INDIA: La encrucijada de Vajpayee en Cachemira

El primer ministro de India, Atal Bihari Vjapaee, debe decidir si extenderá el cese del fuego en Cachemira o si reanudará los combates contra los rebeldes en la conflictiva provincia norteña.

Esa decisión, a una semana de que llegue a su fin la tregua con los rebeldes, es ahora más difícil que antes, coincidieron analistas.

La última extensión de la tregua, a fines de enero, motivó una serie de elogios al gobierno, pero esta vez Nueva Delhi es acusada de desperdiciar la buena voluntad que generó este momento de paz.

Un enfrentamiento a mediados de este mes entre soldados indios y una multitud de civiles cachemiros que realizaban una protesta puso al gobierno de Vajpayee a la defensiva.

El cese del fuego por un mes fue anunciado por Vajpayee cuando comenzó el mes sagrado de Ramadán, en noviembre, y fue extendido luego dos veces más, en diciembre y en enero. La última extensión de la tregua terminará el lunes 26.

Más de 35.000 personas han muerto en el conflicto con los separatistas de Cachemira en la última década. Nueva Delhi acusa a Pakistán de entrenar y proveer de armas a los insurgentes, mientras Islamabad acusa a las fuerzas de seguridad indias de violar los derechos humanos.

Estas dos naciones del sur de Asia, ambas poseedoras de armas nucleares, pelearon dos guerras por el control de Cachemira desde que la provincia se unió a India cuando los británicos abandonaron este país en 1947. Pakistán administra un tercio de Cachemira.

Analistas criticaron con dureza al gobierno por el enfrentamiento con los civiles en los estados de Jammu y Cachemira, que terminó con siete muertos.

«El cese del fuego dispuesto por Vajpayee está en peligro de perder dirección, y es una lástima, pues había logrado mucho», señaló este martes el periódico Times of India.

El diario destacó que la tregua había creado buena voluntad en los cachemiros y mejorado la imagen de India ante la comunidad internacional.

«Pero jamás puede justificarse un ataque contra una multitud de civiles y menos aun cuando existe una tregua en proceso. Las fuerzas de seguridad actuaron en forma imprudente en un momento que era necesario mostrar tacto y moderación», agregó.

Por su parte, el influyente periódico The Hindu coincidió con este punto en su editorial de este martes.

«La insensibilidad mostrada por las fuerzas de seguridad para tratar con los manifestantes… afectó seriamente la atmósfera en Jammu y Cachemira», señaló.

«Es notorio que la represión llevada a cabo por el personal de seguridad es una de las principales causas de la antipatía que provoca el gobierno entre la población», observó The Hindu.

«Era imprescindible que durante la tregua las fuerzas de seguridad desplegadas en Cachemira se ajustaran estricamente a las reglas de la ley, pues su imagen ante la población estaba cambiando», agregó. Analistas políticos coincidieron con esta posición.

Vajpayee suspendió una reunión con su gabinete prevista para el fin de semana pasado para decidir sobre la extensión o no del cese del fuego, debido a las diferencias planteadas entre los principales líderes del gobierno.

La última extensión de la tregua también fue precedida por un debate entre los partidiarios y opositores de la medida. Estos últimos argumentaban que el cese del fuego no contribuiría a lograr la paz definitiva.

Sostenían que para los separatistas es más fácil consolidarse si las fuerzas de seguridad indias suspenden los ataques y las operaciones preventivas.

Sin embargo, los que están a favor de la extensión señalan que la tregua sirvió para que Pakistán anunciara una política de «máxima moderación» en toda la Línea de Control, que divide a la Cachemira india con la paquistaní.

La tregua favoreció a que disminuyeran en forma drástica los enfrentamientos fronterizos e incluso motivó una ruptura dentro del propio movimiento separatista, según informes de prensa.

El gobierno de Vajpayee fue criticado también por no aprovechar el cese del fuego para reactivar el diálogo con Pakistán. Las conversaciones fueron suspendidas desde que efectivos paquistaníes cruzaran la Línea de Control en 1999.

El presidente de India, K.R. Narayanan, dijo el lunes al Parlamento que el gobierno estaba dispuesto a dialogar con «cualquier grupo de Cachemira que abjure de la violencia».

Pero dijo ante legisladores que aún no cesaba el «terrorismo en la frontera y la propaganda contra la India, que se origina en territorio paquistaní».

Por otra parte, la renuencia de Nueva Delhi a garantizar un permiso de viaje a todos los líderes políticos moderados separatistas de Cachemira, agrupados en la Conferencia Hurriyat de Todos los Partidos, es vista como otro obstáculo para la paz.

Nueva Delhi permitió por primera vez el viaje de líderes de Hurriyat a Pakistán, en el marco de una política de Vajpayee de encontrar nuevos caminos de acercamiento con los separatistas.

Los políticos se entrevistarán con otros grupos militantes cachemiros con sede en Pakistán y con el gobernante de ese país, Pervez Musharraf.

Pero el ministro del Interior, L.K. Advani, negó el permiso de viaje para dos líderes de Hurriyat que proponían la unión de la provincia con Pakistán. (FIN/IPS/tra-en/mu/rp/ip/01

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