por los servicios de inteligencia como Rafael Sebastián Guillén, nacido en 1957 en el puerto de Tampico, en el Golfo de México, en una familia católica de clase media,
Pero Marcos, quien es el zapatismo «dentro o fuera del país, para bien o para mal», según la analista Denise Dresser, niega ser Guillén y asegura que odia la fama, aunque desde 1994 se mantiene en el primer plano y hoy lo refrenda con su viaje a la capital y múltiples declaraciones y apariciones públicas previas.
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) tiene en Marcos a un portavoz con dotes de escritor y humorista, además de políglota y estratega de los medios de comunicación.
La plana mayor del EZLN, integrada por 23 comandantes indígenas y el subcomandante Marcos, el único mestizo, inicia el sábado en el sureño estado de Chiapas un periplo por 12 estados del país, que culminará en la capital el 11 de marzo.
En un comunicado emitido este miércoles en Chiapas, Marcos acusó al gobierno de Vicente Fox de oponerse a la iniciativa política pacífica que representa la marcha y poner en peligro el incipiente proceso de paz, pues el mandatario habría bloqueado la posibilidad de que la Cruz Roja proteja el recorrido.
El Comité Internacional de la Cruz Roja, que en el pasado acompañó movimientos de jefes guerrilleros dentro de Chiapas, indicó el martes que no aceptaba el nuevo pedido del EZLN, pues las condiciones para su apoyo no están dadas y la petición no se basa en los principios del derecho internacional humanitario.
No obstante el tono fuerte del último comunicado de Marcos y sus acusaciones, los observadores locales sostienen que la reanudación del diálogo de paz está más cerca hoy que nunca antes, desde la irrupción del EZLN en enero de 1994.
Los representantes del EZLN, que sólo combatió 12 días en 1994 y dice no buscar el poder ni el socialismo, visitarán la capital desarmados y con sus tradicionales pasamontañas.
El objetivo consiste en pedir al Congreso que apruebe una ley de derechos indígenas y al gobierno que atienda sus demandas para volver al diálogo, roto en 1996 con el presidente Ernesto Zedillo (1994-2000), el último del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que mantuvo el poder durante 71 años.
Portavoces del gobierno de Fox, que en menos de tres meses de gestión atendió varias demandas del EZLN, como el retiro de destacamentos militares de Chiapas, excarcelación de zapatistas y la presentación al Congreso del proyecto de ley indígena, aseguraron que la marcha es bienvenida.
Observadores extranjeros, seguidores del EZLN y hasta miembros de una comisión de intermediación del Congreso acompañarán la marcha hacia la capital, que se realizará en autobuses con varias paradas para celebrar mítines y reuniones con grupos indígenas, políticos y de la sociedad civil.
Si luego de la marcha se establecen las negociaciones y se firma la paz, los miembros del EZLN volverán a la vida normal, a cultivar la tierra, no queremos hacer política electoral, manifestó Marcos.
Según informes de inteligencia, alimentados por declaraciones del ex comandante Daniel, a quien el EZLN considera un desertor, Marcos es licenciado en filosofía por una universidad estatal y ex profesor universitario.
El líder guerrillero llegó a mediados de los años 80 a las selvas de Chiapas junto a un grupo de jóvenes miembros de las desaparecidas Fuerzas de Liberación Nacional, de corte marxista, y lideró la creación del EZLN, un grupo mal armado y pequeño.
Sin embargo, en el levantamiento y en todos sus comunicados el EZLN asegura que no es marxista y sólo busca la democratización y la justicia para México. Con la vida y cultura de los indígenas, «los jóvenes que soñábamos con una revolución, cambiamos nuestras ideas políticas y aprendimos mucho», declaró Marcos.
«Lo que quisiera hacer (en el futuro), en el síntoma de normalidad, es poder ir a una tienda y comprarle un vestido a mi mujer, sin que pasara nada. Ese poder hacerlo significa para nosotros, para mi en lo personal, que ya caímos del otro lado, que ya cumplimos», expresó el dirigente guerrillero.
Pero ese futuro no parece tan simple. Pocos se imaginan a Marcos, que se transformó en un ícono de los movimientos de izquierda de varias partes del mundo y hasta en símbolo sexual, sacándose el pasamontañas y haciendo una vida normal, sin participar en política, opinó el analista Raymundo Riva Palacio.
El guerrillero más famoso del EZLN, que no es indígena pero que asegura hablar varias de sus lenguas, además de inglés y un poco de francés, cautivó al mundo con su discurso alejado de los lugares comunes de la izquierda y sus iniciativas de movilización social.
La marcha a la capital y el regreso de Marcos a las primeras planas de los diarios desencadenó una serie de calificativos positivos hacia el líder guerrillero, como el que lo señala como la conciencia moral de los pobres, pero también negativos.
«Con la marcha a la capital, Marcos quiere hacer un show, si se sacara el pasamontañas se vería que es un pobre diablo cualquiera», expresó el obispo católico Onésimo Cepeda.
Salomón Salgado, diputado en el estado central de Morelos por el gobernante Partido Acción Nacional (PAN), llamó a Marcos «maricón» (homosexual) y le advirtió que la marcha será recibida por brigadas de ajusticiamiento.
Otro miembro del PAN, Ignacio Loyola, gobernador del central estado de Queretaro, por donde también pasará la marcha del EZLN, calificó de cobarde al líder guerrillero y dijo que merece la pena de muerte.
«A quienes no ven con agrado la marcha de los zapatistas, yo les he dicho que hay que respetarla, porque compartimos su reivindicación indígena y porque tras ella tendrá que lograrse esa paz que hemos ansiado por tanto tiempo», declaró Fox. (FIN/IPS/dc/ag/ip/01
